miércoles, 10 de diciembre de 2014

11 DICIEMBRE: IN MEMORIAM

 
 
 

 
 
Déjame, Señor, así;
déjame que en ti me muera,
mientras la brisa en la era
dora el tamo que yo fui.

Déjame que dé de mí
el grano limpio, y que fuera,
en un montón, toda entera,
caiga el alma para ti.

Déjame, cristal, infancia,
tarde seca, sol violento,
crujir de trigo en sazón.

Coge, Señor, mi abundancia,
mientras se queda en el viento
el olor del corazón.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

sábado, 22 de noviembre de 2014

HOMENAJE A LOS POPULARES 2014 DEL HOGAR DE ÁVILA EN ALCALÁ DE HENARES (III)


En el Restaurante Oliver's de Alcalá de Henares tuvo lugar, como en años anteriores, la CENA-HOMENAJE a los galardonados como "POPULARES 2014", por el Hogar de Ávila en Alcalá de Henares.
Placas conmemorativas del galardón "Populares 2014"

PRIMER GALARDONADO "POPULAR 2014": EL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LA VILLA DE MOMBELTRÁN.
Entre Alcaldes
    El presentador, don Gerardo Azañedo Sanz expuso los motivos por los que este año se había designado, entre las Instituciones, al Ayuntamiento de Mombeltrán, como Popular 2014. Significó, don Gerardo,  los muchos méritos por los que históricamente la ilustre Villa se había hecho acreedora a este reconocimiento, resaltando sus monumentos, dignos de ser visitados, el Castillo, la Iglesia Parroquial, la Cruz del Rollo, etc.
Placa de reconocimiento



El Alcalde de Alcalá de Henares entregó el galardón a su colega de la mencionada Corporación
Municipal "barranqueña", quien, en nombre de sus paisanos y en el suyo propio, agradeció al Hogar de Avila en Alcalá de Henares el apreciado galardón.

















Alcalde de La Villa de Mombeltrán


SEGUNDO GALARDONADO "POPULAR 2014": DON JULIÁN MARTÍN ABAD.



La Presidenta del Hogar de Avila tras la entrega de la placa

Julián Martín Abad ha desarrollado la mayor parte de su carrera técnica en la Biblioteca Nacional de España, aunando el caracter humanista y erudito del bibliotecario tradicional con su vocación de investigador del libro antiguo. Su amplia bibliografía es fiel reflejo de su rigor científico y de su autoridad en el libro impreso español. 

El abulense Martín Abad (San Bartolomé de Pinares, 1946) es Doctor en Filología Hispánica, por la Universidad Complutense de Madrid. Con sabias palabras agradeció el galardón que le entregó doña Regina Alonso, Presidenta del Hogar de Avila en Alcalá de Henares.
Agradeciendo el galardón





Insigne incunabulista, que entre los muchísimos trabajos que había realizado a lo largo de su vida profesional se halla el descubrimiento en Alcalá de Henares y ordenación de un incunable de Miguel de Cervantes.









TERCER GALARDONADO "POPULAR 2014": DOÑA MARÍA EVA BERMEJO SÁNCHEZ.
Recibiendo el galardón
De manos de Cati Bermejo, Secretaria del Hogar de Avila, recibió la Dra. Bermejo Sánchez el premio a su labor científica como titular en el Instituto de Salud Carlos III de Madrid. Ella, junto con un equipo de eminentes y preparadísimos colaboradores, ponen todo su esfuerzo en el estudio de las llamadas "enfermedades raras". Apuntaremos aquí una breve reseña de su amplísimo curriculum:

- Científico Titular del Instituto de Investigación de Enfermedades Raras (IIER) (Instituto de Salud Carlos III) / 
- Responsable de la Sección de Epidemiología del CIAC (Centro de Investigación sobre Anomalías Congénitas) y Coordinadora del ECEMC (Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas) 
- Investigadora Adscrita en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER) desde 2007 / A
- Vicepresidenta del Comité Ejecutivo del International Clearinghouse for Birth Defects Surveillance and Research (ICBDSR) 


CUARTO GALARDÓN "POPULAR 2014": DON JUAN MANUEL MORENO BLÁZQUEZ.


La Presidenta le entra el premio
Nuevamente fue la Presidenta del Hogar de Ávila quien entregó a su convecino, Juan Manuel Moreno Blázquez, el premio "Popular 2014" como reconocimiento por sus muchos méritos. Moreno Blázquez fue Presidente del Hogar de Avila en Alcalá once años, durante el período 1999 a 2010.




Feliz



Este abulense que inició sus estudios en el Colegio Menor Arturo Duperier de Ávila, vino a convertirse con el tiempo en uno de los más sólidos empresarios de la Ciudad complutense, en el mundo inmobiliario, disfrutó con su familia que le acompañó al evento, del galardón concedido.

QUINTO GALARDÓN "POPULAR 2014": HOTEL PALACIO DE LOS VELADA. AVILA.








De manos del Vicepresidente del Hogar de Avila, don Angel Meneses, recibió el premio el actual Director del Hotel Palacio de los Velada, en Avila. 


El Hotel Palacio de los Velada es actualmente el icono más simbólico de la hostelería abulense. Significó el actual Director, que el verdadero artífice del actual Hotel Los Velada había sido su padre. 

El hizo que este antiguo palacio, que hasta finales del siglo XX habitó la familia de don Enrique Aboín, famoso ganadero de reses bravas, cuya hija casó con el torero  segoviano/abulense Andrés Hernando, se convirtiese en el hotel y restaurante más buscado por las parejas de novios que quieren inmortalizar en las bellas paredes de este palacio su banquete nupc.


El acto resultó, como todos los años, muy emocionante, cargado de nostalgia y recuerdo de nuestra tierra nutricia: AVILA. 

Junto a los miembros de la Junta Directiva del Hogar de Avila, se sentaron autoridades abulenses, de las que destacaremos, entre otras, al Vicepresidente de la Diputación y Alcalde Tiñosillos, así como un Concejal del Ayuntamiento de Ávila. 

Asimismo, se contó con la asistencia de varios POPULARES DEL HOGAR DE AVILA EN ALCALÁ DE HENARES, de ediciones anteriores, entre los que humildemente se encontró el firmante de este post, a quien inmerecidamente se le otorgó el galardón de Popular 2012.



Uno de los socios más significados del Hogar de Ávila en Alcalá es mi paisano (Navarredondilla) NICASIO MENESES, quien estuvo encargado de la distribución de mesas y personas en el bello salón de Oliver's. Este año, por primera vez y a iniciativa de Nicasio, el Hogar de Avila tuvo el honor de contar, entre los asistentes a la cena, con la presencia del Párroco, don MATÍAS ARES, que compartió con Mesa con Nicasio Meneses y Manoli, la esposa de éste. compartió mesa con Nicasio Meneses y su esposa, Manoli.
D. Matías Ares con Manoli y Nicasio Meneses
 La Sra. Presidenta y el presentador resaltaron esta circunstancia, agradeciendo  cordialmente al párroco su compañía en esta Cena-Homenaje e invitándole a que les acompañe en ulteriores ediciones.




Termino esta crónica señalando que los abulenses del Hogar de Ávila en Alcalá de Henares se encontraron gozosos por muchos motivos, pero, no fue el menor el de estar rodeados de sus familiares y paisanos. Así, vemos a Neli, esposa del Vicepresidente, rodeada de sus familiares y amigos, con los que este cronista y su esposa, junto con mi paisano y amigo Juan Encabo y Juli su esposa, tuvimos el placer de compartir mesa y mantel.



HOMENAJE A LOS POPULARES 2014 DEL HOGAR DE ÁVILA EN ALCALÁ DE HENARES (II)

(Román Encabo, II).- Don Gerardo  Azañedo Sanz, presentador de la velada, subrayó que la actual era la vigésimo novena convocatoria de POPULARES y que en ellas se había galardonado a unas 156 personas, "todas abulenses o personas vinculadas a nuestra tierra, de todos los campos del saber y, todos ellos, con un denominador común: intentar conseguir cada día la máxima excelencia en su quehacer diario"


No pasó inadvertido para el ilustre presentador el inicio, hace sólo unos días, de "los actos conmemorativos del V Centenario de la Santa Andariega", por lo que pidió la colaboración de los socios del Hogar de Ávila en Alcalá de Henares, con el fin de que Ávila tenga la oportunidad de "una promoción turística, si cabe más internacional, con la repercusión cultural y económica consecuente".

Recordó, asimismo, que "Teresa de Jesús es la primera Doctora de la Iglesia y la única cuya escultórica imagen flanquea una de las columnas" de la Plaza de san Pedro en el Vaticano, por lo que pidió que el V Centenario- "renueve conciencias y despierte en la gente la necesidad de solidaridad y entendimiento". En este sentido,  don Gerardo puso de relieve que Alcalá de Henares ya había "comenzado la exaltación de esta efemérides, pues, el pasado 15 de octubre se inauguró una exposición en el Monasterio de las Bernardas titulada Con los ojos del alma,  en la que se exponen obras de distintas casas carmelitas".
hizo votos para que esa

Significó, también, el presentador, cómo el Ayuntamiento alcalaíno estaba colaborando en el Año Jubilar Teresiano, en los actos denominados "HUELLAS DE TERESA", que se celebran en los lugares, pueblos o ciudades donde La Santa fue dejando su impronta, siendo Alcalá de Henares un lugar preferente al respecto.

Para terminar, Gerardo Azañedo quiso recordar una pieza poética que "Cervantes-Alcalíno cantó a Teresa -la santa Abulense -":

"Virgen fecunda, madre venturosa,
cuyos hijos, criados a tus pechos
sobre sus fuerzas la virtud alzando
pisan ahora los dorados techos
de la dulce Región maravillosa,
que está a la gloria de su Dios mostrando.

Tú que ganaste obrando
un nombre en todo el mundo
y un grado sin segundo;
ahora estés ante tu Dios postrada
en rogar por tus hijos ocupada,
o en cosas dignas de tu intento santo;
oye mi voz cansada,
y esfuerza, ¡oh, Madre! el desmayado canto"

Los abulenses y alcalaínos, prosiguió Azañedo Sanz,  no debemos olvidar y "festejar por todo lo alto y convenientemente a las gentes, religiosas y civiles, que, antes que nosotros, ya pisaron estas tierras y fueron capaces de dar a conocer al mundo como españoles, sus ideas, doctrinas y literaturas".

Y terminó proclamando que la función del Hogar de Ávila no era otra, sino "reconocer las virtudes que nos han legado personas e instituciones que nos tienen que servir para unir nuestros esfuerzos, basados fundamentalmente en la comprensión y siempre pensando que lo importante es nuestra Ciudad y tratando de entender y entendernos, pues, nadie tiene la exclusiva de la verdad".

Un fuerte aplauso de todos los asistentes recibieron las palabras del erudito presentador.


HOMENAJE A LOS POPULARES 2014 DEL HOGAR DE ÁVILA EN ALCALÁ DE HENARES (I)



(Román Encabo).- Ayer, 21 de noviembre de 2014, tuvo lugar, como estaba programado y viene siendo habitual,  la CENA-HOMENAJE dedicada a los abulenses que han merecido tal honor por su excepcional distinción en las diversas facetas de la vida profesional y social española, que el HOGAR DE ÁVILA EN ALCALÁ DE HENARES celebra desde hace 29 años.

Don Gerardo Azañedo Sanz hizo, una vez más, las labores de presentador y speaker del acto. Pero, este año y tras solicitar la venia de la Sra. Presidenta del Hogar de Ávila, doña Regina Alonso Ruíz, tuvo a bien "romper" el protocolo y expresar la sincera emoción que le embargaba y que se atrevía a asegurar que también compartiríamos el resto de los comensales y, todo ello, por las siguientes razones que, por su hondura humana, quisiera yo también reproducir aquí antes de continuar con la crónica de la Cena-Homenaje, para lo que escribiré otro u otros post. Dijo don Gerardo:

"En un momento, en el que parece que el deporte nacional es buscar los defectos del otro,
nosotros -el Hogar de Ávila en Alcalá de Henares-buscamos sus virtudes.

En un momento, que decimos que hemos perdido los valores,
nosotros los ensalzamos.

En un momento, que parece que nos recreamos en buscar las diferencias,
nosotros buscamos lo que nos une.

En un momento, que parece que nos recreamos en las miserias
y ocultamos los éxitos e incluso se está comercializando con las desgracias ajenas,
nosotros ensalzamos las obras bien hechas.

Cuando parece que tenemos una percepción de nosotros mismos muy baja,
sin embargo, nosotros y desde aquí
 animamos a seguir por el camino de la perfección y del éxito.

¿Verdad que es, verdaderamente, emocionante?
Pues, bien, creo que todos nosotros nos merecemos un gran aplauso.

¡Gracias. Ese es el camino y nuestra identidad!"

Y tras estas bellas y sentidas palabras comenzó el Acto que con tanto cariño -dijo- "preparamos cada año".

viernes, 21 de noviembre de 2014

POPULARES DEL HOGAR DE AVILA EN ALCALÁ DE HENARES 2014

Alcala de Henares
Alcalá de Henares
Como todos los años, la Junta Directiva del Hogar de Ávila en Alcalá de Henares nos participa que hoy, viernes día 21 de noviembre, a las 21:30 horas, celebrarán en los salones del Restaurante "OLIVER'S", sito en Paseo de la Estación, nº 15 de Alcalá de Henares, la CENA-HOMENAJE dedicada a los abulenses que han merecido tal honor por su excepcional distinción en las diversas facetas de la vida profesional y social española.
 

Lienzo Norte: Espadaña de El Carmen. Avila

 
Esta promoción de "POPULARES 2014", es ya la 29ª y está integrada por las siguientes entidades y personalidades de Ávila:

EXCMO. AYUNTAMIENTO DE LA VILLA DE MOMBELTRÁN
 
SR. D. JULIÁN MARTÍN ABAD: Dr. en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Incunabulista.
 
SRA. Dª MARÍA EVA BERMEJO SÁNCHEZ: Científico Titular del Instituto de Salud Carlos III
 
SR. D. JUAN MANUEL MORENO BLÁZQUEZ: Presidente del Hogar de Ávila durante 11 años, de 1999 a 2010.
 
HOTEL PALACIO DE LOS VELADA: Avila
 
Se trata de un acto que, siempre, resulta emotivo y goza de un ambiente muy grato, presidido por Autoridades de Ávila y Alcalá de Henares, y que contará, también, con la asistencia de personalidades que fueron POPULARES DEL HOGAR DE ÁVILA EN ALCALÁ DE HENARES en ediciones anteriores.
 
 
Mi paisano de Navarredondilla, ANGEL MENESES, viene siendo Vicepresidente desde hace bastantes años del Hogar de Ávila en Alcalá de Henares. Gran persona, Angel Meneses, y gran amante de la gente y cultura abulenses, que, desde su puesto en esa Junta Directiva, ha luchado y lucha siempre por nuestra tierra castellana.


miércoles, 19 de noviembre de 2014

HIMNO DE VÍSPERAS

 
 
Amo, Señor, tus sendas, y me es suave la carga
(la llevaron tus hombros) que en mis hombros pusiste;
pero a veces encuentro que la jornada es larga,
que el cielo ante mis ojos de tinieblas se viste,

que el agua del camino es amarga..., es amarga,
que se enfría este ardiente corazón que me diste;
y una sombría y honda desolación me embarga,
y siento el alma triste hasta la muerte triste...

El espíritu débil y la carne cobarde,
lo mismo que el cansado labriego, por la tarde,
de la dura fatiga quisiera reposar...

Mas entonces me miras..., y se llena de estrellas,
Señor, la oscura noche; y detrás de tus huellas,
con la cruz que llevaste, me es dulce caminar.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.


CRÓNICA DEL HOMENAJE A VICENTE MARTÍN PINDADO

Portada del libro

 

Homenaje en Ávila a Vicente Martín Pindado

Con la presencia del obispo, Mons. Jesús García Burillo, presidiendo la Eucaristía tuvo lugar la presentación del libro "Arte, Escena y Misterio. Una cierta lectura de Europa" (Ed. Encuentro. 2014)
 
 
Román Encabo, 18 de noviembre de 2014 a las 08:50 (colgado en religiondigital.com)


(Román Encabo).- El pasado sábado, día 15 de noviembre de 2014, tuvo lugar la presentación del libro póstumo de Vicente Martín Pindado (Narros de Saldueña -Ávila-: 1936) "Arte, escena y misterio. Una cierta lectura de Europa" (Ed. Encuentro, 2014).
 
El acto tenía como leit motiv, además de la presentación de libro, tributar a Vicente M. Pindado, por parte de antiguos alumnos, compañeros y amigos, un homenaje de reconocimiento y agradecimiento a su persona y tuvo lugar en el Seminario Diocesano de Avila, donde Martín Pindado fuera Educador y Profesor.
 

Se comenzó a las 11:30 hrs, con la celebración de una Eucaristía en acción de gracias, presidida por Monseñor Jesús García Burillo, Obispo de Avila, y concelebrada por cerca de veinte sacerdotes. Entre estos estaban, por una parte, quienes habían participado en la elaboración del libro, plasmando un recuerdo o semblanza de Vicente (Alfonso Pérez de Laborda, Emeterio Pato, José Bullón, Celso Fernández), y, por otra parte, condiscípulos, compañeros y alumnos que se habían encontrado con Vicente a lo largo de su vida sacerdotal o académica.
 
Ofertorio: Eladio dirigiendo  y J. María preparando las ofrendas
 
Los cantos de la celebración estuvieron a cargo de Eladio Díaz Corredera, quien con acierto en la elección y dirección, ayudó a crear un ambiente celebrativo que hubiera gustado a Vicente M. Pindado.
 
Entre los asistentes, reseñar, en primer lugar, la presencia de Pilar Gil Montero, esposa de Vicente y la de sus hijos Rubén -con Noemi su mujer y sus dos hijas- y Juan María (no pudo asistir Jesús Manuel, su otro hijo, al estar ausente, en el extranjero, por motivos laborales), así como la de varios de sus familiares. Junto a la familia, los amigos, también colaboradores en la publicación del libro, Chuchi Blázquez, Carlos Velayos y Teótimo Sáez, Felipe Hernández y Román Encabo.
 
Excusaron su asistencia, por razones personales, familiares o profesionales que se lo impedían, muchísimas personas. Entre ellos señalar a Domingo Emilio Rodríguez Almeida, el gran historiador y arqueólogo abulense; Xabier Pikaza, teólogo y profesor compañero de Vicente en Salamanca; Tomás Díaz González, Presidente de Observal, de la Facultad Educación y Trabajo Social. Universidad de Valladolid; José Manuel Bernal Llorente, Cofundador con Vicente de la Asociación de Profesores de Liturgia; y Rufo González Pérez, doctor en Teología, profesor y escritor.
 
Amén de celebrantes y colaboradores fue numerosa la asistencia de amigos de Vicente: unos de épocas anteriores (antiguos seminaristas, sacerdotes...), otros, más recientes, a los que Vicente fue conociendo en su caminar profesoral por Ávila, UPSA, Madrid o Alemania. La capilla del Seminario estaba a rebosar.
 
La Eucaristía se celebró en un ambiente cálido, de memoria agradecida, pronunciando una bonita homilía Alfonso Pérez de Laborda, resaltando la figura del homenajeado, como un personaje señero y referente, tanto en su vida personal como en la vida del Seminario y Diócesis abulenses.
 
Tras el acto religioso y hacia las 13:00 hrs, nos desplazamos al Salón de Actos del Seminario, donde tuvo lugar la presentación del libro "Arte, Escena y Misterio. Una cierta lectura de Europa", prologado por Mons. Ricardo Blázquez, Presidente de la CEE y Arzobispo de Valladolid.
 
 
A esta segunda parte del homenaje se unió aún más gente, de tal forma que el salón de actos presentaba un bello espectáculo, sin una butaca libre. Abrió el acto José Bullón, antiguo alumno y exprofesor de la Universidad San Dámaso (Madrid), quien tras agradecer su presencia a la familia de Vicente Martín Pindado, al Obispo de Avila Mons. García Burillo y a todos los colaboradores del libro, resaltó, con bellas y emotivas palabras, lo que en su vida personal, académica y sacerdotal, así como en la de todos los que nos cruzamos con Vicente en Ávila y Salamanca, supuso su figura.
 
 
A continuación, tomó la palabra el Obispo abulense, quien se unió al homenaje, señalando que, a pesar de no haber conocido personalmente a Martín Pindado, sin embargo, se unía gozoso a la memoria del homenajeado cuya figura había descubierto a través de los calificativos elogiosos que se desprendían a lo largo de las colaboraciones: calidad humana, impactante profesor de Liturgia, hermano, amigo, compañero, etc.
 
 
Fue Rubén Martín, hijo de mayor de V. Martín Pindado, quien a continuación puso la nota humana y cálida, glosando el recuerdo que tenía de su padre, con unas palabras tan bellas y poéticas como entrañables, que calaron hondo en los asistentes, siendo más de uno los que no pudimos contener las lágrimas oyendo a Rubén.
 
Finalmente, Felipe Hernández, en representación de Ediciones Encuentro, resaltó que la editorial lo había publicado por varias razones: En primer lugar, porque Vicente M. Pindado era un gran autor del que ya se conocían otras obras de categoría; en segundo lugar, porque se trataba de un pensador profundo e interdisciplinar; también, por tratarse de una autoridad entre los teólogos abulenses. Desveló Felipe Hernández, asimismo, que el libro que presentábamos era un libro de liturgia para seglares, resultado de un Curso que Vicente les impartió en Madrid (Juan XXIII) de octubre 2003 a Junio 2004.
 
Reseñar que en las conversaciones entre todos los presentes se resaltaron las grandes dotes que adornaron la figura de Martín Pindado: profunda humanidad, altura intelectual, preclaro profesor, sacerdote y emérito liturgista -que dejó su profunda huella en los que fuimos sus alumnos y amigos- y referente meridiano de amistad para todos cuantos en su vida disfrutamos de su trato y cariño.
 
Terminó el acto a las catorce horas, con un fortísimo, profundo y sentido aplauso del auditorio a la figura egregia e inolvidable de Vicente Martín Pindado.
 
P.S.: No quisiera terminar, sin antes agradecer a José Manuel Vidal, Director de Religión Digital, la amabilidad que desde el primer momento me brindó, dando una amplísima cobertura informativa a esta presentación/homenaje, tanto para la previa presentación del libro (entrevista -en t.v. y escrita- y reseña) cuanto para colgar, ahora, la presente crónica. Muchas gracias a José Manuel Vidal y a Religión Digital.
 


jueves, 13 de noviembre de 2014

RESEÑA DEL LIBRO "ARTE, ESCENA Y MISTERIO. Una cierta lectura de Europa"

 
 
 
HOMENAJE EN AVILA A VICENTE MARTÍN PINDADO
Presentación de su libro póstumo.
Por Román Encabo
 
Aprovecho estas páginas para comunicar que el próximo sábado, día 15 de noviembre, tendrá lugar en Avila la presentación del libro, inacabado, de Vicente Martín Pindado, titulado “Arte, escena y misterio. Una cierta lectura de Europa”.
Vicente Martín Pindado (Narros de Saldueña, Avila, 1936) ha sido uno de los Liturgistas más influyentes en España en la época del post Concilio Vaticano II. Desde la Asociación Española de Profesores de Liturgia, de la que fue fundador junto con otro buen liturgista, José Manuel Bernal Llorente, cuyo blog tiene link aquí en RD, sus escritos y opiniones litúrgicas fueron muy valorados, en su tiempo,   tanto por la Conferencia Episcopal Española –miembro de la Comisión Nacional de Liturgia- como por diversas Diócesis españolas. Muchos seminaristas y estudiosos de liturgia bebimos de sus textos y aprendimos  en sus clases y celebraciones a degustar la liturgia. En este sentido destacaría aquí, brevemente, La Gran Oración Eucarística (“La Muralla”, Avila, 1969), Los sistemas de la lectura de la Cuaresma Hispánica (Madrid , 1976), La Creatividad en la Liturgia (1979). Ampliamente reconocida y profundamente valorada por los abulenses fue la puesta en “escena” de la Cena Pascual Judía, texto traducido  de la edición que hizo el P. L. Ligier de la narración de la Pascua (Haggadah).
Los cimientos de su pensamiento litúrgico arrancaron, entre otros (A. G. Martimort, Y. Congar, J. Daniélou, K. Rahner, B. Botte, C. Vagaggini,  Max Thurian, J. A. Jungmann,  K. Rahner, H. de Lubac, J. Ratzinger, J. Quasten, Ch. Moeller…), de estos grandes personajes: R. Guardini (“El espíritu de la liturgia”), O. Casel (“Teología de los misterios”) y L. Bouyer (“La piedad litúrgica”).
 
Volvamos ahora al libro de Martín Pindado, “Arte, escena y misterio. Una cierta lectura de Europa”.
 Los escritos de Vicente suelen ser densos, más sugerentes que explicativos, poblados de paradojas; sólo en una cierta distancia se entrevé la riqueza contenida en palabras-símbolos, en presentaciones que reclaman el trabajo del lector para unir imagen, palabra, símbolo, idea, sugerencia, perspectiva y horizonte. Ver, oír y tocar se refuerzan mutuamente. La densidad compleja es concentración de accesos a la realidad. Los escritos aguardan lectores atentos”. (Arte, escena y misterio. Ed. Encuentro 2014).
 
Estas son las palabras de Don Ricardo Blázquez, actual Presidente de la Conferencia Episcopal Española, plasmadas en un bonito Prólogo del libro que ahora presentamos.
 “Arte, escena y misterio. Una cierta lectura de Europa”, es un libro póstumo, que V. Martín Pindado dejo inacabado cuando un cuatro de noviembre de 2004 la muerte le sorprendió en Madrid. No es, por tanto, un libro ultimado y repasado por su autor, pero el amplio texto que se publica es un resumen completo de lo que el autor tuvo in mente en el momento de su gestación.  Ahora, en el décimo aniversario de su muerte, un grupo de amigos abulenses hemos querido rendirle homenaje. Y para ello, nos ha parecido el mejor modo publicar este libro.
El libro se complementa con las aportaciones de los que hemos querido homenajearle. El Prólogo está escrito, como ya he dicho, por don Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid y Presidente de la CEE, que escribe:
Vicente fue mi profesor de Liturgia y campos aledaños, ya que desde la Liturgia conectaba vitalmente con la Sagrada Escritura, con la espiritualidad y la literatura. Era una persona saludablemente inquieta que nos comunicaba apertura en un mundo bastante cerrado como se podía suponer. …. las clases de Vicente…, traían aires nuevos en relación con lo que se nos enseñaba generalmente en las asignaturas de Filosofía y Teología. Entrábamos en un dinamismo que nos ayudaba a sintonizar nuestras aspiraciones con lo que en el Concilio se discutía y quedaba refrendado en los respectivos documentos” (o.c.  Ed. Encuentro 2014).
Complementan el libro una serie de semblanzas y remembranzas, in memoriam: de Rubén Martín, hijo del autor, y de compañeros y antiguos alumnos del Seminario de Ávila, todos amigos de Vicente, que, de esta forma, hemos querido reconocer públicamente nuestra deuda  de agradecimiento y memoria hacia nuestro profesor, maestro y amigo. Escriben: Carlos López (Obispo de Salamanca), Alfonso Pérez de Laborda, Celso Fernández, José Bullón, Jesús Blázquez González, J. Mª Berlanga y Emeterio Pato (sacerdotes), Felipe Hernández y Román Encabo (sacerdotes secularizados), Teótimo Sáez y Carlos Velayos (antiguos alumnos). Estas colaboraciones de mis compañeros son todas muy meritorias y agradecidas, pero, entre ellas,  me gustaría resaltar dos, precisamente, las correspondientes a los antiguos alumnos y seminaristas Teótimo y Carlos. El escrito de Teótimo está impregnado de esa brillantez intelectual que siempre le caracterizó, trasluce el alto aprecio y valoración en que tenía a Vicente, así como una fina y respetuosa crítica a la Iglesia por permitirse el lujo de desperdiciar la aportación de personas tan altamente capacitadas como Martín Pindado.  El de Carlos Velayos expresa, en una bella sintaxis, el cariño y el agradecimiento entrañables que siempre profesó a Vicente, manifestando su memoria agradecida al sacerdote y amigo que fuera su referente en el Seminario de Ávila y en su vida posterior, no sólo desde un punto de vista intelectual, sino también humano y siempre desde la amistad.
El libro que se va a presentar y el homenaje que queremos brindar son muy significativos en el momento actual. No hay que olvidar que V. Martín Pindado fue sacerdote (ordenación, 1962), Profesor del Seminario de Avila, Catedrático de Liturgia en la UPSA, autor de los libros que ya hemos indicado y de numerosos artículos en revistas especializadas. Durante todo este tiempo, es fácil imaginar que los colegas profesores de la Pontificia salmantina eran sus grandes amigos, sin embargo, a raíz de su secularización pocos, realmente, quedaron como tales. Aquí radica el significado de este libro: en virtud de los nuevos, frescos y regeneradores aires que provienen de Roma, gracias al Papa Francisco, este libro –de un sacerdote secularizado- puede ser prologado por el mismísimo Presidente de la CEE y colaborar con sus escritos otro obispo, varios sacerdotes “en activo”, dos sacerdotes secularizados y dos seglares. Todo un signo de los nuevos y esperanzadores tiempos que vivimos en la Iglesia, gracias al nuevo Obispo de Roma. A mayor abundancia, resaltar dónde tendrá lugar la presentación y homenaje: en el Seminario de Avila. Significativo, al máximo y una gran alegría para todos.
Concluyo indicando las circunstancias de presentación y homenaje, para que puedan sumarse a él todos aquellos (profesores de la UPSA, compañeros sacerdotes, alumnos, amigos  y conocidos) que quieran rendir homenaje a Vicente, con memoria agradecida:
·       FECHA: Día 15 noviembre 2014, sábado.
·       LUGAR: Seminario Diocesano de Ávila: Avda. de la Inmaculada, nº 9.
·       HORA:
ü    Misa de acción de gracias: A las 11.30 hrs., Capilla del Seminario.
ü    Presentación del Libro: A las 13:00 hrs, en el Salón de Actos del Seminario.
·         ENTRADA: Libre hasta completar el aforo.
 
 
 
 
 


martes, 11 de noviembre de 2014

EL PÁRROCO SALVÓ A UN NIÑO, ASEGURÁNDOLE EN EL ACCIDENTE


+ Miguel Conesa, Párroco de Bullas
Copiado de Periodista Digital, 11 de noviembre de 2014 a las 00:43
El párroco Miguel Conesa no titubeó a la hora de proteger a su acompañante

El ángel del accidente de autobús en Murcia que no dudó en entregar su vida para poder salvar la de un joven

Al darse cuenta de que el vehículo iba a estrellase le colocó el cinturón de seguridad, y se olvidó del suyo...

 

En estos tiempos en que el sacrificio hacia los demás no es ni siquiera anécdota, algo loable o digno de encomio, el acto del párroco de 36 años Miguel Conesa se antoja como todo un ejemplo.

Fue el héroe del accidente de autobús en Murcia, que se saldó este sábado 8 de noviembre de 2014 con 14 muertos y 38 heridos: no dudó ni un instante en entregar su vida a cambio de la de un joven feligrés de la parroquia de nuestra señora del rosario de bullas, -en la que llevaba destinado desde hacía dos meses-, y que iba a su lado rumbo al Cerro de los Ángeles.

Sí; murió como vivió: dando la vida por los demás

SIN CINTURÓN

Según informa 'La Verdad de Murcia', en el momento del accidente ocurrio en Cieza acababa de ponerle el cinturón a su acompañante. Vio venir el choque, y fue lo primero que hizo. Después le arropó con su cuerpo. No le dio tiempo de nada más.

El chico, David, se había se había sentado a su lado tanto en la ida como en la vuelta, y está ingresado en BONDAD

"Un ejemplo más de su bondad", cuentan desde la parroquia donde pasó gran parte de su vida, en Espinardo,

"era un ejemplo a seguir, siempre tenía una sonrisa para todo el mundo, nunca decía que no a nada".

Siempre había sabido que iba a ser sacerdote, y con 25 años se ordenó, un 13 de julio. A los 19 había entrado en el seminario. Siempre lo había sabido y de pequeño

"jugaba a las procesiones, montaba altares, ayudaba en misa",

explicaba su madre a 'La Verdad de Murcia'.
el hospital de Virgen de la Arrixaca, donde fue operado este lunes 10 de noviembre

lunes, 10 de noviembre de 2014

FUNERAL POR EL PÁRROCO DE BULLAS, MIGUEL CONESA

M

Artículo tomado de Religión Digital.
 
Monseñor Lorca preside el funeral

Despiden al párroco de Bullas, Miguel Conesa
El obispo dijo sentirse "consternado frente a la realidad de su muerte"

Numerosos religiosos, amigos, familiares y vecinos han asistido hoy en la pedanía murciana de Espinardo, de donde era natural, a las exequias del cura de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, de Bullas (Murcia), Miguel Conesa, fallecido en el accidente de autobús de Cieza que el pasado sábado costó la vida a 14 personas.

El funeral por Miguel Ramón Conesa Andúgar, de 36 años, ha sido oficiado por el obispo de la diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, en la parroquia de San Pedro Apóstol, la misma donde fue bautizado y ordenado presbítero.

Ha sido concelebrado por 20 sacerdotes, después de que su cadáver haya sido velado en el tanatorio de Jesús.

El obispo ha dicho estar "consternado frente a la realidad de su muerte", aunque la vida de este "hermano no termina aquí".

Entre las autoridades presentes en el oficio, el presidente de Murcia, Alberto Garre; el delegado del Gobierno en esa región, Joaquín Bascuñana, y el alcalde de la ciudad, Miguel Ángel Cámara.

Al funeral también han asistido vecinos de otras localidades murcianas donde Conesa había ejercido el sacerdocio.

Desde su ordenación, había pasado por las parroquias de San Miguel (Murcia), San Pedro y Nuestra Señora de Monserrat, en las pedanías de Las Palas y La Pinilla, respectivamente, en Fuente Álamo, y San Antonio de Padua, de la diputación de Tallante, en Cartagena.

Entre 2006 y 2011 fue coadjutor de la iglesia de San Bartolomé-Santa María, de Murcia, y de ese último año al actual, párroco de la de Nuestra Señora de la Esperanza, de Cartagena.

El pasado 16 de julio fue nombrado párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, de Bullas, cargo del que tomó posesión el pasado 8 de septiembre.

Fue esa parroquia la organizadora del acto de devoción a Santa Maravillas en Madrid a cuyo regreso se produjo el accidente.(RD/Agencias)

domingo, 9 de noviembre de 2014

ACCIDENTE DE PEREGRINOS MURCIANOS AL CONVENTO DE MADRE MARAVILLAS



Ayer día 8 del presente mes de noviembre, fui con mi esposa al Convento Carmelita de La Aldehuela (Getafe: Madrid) para hacer un rato de oración y adherirnos espiritualmente al bello canto de  la solemne Salve que a las 17:50 hrs cantan las carmelitas todos los sábados.

Fue muy grata nuestra sorpresa al ver que podíamos participar en una Misa que un sacerdote joven, párroco de Bullas (Murcia), estaba presidiendo en la capilla del convento. Fuera estaban dos autocares aparcados y varios coches de particulares. La capilla estaba llena, las puertas de entrada abiertas y desde la explanada la gente participaba de una bella celebración eucarística. El sacerdote entonaba las canciones y la buena gente murciana cantaba contenta y agradecida por encontrarse junto a la tumba de Madre Maravillas, cuya intercesión venían a implorar.

Impactante esta mañana cuando al abrir internet leo la trágica noticia: Accidente de uno de los autobuses que volvían a Bullas, tras una peregrinación a los lugares teresianos de El Cerro de los Ángeles y la Aldehuela.  Quedamos consternados mi mujer y yo, pues, dejamos la capilla de las carmelitas hacia las 18:30, tras participar con ellos en la Eucaristía, besar la reliquia de Madre Maravillas que el sacerdote -fallecido en el accidente- presentaba para nuestra veneración. De aquellos hombres, mujeres, jóvenes y niños junto a los que disfrutamos esos actos maravillosos, a los que nos sumamos cantando y alabando a Dios y a la Madre, algunos de ellos, 14 para ser más exactos, habían perdido la vida en el accidente de carretera a eso de las 23:30 horas. Otros cuarenta y tantos estaban gravemente heridos. Cinco horas más tarde de ver esas caras alegres, llenas de esa sana alegría que se tiene tras partir el Pan y cantar a la Virgen en un palomarcito de Santa Teresa, en el convento donde está enterrada Santa Madre Maravillas, esas buenas gentes de Bullas nos dejaban, víctimas del accidente mortal, para encontrarse con el Padre y culminar esa alegría con su eterno y paternal abrazo. Es así, no puede ser de otro modo. Trágico, durísimo, desgarrador, pero visto desde la perspectiva de la fe en el Resucitado, que celebramos juntos en La Aldehuela, se encontraron con el Padre Bueno que solícito les abriría sus brazos.

Recemos por su eterno descanso y por la pronta recuperación de los heridos. Pidamos, también, para que el Señor envíe consuelo a los familiares de los difuntos y heridos. Y por mi parte, como creo que están en el Cielo, pido para que desde allí, desde la Casa paterna, intercedan por todos nosotros.

martes, 4 de noviembre de 2014

IN MEMORIAM: VICENTE MARTÍN PINDADO

Transcribo en mi blog la colaboración que he aportado al libro póstumo de Vicente Martín Pindado, en cuyo honor hemos editado, en Ed. Encuentro, un grupo de amigos. Este libro está prologado por Mons. Ricardo Blázquez, Presidente de la Conferencia Episcopal y actual Arzobispo de Valladolid. En él colaboramos, además, una serie de compañeros (el obispo de Salamanca, sacerdotes en activo y secularizados y dos antiguos seminaristas, alumnos de Vicente en el Seminario de Avila en los años 64 y 65 del siglo pasado).
R. E.

IN MEMORIAM
En Memoria de Vicente Martín Pindado, profesor, maestro, sacerdote y amigo.
Por Román Encabo Rodríguez.
Ed. Encuentro 2014

PROFESOR. Cursaba yo segundo año de Filosofía en el Seminario de Ávila, curso académico 1965-1966, cuando conocí a Vicente Martín Pindado. Don Baldomero Jiménez Duque era el rector (1942-1965) en ese comienzo de curso, siendo sustituido por don Francisco Muñoz Rogero (1966-1977) al reanudarse las clases tras las vacaciones de aquellas Navidades Vicente venía de Roma, donde había estado estudiando Liturgia. Llegaba al Seminario empapado del espíritu del Concilio Vaticano II, que tuvo su primera sesión en el año 1962 y la última –la cuarta- en septiembre de 1965. Su persona era para nosotros una ventana abierta de aire fresco. Durante el último cuatrimestre de ese año se estaba discutiendo en las salas conciliares el esquema sobre la libertad religiosa, sobre las misiones, sobre la Presbiterorum Ordinis, sobre la constitución Dei Verbum; y se publicaron los decretos Christus Dominus, Perfectae caritatis, Optatam totius y las declaraciones Gravissimum educationis y Nostra aetate.

 Mientras todo esto estaba sucediendo en Roma, no es de extrañar que este nuevo superior y profesor – aunque había estado antes un curso tras ser ordenado presbítero- supusiera para nosotros, los seminaristas de la pequeña Diócesis de Ávila, el descubrimiento de una veta de sabiduría, de un hontanar de conocimientos. Recuerdo unas convivencias en el Albergue Juvenil de Gredos –junto al Parador Nacional-, en que Vicente llevó a un periodista portugués que llevaba varios años de corresponsal en diversos países europeos y, a la vez, escribía en un periódico español de los más importantes de aquellos momentos. Las exposiciones de éste sobre la democracia y las jugosísimas tertulias subsiguientes será algo que siempre recordaré de aquellos días. Faltaban aún varios años para que muriera Franco y, para los seminaristas, aquello suponía un balcón abierto a Europa, propiciando conociésemos lo que sucedía en los países europeos más avanzados. Algo inédito, amén de políticamente no muy correcto, para aquellos momentos.

Cantamisa de Eladio Díaz 21/03/1970

La obsesión primordial de Vicente era que los seminaristas tuviéramos una sólida formación, no sólo en filosofía o teología, sino en todas las ramas del saber. Debo reseñar aquí las charlas y conversaciones a orillas del río Tormes con el gran historiador y arqueólogo Domingo Emilio Rodríguez Almeida. Este sacerdote abulense, que posteriormente sería galardonado con el Premio Castilla y León de las Ciencias Sociales y Humanidades, en su edición de 2011, no solamente se ha dedicado, esplendorosamente, a promocionar la cultura abulense y de Castilla y León dentro y fuera de España, sino que, también, es célebre por sus trabajos arqueológicos sobre la epigrafía de las ánforas del Monte Testaccio en Roma, campo éste en el que Rodríguez Almeida es considerado máxima autoridad mundial.

D. Emilio Rodríguez Almeida

  Los alumnos de Filosofía, inmersos en la vorágine propia de la edad y de las circunstancias de discernimiento sobre la propia vocación, encontrábamos en Vicente la persona adecuada en la que apoyarnos. Mis compañeros y amigos Teótimo Sáez y Carlos Velayos escribirán aquí largo y tendido sobre este punto. Él abría nuestros horizontes juveniles a la belleza de la música clásica, a la bondad de filósofos, humanistas y cristianos, y teólogos, y a la verdad del encuentro personal con Jesús, con la profundización intelectual sobre su persona y con la vivencia de su misteriosa pero, a la vez, cercana y viva presencia en las celebraciones litúrgicas o paralitúrgicas.

Seminaristas: Con  Florencio y  Rubio  

Los seminaristas encontrábamos en Vicente orientación para nuestras lecturas (en este sentido, hay que reseñar que tanto la sala de revistas como la biblioteca del Seminario era de lo más completo que, por aquel entonces, podía encontrarse en cualquier diócesis española), bien fuese en el campo de la literatura, del teatro, del arte o de la historia, parcelas en las que era, también, un verdadero experto. Las clases de Liturgia que impartía abrían a los seminaristas las ventanas de lo nuevo, impulsaban a la búsqueda de lo novedoso y a la admiración de lo sagrado (“thaumasein”, término y concepto griego que tanto le gustaba emplear). La clase de Liturgia dejó de ser, en el Seminario, “una María” (que había venido denominándose de “Rúbricas”: ornamentos, palabras y gestos en las celebraciones litúrgicas), convirtiéndose, al menos para mí, en asignatura axial en torno a la cual adquirían su proporción y engarce las demás.

MAESTRO. Como ya he insinuado anteriormente, el magisterio de Vicente no se limitaba a las clases de Liturgia que impartía. Era, realmente, un verdadero tutor que sabía dar cohesión y orientación a las distintas áreas que estudiábamos; sabía introducir en nosotros el “gusanillo”, la afición por el estudio completo y global. Siempre encontrábamos en él apoyo y aliciente para desbrozar nuestros primeros surcos en el mundo de la cultura. Vicente, lector empedernido, nos inculcó la necesidad de la lectura. Los compañeros de curso recordarán el primer día que se plantó en clase de Liturgia con seis o siete libros bajo el brazo y, dejándolos parsimoniosamente en la esquina de la mesa del profesor, puso la mano sobre ellos diciendo solemnemente: “Todo esto es previo, para la buena comprensión de la asignatura”.

Presentación en tv de Religión Digital
Hablar de Vicente Martín Pindado es personificar el deseo de que el clero de Ávila estuviese suficientemente preparado para poner en práctica las nuevas orientaciones del Vaticano II y así afrontar, sin complejos, las nuevas realidades sociales, políticas y económicas que los nuevos tiempos traían, inevitablemente. Por todo ello, gestó en su mente la idea de trasladar la enseñanza de la Teología a la Universidad Pontificia de Salamanca. El Concilio había terminado y, sin embargo, nuestros profesores del Seminario continuaban exponiendo en sus clases, única y exclusivamente, la Teología Escolástica. Nadie dudábamos de la bondad de esta Teología y de lo fructífero de su esquema y método conceptual para la comprensión global del saber teológico, pero no era de recibo que, en el Seminario, nuestros profesores de Sagrada Escritura, Teología Fundamental, o Dogmática no nos dijesen ni una sola palabra sobre las constituciones y decretos conciliares, a pesar de que el Concilio ya había terminado hacía unos años.

Conscientes de esa necesidad, en el verano del año 1967 nos reunimos durante una semana, en el Seminario Menor de Arenas de San Pedro, los alumnos que en el curso académico 1967-1968 íbamos a cursar Teología, a excepción de los pertenecientes al cuarto curso. Vicente era, una vez más, el promotor. Tras unos días de convivencia en el que fue palacio del infante don Luis de Borbón, elaboramos un documento que entregaríamos al obispo don Santos Moro Briz. En dicho escrito exponíamos la situación académica antes descrita y sugeríamos la necesidad imperiosa de trasladar los estudios de Teología a la Universidad Pontificia salmantina. Su redacción fue laboriosa, pero, lo más difícil era entregárselo en mano a don Santos. Pasado el momento nos hemos reído, muchas veces, de la anécdota que el Obispo protagonizó, pero que, en aquel instante, resultó bastante embarazosa. Confundió a Miguel Vasco con algún compañero que había estado un año en Bilbao, en experiencia pastoral. “Tú cállate –le dijo el Obispo, un tanto exaltado-, que te conozco y sé cómo ‘pajeas’ (sic); sé que eres uno de los revoltosos que has ido a hacer una experiencia pastoral a Bilbao”. Miguel Vasco, paciente, esperó que terminase de hablar el Obispo y le contestó: “Con todos mis respetos, señor Obispo, se equivoca usted. Me está confundiendo con otro, yo nunca he estado en Bilbao”. El balbuceo subsiguiente de don Santos es fácil de imaginar. Anécdota al margen, lo importante para nosotros fue descubrir –así nos lo afirmó personalmente a los comisionados como representantes de los seminaristas- que don Santos había pedido, explícitamente, a los profesores de las diferentes áreas de Teología, que en el Seminario impartiesen sus asignaturas teniendo en cuenta y basándose fundamentalmente en los documentos conciliares. Al comprobar, por nosotros, que no había sido así, prendió en su convencimiento la necesidad del traslado a Salamanca, lo cual, posteriormente, se llevó a cabo con el patrocinio del nuevo obispo de Ávila don Maximino Romero de Lema.

20/03/1971 Ágape ordenación
 

Si Vicente fue –como he indicado más arriba- el promotor de ese cambio, no hay que infravalorar el papel jugado por el grupo de sacerdotes que integraban la dirección del Seminario. El papel de don Francisco Muñoz Rogero como pro-rector (“entré provisionalmente con el nombramiento de ‘pro-rector’ y así continúo”, diría años después, con su conocida ironía) fue fundamental, pues, era el punto de apoyo necesario, por su realismo y seriedad, para que el esfuerzo ilusionado de Vicente, junto con la perspectiva intelectual –es de justicia reconocerlo- de Olegario González de Cardedal y la solidez académica de José Manuel Sánchez Caro, tuviesen una concreción positiva. Quiero reseñar aquí los tormentosos encuentros del claustro de profesores del Seminario, con don Santos a la cabeza, cuyo punto más importante del orden del día era el traslado del Teologado a Salamanca. Toda esa circunstancia, crítica y determinante para el devenir del Seminario, tuve la suerte de vivirla muy cerca de Vicente, pues, desde tercero de Filosofía me había honrado con pedir mi limitada ayuda para las tareas administrativas de la secretaría del Seminario Diocesano, de la que era titular.

En este sentido, quiero reflejar aquí, negro sobre blanco y para su constancia, el hecho de que fue Vicente, estando al frente de esta secretaría, quien mandó destruir todo el archivo secreto –bajo llave propia- allí existente, donde figuraban los antecedentes personales y familiares de varias generaciones de seminaristas. No era de recibo que los hijos cargaran con las presuntas culpas o taras de los padres, y el archivo –tras contar con la anuencia del rector don Francisco M. Rogero- desapareció.

En cuanto al traslado del Teologado a Salamanca se refiere, hay que puntualizar, como ya he indicado antes, que no se trataba de un alejamiento físico y anímico de los seminaristas respecto de la diócesis de Ávila, sino de que éstos recibiesen la enseñanza de Teología en la Universidad Pontificia. Vicente -junto con los demás superiores mencionados- y nosotros los seminaristas no intentábamos alejarnos de nuestra querida diócesis. Queríamos y deseábamos, profundamente, continuar unidos sentimental y pastoralmente a ella y a nuestros sacerdotes mayores, no sólo a través del hecho de tener las puertas del Teologado salmantino abiertas para ellos sino, principalmente, con nuestras salidas de fines de semana a varias parroquias abulenses, con el objetivo de ducharnos en la tarea pastoral y no perder nuestra idiosincrasia diocesana. Nos sabíamos seminaristas del Seminario de Ávila en Salamanca y queríamos volver, ya sacerdotes, a nuestra diócesis abulense. Algunos nos fuimos, ordenados ya de diácono, a hacer el último curso a alguna de las parroquias de Ávila, en mi caso Fontiveros,

san Juan de la Cruz
compaginando los últimos estudios con la actividad pastoral. La obsesión primordial de Vicente era, pues, que los seminaristas tuviéramos una sólida formación y, de alguna manera, que esa circunstancia se hiciera extensible, en la medida de lo posible, también a los sacerdotes. Pues bien, para aquellos y para éstos, esa actitud no era siempre bien entendida o bien interpretada. Vicente había leído y estudiado en sus últimos años de Seminario y, sobre todo, en Roma a aquellos grandes teólogos centroeuropeos que fueron la base, el background intelectual, en las sesiones conciliares, y esa nueva dirección que el Concilio exigía a todos no era siempre bien asimilada, aunque sólo fuera, simplemente, por razones de edad. Acomodarse a la nueva percepción conciliar de la Iglesia como pueblo de Dios y asimilar la figura y el papel que, en ese Pueblo, jugaba el sacerdote fue una novedad radical que conmovió, más que las certezas, “las seguridades” de muchos sacerdotes y que suponía un cambio radical en su concepción personal y pastoral.

No obstante, pasados los años y acrisolada por la objetividad propia de la historia, la figura y la labor de Vicente es reconocida por la mayoría de los que le tratamos. En este sentido, fue gratificante cuando en la celebración del XXV aniversario de la apertura del Teologado en Salamanca, se encontraban allí –celebrando la efeméride- no sólo los protagonistas del cambio, sino algún canónigo que en su momento se opuso, verbo et opere, al referido cambio. Hay que reconocer a Vicente el ser una de esas personas que no dejaba indiferente a nadie que le conocía. No todas las personas –seminaristas o sacerdotes- que le trataron tendrán de él la opinión laudatoria que yo vengo expresando aquí. Es lógico. En este sentido, hay que considerar que el papel histórico que él jugó en la Diócesis de Ávila, en general, y en el Seminario, en particular, fue muy comprometido. En cuanto a los seminaristas, fui testigo del sufrimiento que le suponía cuando tenía que invitar a alguno de ellos a que abandonase el Seminario. Quizá no siempre acertara y en alguna ocasión sostuvimos acalorada discusión al respecto, pero, hay que tener en cuenta que el papelón del Superior, que tenía que adoptar tal decisión, no era asunto baladí.

SACERDOTE. Vicente nunca estuvo destinado al frente –que yo sepa- de ninguna parroquia, mas ello no fue óbice para que los seminaristas descubriéramos en él lo que realmente era: un gran sacerdote. Supo inculcarnos, con su palabra y ejemplo, que el Cristianismo era, fundamentalmente y más allá de una serie de conocimientos y de comportamientos religiosos y morales, una persona: Jesucristo.

Fraccion del Pan
 Los tomos de El Señor, y La esencia del Cristianismo, ambos de Romano Guardini, eran el abc que deseaba implantar en nuestra médula de jóvenes cristianos. Si lo esencial en la fe del cristiano era para Vicente, como no podía ser de otra manera, la persona de Jesucristo, Hijo de Dios y Hermano mayor nuestro, esta fe nuclear se explicitaba históricamente en la Iglesia. La fe es un don de Dios que nos llega por la Palabra: Fides ex auditu. La transmitieron los Apóstoles, base y fundamento de la Iglesia, –con la fuerza del Espíritu Santo- a sus coetáneos, surgiendo así la primera Comunidad de creyentes, fundante y fundamental, participio y adjetivo tan caros a Olegario G. de Cardedal. Credo apostólico que se convertirá, en el devenir histórico de la Iglesia, en garantía y acreditación de veracidad para los cristianos de todas las épocas.

Vicente tenía un esquema eclesiológico muy claro y así nos lo supo transmitir. Nos ayudó a descubrir a Cristo y nos enseñó a vivir en Cristo, dentro de su Iglesia. Fe e Iglesia que, gracias a la sucesión apostólica por medio de los obispos, encuentran en los Doce su mejor garantía histórico-teológica. Muchas homilías que pronunciara posteriormente el obispo don Maximino Romero de Lema tenían la impronta de Vicente: Ubi Petrus ibi ecclesia; ubi episcopus est ibi sedis. El hecho de que tuviese muy claro y delimitado este esquema Dios-Cristo-Iglesia sería más tarde su gran apoyatura en los momentos borrascosos por los que su pirueta personal y existencial tendría que transitar tras su secularización. Hablaremos de ello, en el último epígrafe.

En este mismas páginas Jesús Blázquez González nos habla, espléndidamente, de Vicente como profesor de Liturgia, por lo que huelga que yo me extienda aquí al respecto. Quiero, no obstante, dejar una pincelada acerca de él como celebrante. Se esforzaba en que descubriéramos la necesidad de que el sacerdote fuera, a la vez, celebrante, liturgo. Había que aprender a “celebrar”. Las celebraciones litúrgicas eran reuniones de la Asamblea Cristiana para actualizar –hacer memoria de- los frutos del Misterio Pascual de Cristo. En palabras de otro buen liturgista, José Manuel Bernal Llorente –cofundador con Vicente de la Asociación Españoles de Profesores de Liturgia- “el memorial o anámnesis no es un mero recuerdo psicológico, ni un simple relato, sino la evocación actualizadora y eficaz de acontecimientos liberadores que, arrancando del pasado, se proyectan y culminan en el futuro”. Acompañé a Vicente en muchas celebraciones litúrgicas y paralitúrgicas y quisiera, aquí, a vuelapluma, reseñar testimonialmente alguna de ellas. Resultó verdaderamente impresionante la bendición de la casa que tuvo lugar cuando Miguel Ángel Galán y su esposa estrenaron su nuevo hogar en Ávila. Con una gran pedagogía catequética nos había imbuido a todos, previamente, del sentido profundo de la bendición (Berakah). Transcribo aquí palabras de Vicente al respecto, plasmadas en un breve trabajo suyo sobre el término “alboroque” (18-04-2002, Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid) y es definitorio de su propio estilo: “Bendición significa que Dios ‘dice bien’ de algo o de alguien, por ejemplo de Abrahán. Y, también, que el hombre corresponde ‘diciendo bien’ de Dios. Se trata, en definitiva, de la bendición, la alabanza, la acción de gracias, la beráka bíblica”. Bendición ascendente y descendente. Fue emocionante cómo los esposos y los que celebramos con ellos la paraliturgia bendecíamos a Dios, esperando derramase su bendición sobre aquel nuevo hogar. Otro acto litúrgico muy bonito fue la profesión de votos de una religiosa del Colegio de la Medalla Milagrosa de Ávila. Vicente sabía conjugar como nadie palabras sobre el amor de Dios y el amor humano, descubriendo la hondura de la entrega radical al Padre como signo, eficiente y eficaz, del amor a los hermanos y viceversa. También tardará en olvidar, la buena gente de la parroquia de Crespos,

Parroquia de Crespos (Avila)
la paraliturgia del Credo, que tuvo lugar en la Cuaresma del año 1976, como preparación para celebrar el Misterio Pascual. Vicente nos diseñó (a José Mª García Somoza –que iba los fines de semana como seminarista- y a mí) un esquema celebrativo sobre la fe, donde todos los reunidos iban poniendo, personalmente, su mano en el mismo folio del Libro de bautismos en el que figuraba su propia inscripción bautismal, renovando, en alta voz, aquel compromiso que un día hicieren por ellos sus padres y padrinos. Impresionante. Las homilías de Vicente eran de honda enjundia, no tenían desperdicio y estaban impregnadas de lo esencial de nuestra fe cristiana. Nunca he escuchado a nadie hablar con más convicción que a él sobre Abraham, nuestro padre en la fe. Cuando se acercaban las fiestas abulenses de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz,

Iglesia de La Santa (Ávila)
 

ya estábamos los seminaristas esperando impacientes sus homilías. Como celebrante era un gran liturgo y supo transmitir a los seminaristas de mi generación la esencia de la celebración cristiana; celebración de la Comunidad; escuchando la Palabra, que se explicita en la homilía; asumiéndola personalmente y proclamándola públicamente en el Credo, y actualizando su contenido misterioso y salvífico en el Sacramento (La palabra ‘diventa’ sacramento, que tan expresivamente nos explicaba, utilizando esos modismos italianizantes que tanto le gustaban). Al vivir cultualmente el Misterio Pascual, actualizamos la paz pascual –salvación- que Cristo trajo y en cuya misión y proclamación –“podéis ir en paz”- estamos comprometidos todos los ‘celebrantes’.

 AMIGO. Desde que conocí a Vicente siempre me distinguió con su amistad, lo que no impidió que siendo –como éramos, ambos- de carácter tan diferente y de genio tan fuerte, tuviéramos nuestros buenos momentos de desencuentro. Siempre le aprecié muchísimo y fue para mí el mejor profesor, el mejor maestro, el mejor sacerdote y uno de mis mejores amigos. Aquella amistad que empezó en el Seminario, continuó y aumentó –como no podía ser de otra forma- cuando ambos decidimos optar por la secularización a finales de los años setenta del pasado siglo. Aquellos avatares que ambos tuvimos que pasar y sufrir fortalecieron más nuestra amistad, descubriendo, así, al Vicente más humano y amigo, con el que siempre se podía contar en las duras y en las maduras, como decimos en Castilla.

Fueron muy difíciles, sobre todo para él, por la edad, aquellos primeros momentos en Madrid. Muy pocos le mantuvimos –todo hay que decirlo- nuestra fiel amistad: José Bullón (rector del Seminario: 1980-1986), Emeterio Pato, Alfonso Pérez Laborda (rector del Seminario: 1986-1988), Bonifacio Blázquez (q.e.p.d), entre los sacerdotes; los ya aquí mencionados Carlos Velayos y Teótimo Sáez, entre los antiguos alumnos; y Conchita y Ernesto entre los amigos. Puede haber alguno más, quizá me deje a alguien, pero no a muchos. Sobre todo en los primeros momentos, esa es la verdad. Fue en esa dura situación cuando descubrí la verdadera talla de Vicente como cristiano. Aquel esquema cristológico y eclesial al que antes me referí le ayudó, indeciblemente, para sobrellevar aquellas crudas dificultades. He de decir aquí, para que quede constancia escrita –supongo que, quizá, algún compañero más lo repita- que nunca le vi quejarse de la Iglesia. Cuando alguien insinuaba que bien podrían haber hecho desde el Obispado algo más, desde el punto de vista laboral o profesional, él nunca entraba al trapo. Prefería tomarlo como una cruz que, voluntariamente, habíamos asumido y que, por lo tanto, no venía a cuento la queja. Sabíamos lo que suponía la secularización y al solicitarla debíamos responsabilizarnos de sus consecuencias. Una pena que –en este, como en otros aspectos- no esté aquí para ver los nuevos aires que vienen de Roma al respecto.

La amistad de Vicente hacia mí era evidente. Ya nos decía don Mariano Taberna, en las clases de Lógica, que “evidente es lo que no necesita demostración”. Pese a no necesitarlo, quiero reflejar aquí, en dos pinceladas, mi agradecimiento por aquella amistad que tuvo conmigo y con mi familia. Mi esposa María Jesús y yo fuimos los padrinos de su boda con Pilar Gil Montero, otra gran persona, como él. Su matrimonio fue bendecido por el sacerdote José María Berlanga –amigo de sus tiempos de estudiante en Roma- en la preciosa Iglesia de Las Calatravas.

Iglesia de Las Calatravas (Madrid)
Esta Iglesia, cuyo nombre real es Concepción Real de Calatrava, se asienta en un edificio significativo del barroco madrileño, ubicado en el número 25 de la calle Alcalá de Madrid. Asimismo, tuvo a bien elegirme como padrino de su primer hijo, Rubén, aunque no sólo éste, sino sus otros dos hijos, Jesús Manuel y Juan María, me llenaban de orgullo al llamarme “padrino”, cada vez que me veían entrar en su casa o iban a la nuestra. Por su parte, él fue quien bendijo mi matrimonio y, también, el padrino de confirmación de mi hijo Juan Jesús. La etapa de Madrid ha estado llena de vivencias y encuentros cálidos para ambas familias. Unos y otros hemos celebrado juntos todos los eventos personales y familiares al uso: nacimientos, bautizos, cumpleaños, comuniones, etc. Nos hemos ayudado mutuamente charlando y desahogándonos, saboreando un café o una copa y comentando los problemas que nos iban dando los hijos, a medida que éstos se echaban encima centímetros de altura.

La vida profesional de Vicente, ya en Madrid, consistió en dar clases de Religión en una Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de Enseñanza General Básica, dependiente de la Universidad Complutense de Madrid. Aunque el sueldo inicial era nimio (“me tienen asignado como sueldo el importe presupuestado para tizas”, decía con su característica sorna), sin embargo, fue suficiente para que terminase el calvario de aquellos primeros meses en los que nadie le tendió una mano y no encontraba un puesto laboral, a pesar de su brillante preparación académica. Así las cosas, comenté la situación a sister Milagrosa, una religiosa de las Irlandesas de la Calle Cullera de Madrid, y me dijo que aquella misma semana tendrían un retiro con el consiliario de religiosas de la Diócesis de Madrid, don Fidel Herráez, por entonces sacerdote y hoy Obispo Auxiliar de Madrid. Expuse a éste la situación y Dios proveyó, porque resulta que Fidel, abulense de nacimiento, conocía por referencias a Vicente y estaba al tanto de su valía como liturgista y como profesor. Me dijo que hablaría con el arzobispo Suquía y, efectivamente, comenzó acto seguido sus clases de Religión en la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado antes aludida.

No quisiera terminar sin mostrar mi agradecimiento a José Bullón Hernández, por haber tenido la genial idea de realizar este homenaje y ser el verdadero promotor del mismo. Vicente se lo merecía con todo derecho y creo que la diócesis toda, pero, particularmente sus alumnos estábamos, en cierta medida, en deuda con él. Teníamos que mostrar, públicamente, nuestro reconocimiento a una de las personas que más profunda huella ha dejado con su paso por el Seminario y que mayor impronta ha plasmado en la mayoría de los jóvenes que tuvimos la suerte de coincidir allí con él. Mi memoria, agradecida, hacia la figura de Vicente Martín Pindado.