jueves, 5 de marzo de 2009

El lenguaje de las urnas


Los ciudadanos nos sentimos, muchas veces, como meros espectadores, cuando no simples sujetos pacientes, del quehacer político. La política se nos antoja distinta y distante a los asuntos personales, sociales, laborales, económicos, culturales que realmente nos preocupan a los ciudadanos de a pie.

Observamos cómo los políticos se han constituido en una casta, con alguna variante según el partido en el que militan, cuyos objetivos e intereses no tienen nada que ver con el común de las gentes normales. Nos sentimos, a veces, impotentes, pues, pensamos que la distancia entre nuestros políticos y nuestros problemas reales es insalvable; que nos manipulan y engañan con harta frecuencia; que en aras de los "intereses generales" sus decisiones van en contra de los intereses concretos y particulares de la gente del pueblo.


En definitiva, nos sentimos marginados de la res pública, de la tarea política, sintiendo, con dolor, que sólo cuentan con nosotros cada 4 años, cuando tenemos que acercanos a las urnas. Unos días antes de este maravilloso acto democrático, de la votación, los políticos se han dignado bajarse hasta nosotros y han alagado nuestros oídos con dar solución a muchas cosas y casos que nos ocupan y preocupan. Pero, pasadas las elecciones, no volvemos a saber nada más de ellos. Vemos cómo se olvidan las promesas y se incumplen los programas. Ellos, los políticos, a lo suyo. Nosotros, hasta la próxima votación.


Mas hete aquí que, a veces, las urnas hablan. Emiten un lenguaje elocuente, claro y exigente. Las urnas, en ocasiones, traducen la voluntad popular de un modo tan claro y explícito que, incluso a los mismos políticos, resulta difícil no escuchar su voz. Las urnas, en algunas circunstancias, proclaman y exigen lo que quiere el pueblo de un modo tan clarividente que sería una desfachatez antidemocrática no obedecer su voz.


Una de estas veces en que las urnas hablan con claridad han sido las últimas elecciones en las Comunidades Autónomas de Galicia y del País Vasco.


¿Qué han dicho a todos y, particularmente, a los políticos las urnas en estas dos Comunidades? En ambos casos han emitido un mensaje muy claro: La mayoría de los ciudadanos de esos territorios están al lado de las fuerzas que proclaman y defienden la Unidad de España, al lado de los que defienden la Constitución como Norma Suprema de convivencia. El sistema electoral español no es presidencialista. Aquí elegimos diputados o senadores, o consejeros para las Comunidades o concejales para los Ayuntamientos. Y, una vez elegidos, son ellos quienes, como representantes nuestros, eligen al Presidente del Gobierno de la Nación, o a los Presidentes de las Comunidades o a los Alcaldes. Por ésto, la suma de los votos de todos aquellos partidos que defienden la realidad de la Nación española y de la Constitución es plena y absolutamente democrática y si esta suma es mayor que la de un partido concreto, que, a su vez, pueda haber resultado el más votado, es legítimo y legal.


Las urnas han dicho abiertamente, en las dos Comunidades mencionadas, que no quieren gobiernos independentistas o separatistas, sino encuadrados y respetuosos en y con el marco constitucional. Esto han dicho las urnas. Y hay que obedecerlo. En el caso gallego es obvio: han dado la mayoría absoluta al PP. Y en el caso vasco también: han dado mayoría a los partidos nacionales que defienden el marco constitucional actual. Por eso los políticos vascos deben tener una respuesta clara: Aquellos que más votos han recibido, no individualmente sino en el conjunto de los partidos, tienen que unirse necesaria y obligatoriamente para defender la Unidad de España y su Constitución. El PNV no puede alegar que él tiene más votos que los demás, porque su idea es contraria a la de los demás, ya mencionados y la Ley electoral permite las alianzas o los apoyos puntuales. Por tanto, éstos juntos son los que realmente expresan cuál es la voz del pueblo vasco, qué es lo que quieren sus gentes. Y el lenguaje de las urnas, esta vez, ha sido claro y elocuente: Quieren seguir siendo españoles y no apoyan los separatismos.


Pues, a obedecer al pueblo, amigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario