viernes, 26 de abril de 2013

JOSÉ Mª GIL TAMAYO EN LA PARROQUIA DE LA ANUNCIACIÓN DE POZUELO DE ALARCÓN

Ayer, día 25 de marzo, don José María Gil Tamayo, sacerdote, impartió una sabrosísima conferencia/diálogo con un grupo de feligreses de la Parroquia de Pozuelo de Alarcón (Madrid), la Anunciación de Nuestra Señora.
El tema de la charla versó sobre tres puntos de acuciante actualidad: 1) La renuncia de Benedicto XVI; 2) el período de Sede Vacante, preparación y entrada en el Cónclave; y 3) la elección del Papa Francisco.
Don José María Gil Tamayo ha sido testigo de estos acontecimientos, ya que, nada más saberse la noticia de la renuncia del Papa Benedicto XVI, el portavoz del Vaticano, Padre Lombardi, le llamó para que se personase en Roma y le ayudase en la portavocia, en lo que a la comunicación con el mundo latinoamericano se refería, es decir, para los pueblos de habla española.

La charla y su posterior diálogo estuvieron muy amenos. Don José María expuso magistralmente los tres puntos indicados, desde una visión centrada, tanto teológica como eclesialmente, y desde la atalaya privilegiada en que había vivido esos momentos.

Expuso que la elección del Papa Francisco es un regalo del Señor. Que el nuevo Papa ejercerá su tarea de Obispo de Roma y, por ello, Sucesor de Pedro, desde el estilo ya por todos conocido que imprimió a su episcopado en su archidiócesis de Buenos Aires: Con sencillez, humildad, cercanía a todos y particularmente a los pobres.

A continuación cuelgo un breve curriculum del sacerdote pacense don José María Gil Tamayo. Estos datos, amasados con una gran bondad y un corazón sacerdotal inmenso me inclinan a pensar que estamos ante un futuro Obispo de la Iglesia española.
 
Ex director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal Española y Consultor del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales. Nacido hace 52 años en Zalamea de la Serena (Badajoz), pertenece desde su ordenación en 1980 al clero de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, en cuyo Seminario realizó los estudios sacerdotales, licenciándose posteriormente en Estudios Eclesiásticos en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Tras desarrollar durante nueve años su trabajo sacerdotal al frente de parroquias rurales de la comarca pacense de La Serena y en la pastoral educativa con jóvenes, se licenció en Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. En 1992 se hizo cargo de la dirección de la delegación de Medios de Comunicación y de la Oficina de Información de su diócesis, poniendo a la vez en marcha el semanario diocesano "Iglesia en camino", del que fue director hasta el año 2005. También participó activamente en la puesta en marcha de la emisora Popular TV de Badajoz, compatibilizando este trabajo con el de capellán del Colegio Sagrada Familia, de Badajoz. En el plano docente, además de conferenciante habitual sobre temas relacionados con la pastoral de las comunicaciones sociales, ha dictado cursos y conferencias sobre esta materia en la Universidad Pontificia de Salamanca, Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma), Universidad Católica San Antonio de Murcia, Universidad San Pablo-CEU de Madrid, Universidad de Navarra, y en la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid, así como en diversos seminarios y centros docentes superiores. Es profesor del título de postgrado de "Experto en Comunicación" de la Universidad Pontificia de Salamanca y profesor visitante de la Universidad Católica de El Salvador. Miembro de los consejos de administración de la Cadena COPE y de Popular TV, José María Gil es también Consiliario de la Unión Católica de Informadores y Periodistas de España (UCIP-E) y canónigo de la Catedral Metropolitana de Badajoz, además de colaborador habitual del programa La linterna de la Iglesia en la Cadena COPE y, desde el pasado verano, párroco in solidum con derecho a sucesión de la Parroquia de San Juan Bautista de Badajoz.

jueves, 25 de abril de 2013

EL LENGUAJE DEL OBISPO DEBE SER LIMPIO Y SENCILLO


Hoy celebra la Iglesia la fiesta de San Isidoro de Sevila (560-636). Ha sido uno de los obispos españoles de cuya sabiduría la Iglesia española y la europea ha bebido durante muchos siglos. Hoy, que acabamos de estrenar Papa, quiero traer aquí unas palabras de San Isidoro que pudieran ser una fotografía del Papa Francisco. Cuando uno es cristiano de veras y pone a Cristo y su Evangelio en el centro de su persona y de su vida da igual la época en que se viva, siempre Cristo será el eje en torno al cual girará la existencia cuyo radio de acción siempre serán los hermanos, particularmente los más sencillos, los más débiles, los más pobres. Veamos como las palabras de este gran santo medieval retratan al actual Papa Francisco:

Del Tratado sobre los oficios eclesiásticos (cap. 5,1.2: PL 83,785):


"El lenguaje del obispo debe ser limpio, sencillo, abierto, lleno de gravedad y corrección, dulce y suave. Su principal deber es estudiar la santa Biblia, repasar los cánones, seguir el ejemplo de los santos, moderarse en el sueño, comer poco y orar mucho, mantener la paz con los hermanos, a nadie tener en menos, no condenar a ninguno si no estuviere convicto, no excomulgar sino a los incorregibles.


Sobresalga tanto en la humildad como en la autoridad; que, ni por apocamiento queden por corregir los desmanes, ni por exceso de autoridad atemorice a los súbditos. Esfuércese en abundar en la caridad, sin la cual toda virtud es nada. Ocúpese con particular diligencia del cuidado de los pobres, alimente a los hambrientos, vista al desnudo, acoja al peregrino, redima al cautivo, sea amparo de viudas y huérfanos.

Debe dar tales pruebas de hospitalidad que a todo el mundo abra sus puertas con caridad y benignidad. Si todo fiel cristiano debe procurar que Cristo le diga: Fui forastero y me hospedasteis, cuánto más el obispo, cuya residencia es la casa de todos. Un seglar cumple con el deber de hospitalidad abriendo su casa a algún que otro peregrino. El obispo, si no tiene su puerta abierta a todo el que llegue, es un hombre sin corazón".

martes, 23 de abril de 2013

LA X AYUDA A LA IGLESIA EN EL IRPF


En 2010, la Iglesia atendió a 4.165.250 personas. Es un 56,5% más que el año anterior. Puede verse desarrollado y con datos cada apartado en la página http://www.portantos.es/labor-de-la-iglesia





Descubre aquí la amplia labor de la Iglesia en España

Memorias Justificativas de Actividades


Memoria Justificativa de Actividades 2010

Memoria Justificativa de Actividades 2010

Memoria Justificativa de Actividades 2009

Memoria Justificativa de Actividades 2009

Memoria Justificativa de Actividades 2008

Nota de la Memoria anual de actividades de la Iglesia 2008

Memoria Justificativa de actividades 2007

Nota de la memoria anual de actividadesde la Iglesia 2007

Estadísticas de algunas actividades de la Iglesia


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viernes, 19 de abril de 2013

EL PAPA Y LOS GRUPOS ECLESIALES


¡Qué empeño tienen algunos en ver cómo reciben las distintas sensibilidades de católicos la figura, gestos y palabras del Papa Francisco! Por un lado, hablando del sector de la Teología de la Liberación, por otro, del Opus Dei, más allá refiriéndose a los del Camino Neocatecumenal, los de Comunión y Liberación, etc. Se intuye, a veces y en algunos análisis, el deseo de vislumbrar las primeras disensiones entre cierto-s grupo-s y el nuevo Papa.


Pues, bien. Hasta ahora ninguna de las mencionadas corrientes, a través de lo escrito y dicho por sus representantes, ha dado muestra de desafecto alguno al sucesor de Pedro. Por tanto, no veamos lobos donde no los hay.

Creo que la experiencia de los años del Concilio y del post Concilio Vaticano II, nos ha dejado algo cansados a más de uno por esas refriegas –casi siempre estériles- y estamos, ahora, deseosos de continuar nuestra fe en el Padre misericordioso que nos mostró Jesús, viviéndolo diariamente lo más cerca y con la mayor implicación posible con los hermanos que nos rodean, especialmente los más desfavorecidos, y con todo el mundo, procurando, entre tanto, ser lo más respetuosos posible con el medio ambiente y con la naturaleza que nos rodea. En lo esencial todos estamos de acuerdo, aunque al traducirlo a la calderilla de nuestra circunstancia vital y existencial se plasme en diferentes estilos y haya, a veces, diferencias.

Sin duda, el Papa va a decir palabras y frases que van a gustar a este grupo o aquel otro, pero, si se continúa atento al discurrir de su discurso veremos que más adelante o bien otro día dirá el complemento que está esperando el otro grupo de hermanos con diferente sensibilidad. Un día hablará del esfuerzo en impregnarnos del "olor de nuestras ovejas" y otro de la necesidad de la oración y de la adoración o de la necesidad de la conversión que nos lleva a la confesión.

Lo importante es que pensemos que tenemos que estar unidos en la fracción del Pan -somos uno porque partimos el Pan- y en el deseo de llevar esa Comun-Unión a todos los hombres.

Pasemos la garlopa al subjetivismo de nuestras teorías y profundicemos en el Evangelio de Jesús de Nazareth, siempre vivo y refrescante, que nos interpela constantemente a todos. Intentemos vivir la alegría de la Unidad -lo que tampoco implica uniformidad- en Cristo, dentro de la pluralidad de nuestro testimonio cristiano en las diversas circunstancias donde nos ha puesto la vida. Y pidamos todos por el Papa para que pueda desempeñar su ministerio lo más adecuadamente posible a la voluntad de Cristo y a las necesidades actuales de mujeres y hombres.

miércoles, 17 de abril de 2013

UN MES DESDE LA ELECCION DEL PAPA FRANCISCO


Hace poco más de un mes que fue elegido Papa el Cardenal de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio, con el nombre de Francisco. Durante este breve tiempo, el Papa Francisco nos ha dado signos suficientes de por dónde quiere que marche su servicio petrino, de cuales van a ser las coordenadas que van a sostener y orientar su ministerio como Obispo de Roma y, por tanto, sucesor de Pedro.


Con la elección del nombre, Francisco, ya nos expresó lo nuclear de su mensaje: Quiere una Iglesia sencilla, pobre y dedicada a los pobres. Así lo corroboró el día de su elección en su primera aparición en el balcón del Vaticano: Sotana blanca sin mucela roja, zapatos negros, solicitando –con humilde inclinación- para él la oración de todos, utilizando un lenguaje familiar y paternal.

Es un Papa, por lo que se puede colegir de sus palabras, que quiere estar cercano a los hombres que le rodean: Se siente, en primer lugar, Obispo de Roma. Quiere conocer a grey y desde el primer momento se ha acercado a ella bien celebrando en la Iglesia conexa al Vaticano en su primer domingo, bien visitando las Iglesias Mayores de Roma, en cuyos trayectos ha estado atento al saludo de las gentes, a dar el beso y bendición a los enfermos, a utilizar un coche utilitario, a bajarse del mismo para saludar a un necesitado. Incluso a abonar pertinentemente los gastos ocasionados en una residencia, los días anteriores al Cónclave.

Con los obispos y sacerdotes ha tenido palabras de aliento. Les ha animado ha fundamentar su esperanza en Cristo resucitado, reavivando en ellos los albores de vocación sacerdotal –volviendo a Galilea- y saliendo a ver, mezclarse y conocer a sus feligreses: “El pastor debe oler a sus ovejas”. De esta manera su vida sacerdotal recobrará una renovada fecundidad; siendo padres y haciéndose hermanos de sus comunidades sentirán que sus vidas son fecundas y que el éxito o no de esa misión es algo que hay que poner, confiadamente, en manos de Dios: Él sabrá cuando llega el momento de la recolección y a quien toca esa tarea. Dando ejemplo de esta actitud sacerdotal, celebró el Jueves Santo la Misa In Coena Domini en un reformatorio de menores, lavando y besando los pies a muchachos y muchachas reclusos, de los cuales dos eran islamistas. Con ello dejaba traslucir que su mente pastoral conectaba con la de Cristo: “Tengo otras ovejas que no son de este redil”.

Al mes justo de haber sido elegido Papa y siguiendo una sugerencia, al parecer, surgida en el transcurso de las Congregaciones Generales anteriores al Cónclave, ha elegido a un “Grupo” de Cardenales para que le asesoren. Este grupo no pertenece a la Curia, sino que, siguiendo un criterio territorial mediante el cual puedan estar representadas todas las partes del mundo donde la Iglesia está implantada, representan a todos los continentes, con sus inquietudes particulares y con sus criterios propios. Se trata de un órgano consultivo –el Papa será quien decida, finalmente-, pero que aconsejará a Francisco en dos asuntos fundamentales: Uno, aconsejar al Papa en cuanto al “gobierno de la Iglesia universal” se refiere; dos, estudiar y aconsejar sobre una reforma de la curia romana, estudiando un “proyecto de revisión” de la Constitución Apostólica Pastor bonus, que rige la estructura de la Curia desde que fue promulgada por Juan Pablo II en el año 1988. Con los papeles y problemas del Vatileaks, la reforma de la curia romana estaba siendo exigida a voces por todo el mundo. Reformanda est. Y una buena medida terapéutica ha sido buscar un consejo o grupo asesor prácticamente ajeno a la misma.

En la elección de este grupo asesor, también se vislumbra el fino estilo y la delicadeza suma del Papa Francisco. Podría haberlo hecho –hubiera sido visto como normal- por medio del clásico “motu propio”, pero, siguiendo esa reconocida sobriedad y fineza que quiere insuflar a la Iglesia toda, lo ha hecho mediante un sencillo “comunicado de la Secretaría de Estado”, que se divulgó el pasado 13 de abril.

Concluyendo: Por mi parte estoy muy contento con la elección del Papa Francisco, sus primeras palabras y gestos son, a mi parecer, constitutivos y constituyentes del estilo que desea marcar para la Iglesia Católica y, ahondando en ellos, suponen un verdadero interrogante a nuestra postura actual de creyentes y un acicate a entregarnos sin reservas al Dios que nos ama misericordiosamente en Cristo y que hemos de reconocer en nuestros hermanos, particularmente en los más pobres, necesitados y marginados. ¡Que Dios ilumine a Francisco en la tarea de reconfortarnos en la fe y no queramos apropiarnos, según los gustos e intereses, de sus intenciones, gestos y palabras!

miércoles, 3 de abril de 2013

CATEQUESIS DE FRABCUSCI SOBRE LA RESURRECCIÓN

Queridos hermanos y hermanas: ¡Buenos días!




Hoy reanudamos las catequesis del Año de la fe. En el Credo repetimos esta expresión: "El tercer día resucitó según las Escrituras." Es "precisamente el evento que estamos celebrando: la Resurrección de Jesús, el centro del mensaje cristiano, que resonó desde el principio y ha sido transmitió para llegara hasta nosotros. San Pablo escribe a los cristianos de Corinto: "Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los Doce.” (1 Corintios 15:3-5).

Esta breve confesión de fe anuncia precisamente el Misterio Pascual, con las primeras apariciones del Resucitado a Pedro y a los Doce: la Muerte y la Resurrección de Jesús son justo el corazón de nuestra esperanza. Sin esta fe en la muerte y en la Resurrección de Jesús nuestra esperanza será débil, ya no será ni siquiera esperanza. Y precisamente la muerte y la Resurrección de Jesús son el corazón de nuestra esperanza. El Apóstol afirma: “Y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados”. (1Cor 15, 17)

Por desgracia, a menudo se ha tratado de obscurar la fe de la Resurrección de Jesús, e incluso entre los propios creyentes se han insinuado dudas. Un poco una fe “al agua de rosas”, como decimos nosotros. No es la fe fuerte. Y esto por superficialidad, a veces por indiferencia, ocupados por miles de cosas que se consideran más importantes que la fe, o por una visión puramente horizontal de la vida.

Pero es precisamente la Resurrección la que nos abre a la esperanza más grande, porque abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte pueden ser derrotados. Y ello lleva a vivir con mayor confianza las realidades cotidianas, a afrontarlas con valentía y con empeño. La Resurrección de Cristo ilumina con una luz nueva estas realidades cotidianas ¡la Resurrección de Cristo es nuestra fuerza!

¿Pero cómo se nos ha transmitido la verdad de la fe de la Resurrección de Cristo? Hay dos tipos de testimonios en el Nuevo Testamento: algunos son en forma de profesión de fe, es decir, son fórmulas sintéticas que indican el centro de la fe; mientras que otros están en forma de relato del evento de la Resurrección y de los hechos relacionados con ella. La primera: la forma de la profesión de la fe, por ejemplo, es la que acabamos de escuchar, o la de la Carta a los Romanos en la que San Pablo escribe: "Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado."(10:09). Desde los primeros pasos de la Iglesia es clara y firme la fe en el Misterio de la Muerte y Resurrección de Jesús. Hoy, sin embargo, quisiera centrarme en la segunda, en los testimonios que toman la forma de un relato, que encontramos en los Evangelios. Sobre todo observamos que los primeros testigos de este evento fueron mujeres. Al amanecer, ellas van al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús, y encontraron el primer signo: el sepulcro vacío (cf. Mc 16:01). Sigue después el encuentro con un Mensajero de Dios que anuncia: Jesús de Nazaret, el crucificado, no está aquí, ha resucitado (cf. vv 5-6). Las mujeres son llevadas por el amor y saben acoger este anuncio con fe: creen, y de inmediato lo transmiten, no lo tiene para sí mismas. Lo transmiten.

La alegría de saber que Jesús está vivo y la esperanza que llena el corazón no se pueden contener. Esto debería suceder también en nuestra vida ¡Sintamos la alegría de ser cristianos! ¡Nosotros creemos en un Resucitado que venció el mal y la muerte! ¡Tengamos la valentía de ‘salir’ para llevar esta alegría y esta luz a todos los lugares de nuestra vida! ¡La Resurrección de Cristo es nuestra mayor certeza; es el tesoro más precioso! ¡Cómo no compartir con los demás este tesoro, esta certeza. No es sólo para nosotros, es para transmitirla, para darla a los demás, compartirla con los demás. Es nuestro testimonio



Otro elemento. En las profesiones de fe del Nuevo Testamento, como testigos de la Resurrección vienen recordados sólo los hombres, los Apóstoles, pero no las mujeres. Esto se debe a que, de acuerdo con la Ley judaica de aquel tiempo, las mujeres y los niños no podían dar un testimonio fiable, creíble. En los Evangelios, sin embargo, las mujeres tienen un papel primordial, fundamental.

Aquí podemos ver un elemento a favor de la historicidad de la Resurrección: si se tratara de un hecho inventado, en el contexto de aquel tiempo no hubiera estado relacionado al testimonio de las mujeres. Los evangelistas, en cambio, simplemente se limitan a narrar lo que sucedió: las mujeres son los primeros testigos.

Ello nos dice que Dios no elige según criterios humanos: los primeros testimonios del nacimiento de Jesús son los pastores, gente sencilla y humilde. Y las primeras en ser testimonios de la Resurrección son las mujeres.
Y ello es bello, es un poco la misión de las mujeres, de las mamás, de las abuelitas. Dar testimonio a sus hijos y nietos de que Jesús está vivo, vive ha resucitado. Mamás y mujeres ¡adelante con este testimonio!

Lo que cuenta para Dios es el corazón, cuán abiertos estamos para Él, si somos como niños que se fían. Pero esto nos hace reflexionar también sobre cómo las mujeres, en la Iglesia y en el camino de la fe, hayan tenido y sigan teniendo aún hoy un papel especial en el abrir las puertas al Señor, en seguirlo y en comunicar su Rostro, porque la mirada de fe necesita siempre la mirada sencilla y profunda del amor.

A los Apóstoles y a los discípulos les cuesta más creer, a las mujeres no. Pedro corre al sepulcro, pero se detiene ante la tumba vacía; Tomás debe tocar con sus manos las heridas del cuerpo de Jesús. También en nuestro camino de fe es importante saber y percibir que Dios nos ama, no tener miedo de amarlo: la fe se profesa con la boca y con el corazón, con las palabras y con el amor.

Después de las apariciones a las mujeres, siguen otras: Jesús se hace presente de un modo nuevo: es el Crucificado, pero su cuerpo es glorioso; no ha vuelto a la vida terrenal, sino en una nueva condición. Al principio no lo reconocen, y sólo a través de sus palabras y sus gestos los ojos se abren: el encuentro con el Resucitado transforma, da un nuevo vigor a la fe, un fundamento inquebrantable. También para nosotros, hay muchos signos con los que el Resucitado se da a conocer: la Sagrada Escritura, la Eucaristía y los demás Sacramentos, la caridad, los gestos de amor que llevan un rayo del Resucitado.

¡Dejémonos iluminar por la Resurrección de Cristo, dejémonos transformar por su fuerza, para que, también a través de nosotros, en el mundo los signos de muerte dejen lugar a los signos de la vida! He visto que hay tantos jóvenes en la plaza, chicos y chicas, aquí están. Les digo: lleven adelante esta certeza, el Señor está vivo y camina a nuestro lado en la vida. Ésta es la misión de ustedes. Lleven adelante esta esperanza. Estén anclados a esta esperanza, esta ancla que está en el cielo. Sujétense fuerte a la cuerda, queden anclados y lleven adelante la esperanza. Ustedes, testimonios de Jesús, testimonien que Jesús está vivo y ello nos dará esperanza y dará esperanza a este mundo algo envejecido por las guerras, por el mal y por el pecado ¡Adelante jóvenes!

(Traducción de Cecilia de Malak y Eduardo Rubió, en Radio Vaticano)

lunes, 1 de abril de 2013

MANUSCRITO DE MONS BERGOGLIO EN EL PRECÓNCLAVE

Según relata la revista Palabra Nueva, de la archiciócesis de La Habana, durante la homilía que pronunciara en la Misa Crismal, primera que celebrara en Cuba tras varias semanas en Roma para despedir a Benedicto XVI y participar en el cónclave que eligió al papa Francisco, el cardenal Jaime Ortega reveló las palabras del cardenal Jorge Mario Bergoglio en su intervención en la congregación general de cardenales previa al cónclave y que, más tarde, el hoy papa Francisco entregara por escrito, de puño y letra, al arzobispo de La Habana.

Al referirse al momento de “novedad” que vive la Iglesia por la elección del nuevo sucesor de Pedro al frente de la Iglesia, el cardenal Ortega dijo: “Permítanme que les haga conocer como primicia casi absoluta, el pensamiento del Santo Padre Francisco sobre esta misión de la Iglesia”, y añadió que lo hacía público con la autorización del propio Francisco.

Ante los centenares de fieles que asistieron a la celebración en la catedral de La Habana en la mañana del sábado 23 de marzo; en presencia del nuncio apostólico en Cuba, monseñor Bruno Musaró; los obispos auxiliares habaneros Alfredo Petit y Juan de Dios Hernández, y el clero habanero que renovó sus promesas sacerdotales, el arzobispo de La Habana agregó que, durante una de las reuniones de los cardenales previas al cónclave, “el cardenal Bergoglio hizo una intervención que me pareció magistral, esclarecedora, comprometedora y cierta”.

Un texto casi programático
A continuación leyó íntegramente el texto que le entregara el futuro papa, donde se recogen en cuatro puntos el pensamiento que el cardenal Bergoglio deseaba compartir con sus hermanos cardenales y que expresa su visión personal sobre la Iglesia en el tiempo presente. El primero de esos puntos es sobre la evangelización, y expresa que “la Iglesia debe salir de sí misma e ir a las periferias” no solo geográficas, sino también las existenciales, manifestadas en el misterio del pecado, el dolor, la injusticia y la ignorancia, entre otras.

El punto dos señala una crítica a la Iglesia “autorreferencial”, que se mira a sí misma en una especie de “narcisismo teológico” que la aparta del mundo y “pretende a Jesucristo dentro de sí y no lo deja salir”.

Como consecuencia de esto, se dan dos imágenes de Iglesia según indica el punto tres de la intervención del cardenal Bergoglio: una es “la Iglesia evangelizadora que sale de sí” y otra es “la Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para sí”. Y es esta consideración dual la que debe “dar luz a los posibles cambios y reformas que haya que hacer” en la Iglesia.

De puño y letra

En su último punto, el todavía arzobispo de Buenos Aires confesaba a los cardenales lo que esperaba de quien resultara elegido para dirigir la Iglesia sin saber que sería él mismo: “Un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo… ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales”.

El arzobispo de La Habana reveló también en su homilía que, por coincidir con ese pensamiento sobre la Iglesia, preguntó al cardenal Bergoglio tras su intervención si tenía un texto escrito, pues deseaba conservarlo, lo cual este negó. Pero añadió que a la mañana siguiente, “con delicadeza extrema” le entregó el texto de la “intervención escrita de su puño y letra tal y como él la recordaba”. Entonces, por primera vez, el cardenal Ortega pidió, y recibió, autorización del cardenal Bergoglio para difundir su pensamiento sobre la Iglesia. La segunda ocasión en que solicitó el permiso fue durante un encuentro posterior con el ya electo papa Francisco, quien ratificó su autorización para la difusión del texto, cuyo original guarda el cardenal Jaime Ortega como un tesoro especial de la Iglesia y un recuerdo privilegiado del actual Sumo Pontífice.

Un texto histórico

A continuación, el texto del cardenal Jorge Mario Bergoglio (pinche aquí para verlo en imagen de su puño y letra http://www.palabranueva.net/newPage/index.php?option=com_content&view=article&id=412:imagen-del-manuscrito-entregado-por-el-cardenal-bergoglio-al-cardenal-ortega&catid=16):

- Se hizo referencia a la evangelización. Es la razón de ser de la Iglesia.

- “La dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Pablo VI).

- Es el mismo Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa.

1.- Evangelizar supone celo apostólico.

Evangelizar supone en la Iglesia la parresía de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.

2.- Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma (cfr. la mujer encorvada sobre sí misma del Evangelio). Los males que, a lo largo del tiempo, se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz de autorreferencialidad, una suerte de narcisismo teológico.

En el Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y llama. Evidentemente el texto se refiere a que golpea desde fuera la puerta para entrar… Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro para que le dejemos salir. La Iglesia autorreferencial pretende a Jesucristo dentro de sí y no lo deja salir.

3.- La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que tiene luz propia; deja de ser el mysterium lunae y da lugar a ese mal tan grave que es la mundanidad espiritual (según De Lubac, el peor mal que puede sobrevenir a la Iglesia). Ese vivir para darse gloria los unos a otros.

Simplificando; hay dos imágenes de Iglesia: la Iglesia evangelizadora que sale de sí; la Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans, o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para sí.
Esto debe dar luz a los posibles cambios y reformas que haya que hacer para la salvación de las almas.

4.- Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de “la dulce y confortadora alegría de la evangelizar”.