lunes, 23 de marzo de 2009

CRISIS Y CORTINAS DE HUMO


Según dicen grandes analistas, estamos sufriendo la peor crisis de las hasta ahora conocidas. Incluida la célebre de 1929. En España el número de parados anda por los cuatro millones, de tal forma que de cuatro familias una tiene algún parado. El futuro aún más trágico. Los expertos más optimistas hablan que será a partir de 2010 cuando empezarán a pasar los nubarrones de esta crisis y a abrirse algunos claros económico-financieros. Los jóvenes han desistido de poder comprar un piso e independizarse de la familia. Ninguna entidad bancaria o financiera les da un préstamo, ni por equivocación.

Bien, ésta y aún peor es la situación y en vez de comprobar que todos nuestros políticos, nuestros economistas, nuestros empresarios, nuestros sindicatos se devanan los sesos intentando descubrir fórmulas para atajar la crisis, en un primer e inmediato momento, y poner, después, los medios necesarios para superarla y poder afrontar el nuevo futuro; en vez de éso, resulta que nos siguen dando ejemplos meridianos de su grandeza de objetivos. Veamos cuales son sus inquietudes, que devienen, por innecesarias -muchas veces- en verdaderas cortinas de humo con el objetivo de distraer a incautos e ignorantes:

. Discutir si afecta al fondo o a la forma el anuncio de la retirada de nuestras fuerzas armadas de Kosovo.

. Lanzarse requiebros y miradas furtivas para ver si en el País Vasco se puede constituir un gobierno que cuente conmigo y no contigo; que, si no directamente y en este primer momento, a ver si luego, una vez constituido gobierno, podemos seguir teniendo cuotas de poder y mantener el statu quo, aunque sea faltando a pactos o contratos.

. Lanzar toda la furia e inquina del progresismo barato contra la Iglesia, porque defiende -¿cómo no iba a hacerlo?- la vida, toda vida y desde el principio hasta la muerte. El colmo, aquí, es cuando en un alarde de erudición naturalista se matiza que el lince del anuncio no es "ibérico". ¡Qué culturón!

. Si a esos progresistas anticlericales les queda, después de la "lucha" del punto anterior, una brizna de fuerza, la dirigirán, cómo no, contra el Papa Benedicto XVI, por atreverse a decir que defender el condón en la lucha contra el Sida no es sino quedarse en las ramas y no ir a las verdaderas causas que causan tal pandemia. Es igual, se le critica sin pensar que es la Iglesia, la que preside el Papa, la institución que tiene en el mundo mayor número de personas dedicadas a la lucha contra el Sida en hospitales y centros de acogida y todo ésto en el tercer mundo, y en los lugares donde no hay intereses estratégicos, motivo éste por el que los grandes laboratorios y los Estados occidentales ni se preocupan. Defendiendo sólo a las personas y a éstas enfermas.

. En las televisiones, en vez de mostrar cómo con la tradicional comida casera, bien administrada, puede ser un buen instrumento para sortear la crisis, por el contrario, nos abruman con platos exóticos en su elaboración y con elementos culinarios al alcance de todos, sobre todo de los parados: 100 gramos de almejas, 1kg. de langostinos, cochinillo... y todo ello acaramelado, pues, la presentación es muy importante, dicen.

Podríamos seguir y seguir. La casa se derrumba, el barco se va a pique, pero, lo importante es afrontarlo con un puro en la boca y una buena música de fondo, para que no falte la alegría. Demencial. Empieza a dar vergüenza ver cómo las fuerzas políticas siguen con su habitual y ya conocida estrechez política de parietales y son incapaces de re-unirse, coger el toro de la crisis por los cuernos y tras implementar unos nuevos Pactos de la Moncloa afrontar el reto de la inhumana crisis.

Todos tenemos la obligación de concienciarnos de la terrible realidad y como ciudadanos debemos exigir a los políticos, economistas, financieros, bancarios, sindicalistas, empresarios, a todos, que el único y principal objetivo sea dar solución -mejor soluciones, pues, no creo que baste sólo una- a esta terrible crisis.

Primer paso, al respecto: No dejarnos liar y enredar en discusiones que no son otra cosa que cortinas de humo, para despistarnos y no dejarnos ver lo único serio, hoy, socialmente: solucionar la crisis.

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