miércoles, 31 de octubre de 2012

DÍA 1 DE NOVIEMBRE. SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS



Mañana, día 1 de noviembre, celebramos los católicos la solemnidad de Todos los Santos. Los orígenes de esta fiesta los encontramos en la Iglesia Oriental y fue hacia el año 609-610 cuando Bonifacio IV la impuso en Roma. El motivo fue el cambio del Panteón Romano, monumento pagano en homenaje a todos los dioses del Imperio, a templo dedicado a la Virgen y a todos los mártires.



El 13 de mayo, fecha de la consagración de la nueva Iglesia, fue la fecha elegida para, desde entonces, celebrar la memoria del triunfo de los santos, llegando a ser fiesta fija anual.
Un teólogo celta de la corte carolinga, Alcuino de York (735-804), fue, quizá, el gran promotor de la difusión de la solemnidad de Todos los Santos en la diócesis de Roma. Y al ser de origen celta, posiblemente fuera él quien influyera en su cambio al 1 de noviembre, ya que -como es sabido- los celtas celebraban el primero de noviembre la llegada del invierno, antecedente del actual Hallowen.
Sería el papa Gregorio IV, quien, en el año 835, pasó definitivamente la solemnidad de Todos los Santos al uno de noviembre, extendiendo su culto a todo el imperio.
EVANGELIO DE LA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS:



Mt 5,1-12a: Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.


En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sen­tó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
-«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.

Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.

Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.


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