martes, 20 de noviembre de 2012

RAJOY Y PP: UN AÑO DE GOBIERNO. MAL CARIZ




Hoy se cumple un año desde que el PP y Rajoy ganaron con mayoría absoluta al Partido Socialista las elecciones generales. Desde el año 2007 España venía siendo presa de la enorme crisis que nos asola, una de las mayores entre las habidas hasta hoy. Rajoy tenía esa mayoría absoluta que había pedido, pues, para afrontar las dificultades –decía- era necesario que los españoles le dotásemos de poder ad hoc. Le otorgamos mayoría absoluta y ha pasado un año. ¿Qué balance se puede hacer de la actuación del ejecutivo del PP durante este último año?

Podemos intentar hacer una evaluación global, de toda la actuación del gobierno y, después, valorar pormenorizadamente algunos campos o aspectos de su actividad. Personalmente, doy al gobierno que preside Mariano Rajoy un simple aprobado, con un cinco raspón, en una escala de 0 a 10.

Constato que la situación que encontró el PP al llegar al gobierno era de lo más desastroso:
- Mayor déficit del que decía el gobierno saliente,
- los mercados apretando las tuercas e imponiendo una prima de riesgo y unos porcentajes de interés casi insoportables,
- las agencias internacionales de evaluación económico-financiera rebajándonos el rating cada quince días,
- las Cajas de Ahorro prácticamente en la banca rota,
- necesidad de un reajuste estructural de todo el sistema financiero,
- con la burbuja del ladrillo ya explotada,
- necesidad de promulgar un nuevo sistema legal que abordase sistémica y estructuralmente todo el entramado laboral,
- Cataluña con un Estatut promulgado que, aunque limado en alguna arista por el Tribunal Constitucional, constituía una amenaza para el equilibrio general del Estado de las Autonomías,
- fin indefinido –pero no definitivo y total, con entrega de armas y petición de perdón- de la lucha armada de ETA,
- las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos asfixiados económica y financieramente, pero, sin control alguno,
- unas Administraciones Públicas sobredimensionadas, duplicidades entre éstas, un Senado inoperante y, como corolario, cinco millones de parados.
- Y, más….

Pero analicemos, ahora, pormenorizadamente. No se puede decir, en honor a la verdad, que lo que se encontró el PP al llegar al Gobierno le resultara todo novedoso. El, venía gobernando en varias Comunidades Autónomas, que no eran precisamente un dechado de ejemplaridad a la hora de cumplir con el santo temor al déficit. Gobernaba, asimismo, en varios Ayuntamientos, alguno de los cuales –por ejemplo, Madrid- han dejado embargadas a dos o tres generaciones para poder saldar el déficit que arrastraban. Si analizamos la situación de las Cajas de Ahorro, observamos un diseño estructural, letal en sí mismo: Unos directivos y consejeros que desconocían el oficio y que solamente estaban prestos a blindarse unos buenos contratos para el momento de la despedida, pero entre los que se encontraban miembros de los partidos políticos y de los sindicatos.

Por lo tanto, desde el punto de vista del conocimiento de la situación, tenemos que reconocer que el PP era consciente de lo que se iba a encontrar, de lo que realmente había.

Las medidas que ha tomado el Gobierno del PP para atajar el déficit no son malas, en sí mismas, sino insuficientes. Me explico. Dadas las circunstancias, era inevitable promulgar una ley de estricta estabilidad donde ninguna administración gastase más de lo que ingresase. Vale, pero, una vez dictada debe cumplirse. Por lo que se va viendo, las Comunidades Autónomas se llaman a andana y no están por el esfuerzo. Era inevitable, también, ajustar los gastos de la Administración Central. Pero, el recorte no tendría que haber caído, solamente, sobre los funcionarios, a quienes desde el año 2010 se les ha recortado algo más del 30% de su salario, entre congelaciones de sueldo y anulación de la extra de Navidad. Hubiera sido más productivo haber recortado en: Eliminar la traducción simultánea de las diferentes lenguas regionales en el Senado; las embajadas de las CC. AA. en el extranjero; eliminar las figuras del Defensor del Pueblo en dichas Comunidades; haber eliminado o transferido a manos privadas las televisiones públicas autonómicas; eliminado la TV2, el canal 24 Horas, TDP y demás televisiones locales; reestructurar y racionalizar el sinfín de empresas públicas de todas las administraciones públicas. Todo el mundo clama contra el Senado, por tratarse de una Cámara inútil y costosa; todo el mundo protesta de las duplicidades de competencias entre las Diputaciones y las CC. AA, pero, nadie se atreve a meter la tijera; por doquier se habla del sin número de Ayuntamientos con veinte o treinta vecinos; y, sin embargo, ahí no se ha hecho nada. Esos gastos –parece- no inciden en el aumento del déficit.



Se debería haber abordado ya –me temo que pasará, otra vez más, esta oportunidad- la regeneración democrática del Estado: Empezando por la Ley Electoral, continuando con el drenaje democrático de partidos políticos y sindicatos, abordando –de una vez por todas- la independencia del Poder Judicial, única manera de tener una Justicia efectiva, eficaz y democrática; haciendo cumplir las leyes y sentencias a todo el mundo, empezando por las instituciones (Cataluña incumple sistemáticamente las Sentencias del Supremo y propone a voz en grito un referendum anticonstitucional sobre su independencia) y terminando por los ciudadanos (todos iguales ante la Ley, sin distinción en función del origen familiar…o profesional…o social).

En conexión con la regeneración democrática está un tema candente a más no poder: la situación de ETA. El Gobierno del PP ha continuado, prácticamente, la línea que ya venía trayendo el socialista, habiendo traspasado una línea roja al poner en libertad condicionada al etarra Bolinaga. Las Víctimas del Terrorismo y una gran mayoría de españoles nos sentimos ultrajados por la condescendencia con los presos de ETA y con el hecho de que gente de ETA, testaferros de Batasuna –BILDU- esté gobernando en múltiples Ayuntamientos del País Vasco y estén presentes en el resto de instituciones autonómicas y estatales. ¡Tanta sangre, tanto sacrificio, para esto!

Como todo esto no se ha hecho, los mercados y las agencias de calificación se siguen cebando con España. Parece ser que a los miembros del Gobierno les extraña que, a pesar de los recortes estructurales, los mercados nos sigan castigando. Y lo seguirán haciendo, señores míos, si continúan sin tomar las medidas que se indican –y muchas más- en los dos puntos anteriores.

Por todo lo dicho, tras un año del PP en el Gobierno muchos de sus votantes y de sus simpatizantes nos sentimos defraudados. Esperábamos algo más, sobre todo, al haberle otorgado una mayoría absoluta (ni siquiera se ha atrevido a descuartizar la sectaria Ley de la Ciudadanía ni desmontar el embrollo ineficaz de la Alianza de las Civilizaciones), arma suficiente para afrontar el reto de esta crudísima crisis en inmejorables condiciones.


Pienso, personalmente, que aún hay tiempo. Pero, hay que cambiar de actitud y revestirse de valor. Se necesita remozar nuestra Constitución, pues, la regeneración de la estructura territorial del Estado lo exige. Pues, que se remoce y modifique. Se necesita aunar en el Estado una serie de competencias que hoy se han entregado gratuitamente a las CC. AA. y que deben volver al Estado: Sanidad, Educación, por ejemplo. Hay que gobernar. No queda otro remedio. Si el PP se pone manos a la obra y gobierna, recuperará el aprecio de todos sus votantes. Sabemos que hay que sacrificarse, pero, que no seamos siempre los mismos, que nos sacrifiquemos todos.





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