sábado, 27 de marzo de 2010




































VÍA CRUCIS
PENITENCIAL
-POPULAR-


Primera Estación
JESÚS CONDENADO A MUERTE




Adorámoste Cristo, bendecímoste,
Que por tu santa cruz redimiste al mundo
(Se repite en todas)







Acompaña a tu Dios, alma mia,
Cual vil asesino llevado ante el Juez;
Y al autor de la vida contempla
Por ti condenado a muerte cruel
Dulce Redentor,
Para mí era la pena de muerte.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón
Madre afligida
De pena hondo mar,
Logradnos la gracia
De nunca pecar
Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri

Segunda Estación
JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS




Con la cruz de tus culpas cargado,
Exhausto de fuerzas, camina tu Dios.
Y a subir la pendiente le impelen
Por fuera sayones, por dentro tu amor.
Dulce Redentor,
Mis pecados tus hombros oprimen.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón

Tercera Estación
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ




Con sus alas de nieve los ángeles
Pasmados de espanto, cubrieron tu faz,
bajo el tosco y pesado madero,
en tierra caído, su Dios al mirar.
Dulce Redentor.
Por mis yerros caíste en tierra.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón


Cuarta Estación
JESÚS ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MADRE



Del calvario subiendo a la cumbre,
El Reo Divino a su Madre encontró,
Y una espada de filos agudos
Del Hijo y la Madre hirió el corazón.
Dulce Redentor,
Yo esa herida causé a vuestra Madre.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.


Quinta Estación
EL CIRINEO LE AYUDA A LLEVAR LA CRUZ



Porque al monte con vida llegase,
Los duros escribas, con saña infernal,
A Simon Cirineo alquilaron
Que a Cristo ayudase la cruz a llevar.
Dulce Redentor,
Yo también quiero ser Cirineo.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.


Sexta Estación
LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS




Con ternura y piedad la Verónica
El rostro sangriento de Cristo enjugó,
Y en tres pliegues de lienzo, por premio,
Grabada la imagen llevó del Señor.
Dulce Redentor,
En mi pecho grabad vuestra imagen.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.



Séptima Estación
CAE JESÚS POR SEGUNDA VEZ



Otra vez el Señor de los cielos
Volvió fatigado el polvo a besar;
Otra vez los esbirros crueles
En El desfogaron su ira y crueldad.
Dulce Redentor,
Nunca más caeré ya en pecado.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.

Octava Estación
HABLA JESÚS A LAS HIJAS DE JERUSALÉN



Vió Jesús que unas cuantas mujeres,
Movidas a lástima, lloraban por El,
Y les dijo: “Llorad por vosotras,
Piadosas mujeres, por mi no lloréis”.
Dulce Redentor,
Vuestras penas taladran mi pecho.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.

Novena Estación
JESÚS CAÍDO EN TIERRA POR 3ª VEZ



Con sus duras caídas, cristiano,
Las tuyas pretende Jesús resarcir.
A tu Dios por tercera vez mira
De polvo y de sangre cubierto por ti.
Dulce Redentor,
Vuestro amor del infierno me libre.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.


Décima Estación
DESPOJAN A JESÚS DE SUS VESTIDURAS



Con furor los vestidos quitaron
Del monte en la cumbre al paciente Jesús.
Y por no iluminar tanta afrenta,
Las puras estrellas negaron su luz.
Dulce Redentor,
Ya no más liviandad ni impureza.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.


Undécima Estación
JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ



Ya alma mía en la cruz, duro lecho,
Tus miembros sagrados extiende tu Bien;
Y con clavos agudos taladra
Los viles soldados sus manos y pies.
Dulce Redentor,
Yo esos clavos clavé en vuestros miembros.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.

Duodécima Estación
AQUÍ MURIÓ EL SALVADOR



Tiembla el orbe y el sol se oscurece,
Al ver en un palo expirar a su Dios.
Rompe en llanto también tu, alma mía,
Pensando que muere Jesús por tu amor.
Dulce Redentor,
Mis pecados os dieron la muerte.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón

Décimo tercera Estación
JESÚS MUERTO EN BRAZOS DE SU MADRE

De Jesús el cadáver sagrado,
María en sus brazos llorando tomó;
Y con voz de dolor le decía:
¿Quién muerte te ha dado mi Bien
Y mi amor?
Dulce Redentor,
Respondedle que aquí está el culpable.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón.

Décimo cuarta Estación
JESÚS MUERTO EN ELSEPULCRO

En un frío y profundo sepulcro
Los restos sagrados guardáronse ya.
Triste Madre, cuán sola te quedas:
Seré yo el consuelo de tu soledad.
Dulce Redentor,
Yo a la Madre privé de su Hijo.
Ya lloro mis culpas y os pido perdón

domingo, 21 de marzo de 2010

V DOMINGO DE CUARESMA: LECTURAS


21/03/2010, Domingo de la 5ª semana de Cuaresma.

PRIMERA LECTURA: Del libro de Isaías, 43, 16-21
Mirad que realizo algo nuevo y apagaré la sed de mi pueblo

Así dice el Señor, que abrió camino en el mar y senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes; caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo. Me glorificarán las bestias del campo, chacales y avestruces, porque ofreceré agua en el desierto, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido, el pueblo que yo formé, para que proclamara mi alabanza.»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6 R.


El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.

R. Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

R. Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

R. Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas.


SEGUNDA LECTURA: De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 8-14

Por Cristo lo perdí todo, muriendo su misma muerte.


Hermanos: Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos. No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para Mi. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.


EVANGELIO: Según san Juan 8-1-11

El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.


En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: - «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: - «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: - «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: - «Ninguno, Señor.» Jesús dijo: - «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»
Palabra del Señor.

sábado, 20 de marzo de 2010

CARTA DEL PAPA A IGLESIA DE IRLANDA (PEDERASTIA)


CARTA PASTORAL DEL PAPA A LOS CATOLICOS DE IRLANDA

CIUDAD DEL VATICANO, 20 MAR 2010 (VIS).-Ofrecemos a continuación una traducción del texto original en inglés de la Carta pastoral de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda, que se ha hecho pública esta mañana:

1. Queridos hermanos y hermanas de la Iglesia en Irlanda, os escribo con gran preocupación como Pastor de la Iglesia universal. Al igual que vosotros estoy profundamente consternado por las noticias concernientes al abuso de niños y jóvenes indefensos por parte de miembros de la Iglesia en Irlanda, especialmente sacerdotes y religiosos. Comparto la desazón y el sentimiento de traición que muchos de vosotros experimentaron al enterarse de esos actos pecaminosos y criminales y del modo en que fueron afrontados por las autoridades de la Iglesia en Irlanda.

Como sabéis, invité hace poco a los obispos de Irlanda a una reunión en Roma para que informasen sobre cómo abordaron esas cuestiones en el pasado e indicasen los pasos que habían dado para hacer frente a una situación tan grave. Junto con algunos altos prelados de la Curia Romana escuché lo que tenían que decir, tanto individualmente como en grupo, sea sobre el análisis de los errores cometidos y las lecciones aprendidas, que sobre la descripción de los programas y procedimientos actualmente en curso. Nuestras discusiones fueron francas y constructivas. Estoy seguro de que, como resultado, los obispos están ahora en una posición más fuerte para continuar la tarea de reparar las injusticias del pasado y de abordar cuestiones más amplias relacionadas con el abuso de los niños de manera conforme con las exigencias de la justicia y las enseñanzas del Evangelio.

2. Por mi parte, teniendo en cuenta la gravedad de estos delitos y la respuesta a menudo inadecuada que han recibido por parte de las autoridades eclesiásticas de vuestro país, he decidido escribir esta carta pastoral para expresaros mi cercanía, y proponeros un camino de curación, renovación y reparación.

Es verdad, como han observado muchas personas en vuestro país, que el problema de abuso de menores no es específico de Irlanda o de la Iglesia. Sin embargo, la tarea que tenéis ahora por delante es la de hacer frente al problema de los abusos ocurridos dentro de la comunidad católica de Irlanda y de hacerlo con coraje y determinación. Que nadie se imagine que esta dolorosa situación se resuelva pronto. Se han dado pasos positivos pero todavía queda mucho por hacer. Necesitamos perseverancia y oración, con gran fe en la fuerza salvadora de la gracia de Dios.
Al mismo tiempo, debo también expresar mi convicción de que para recuperarse de esta dolorosa herida, la Iglesia en Irlanda, debe reconocer en primer lugar ante Dios y ante los demás, los graves pecados cometidos contra niños indefensos. Ese reconocimiento, junto con un sincero pesar por el daño causado a las víctimas y sus familias, debe desembocar en un esfuerzo conjunto para garantizar que en el futuro los niños estén protegidos de semejantes delitos.

Mientras os enfrentáis a los retos de este momento, os pido que recordéis la "roca de la que fuisteis tallados" (Isaías 51, 1). Reflexionad sobre la generosa y a menudo heroica contribución ofrecida a la Iglesia y a la humanidad por generaciones de hombres y mujeres irlandeses, y haced que de esa reflexión brote el impulso para un honesto examen de conciencia personal y para un sólido programa de renovación de la Iglesia y el individuo. Rezo para que, asistida por la intercesión de sus numerosos santos y purificada por la penitencia, la Iglesia en Irlanda supere esta crisis y vuelve a ser una vez más testimonio convincente de la verdad y la bondad de Dios Todopoderoso, que se manifiesta en su Hijo Jesucristo.

3. A lo largo de la historia, los católicos irlandeses han demostrado ser, tanto en su patria como fuera de ella, una fuerza motriz del bien. Monjes celtas como San Columba difundieron el evangelio en Europa occidental y sentaron las bases de la cultura monástica medieval. Los ideales de santidad, caridad y sabiduría trascendente, nacidos de la fe cristiana, quedaron plasmados en la construcción de iglesias y monasterios y en la creación de escuelas, bibliotecas y hospitales, que contribuyeron a consolidar la identidad espiritual de Europa. Aquellos misioneros irlandeses debían su fuerza y su inspiración a la firmeza de su fe, al fuerte liderazgo y a la rectitud moral de la Iglesia en su tierra natal.

A partir del siglo XVI, los católicos en Irlanda atravesaron por un largo período de persecución, durante el cual lucharon por mantener viva la llama de la fe en circunstancias difíciles y peligrosas. San Oliver Plunkett, mártir y arzobispo de Armagh, es el ejemplo más famoso de una multitud de valerosos hijos e hijas de Irlanda dispuestos a dar su vida por la fidelidad al Evangelio. Después de la Emancipación Católica, la Iglesia fue libre de nuevo para volver a crecer. Las familias y un sinfín de personas que habían conservado la fe en el momento de la prueba se convirtieron en la chispa de un gran renacimiento del catolicismo irlandés en el siglo XIX. La iglesia escolarizaba, especialmente a los pobres, lo que supuso una importante contribución a la sociedad irlandesa. Entre los frutos de las nuevas escuelas católicas se cuenta el aumento de las vocaciones: generaciones de sacerdotes misioneros, hermanas y hermanos, dejaron su patria para servir en todos los continentes, sobre todo en mundo de habla inglesa. Eran excepcionales, no sólo por la vastedad de su número, sino también por la fuerza de la fe y la solidez de su compromiso pastoral. Muchas diócesis, especialmente en África, América y Australia, se han beneficiado de la presencia de clérigos y religiosos irlandeses, que predicaron el Evangelio y fundaron parroquias, escuelas y universidades, clínicas y hospitales, abiertas tanto a los católicos, como al resto de la sociedad, prestando una atención particular a las necesidades de los pobres.

En casi todas las familias irlandesas, ha habido siempre alguien - un hijo o una hija, una tía o un tío - que dieron sus vidas a la Iglesia. Con razón, las familias irlandesas tienen un gran respeto y afecto por sus seres queridos que dedicaron la vida a Cristo, compartiendo el don de la fe con los demás y traduciéndola en acciones sirviendo con amor a Dios y al prójimo.

4. En las últimas décadas, sin embargo, la Iglesia en vuestro país ha tenido que enfrentarse a nuevos y graves retos para la fe debidos a la rápida transformación y secularización de la sociedad irlandesa. El cambio social ha sido muy veloz y a menudo ha repercutido adversamente en la tradicional adhesión de las personas a las enseñanzas y valores católicos. Asimismo, las prácticas sacramentales y devotas que sustentan la fe y la hacen crecer, como la confesión frecuente, la oración diaria y los retiros anuales se dejaron, con frecuencia, de lado.

También fue significativa en este período la tendencia, incluso por parte de los sacerdotes y religiosos, a adoptar formas de pensamiento y de juicio de la realidad secular sin referencia suficiente al Evangelio. El programa de renovación propuesto por el Concilio Vaticano II fue a veces mal entendido y, además, a la luz de los profundos cambios sociales que estaban teniendo lugar, no era nada fácil discernir la mejor manera de realizarlo. En particular, hubo una tendencia, motivada por buenas intenciones, pero equivocada, de evitar los enfoques penales de las situaciones canónicamente irregulares. En este contexto general debemos tratar de entender el inquietante problema de abuso sexual de niños, que ha contribuido no poco al debilitamiento de la fe y la pérdida de respeto por la Iglesia y sus enseñanzas.

Sólo examinando cuidadosamente los numerosos elementos que han dado lugar a la crisis actual es posible efectuar un diagnóstico claro de las causas y encontrar las soluciones eficaces. Ciertamente, entre los factores que han contribuido a ella, podemos enumerar: los procedimientos inadecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa, la insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los seminarios y noviciados, la tendencia de la sociedad a favorecer al clero y otras figuras de autoridad y una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar escándalos cuyo resultado fue la falta de aplicación de las penas canónicas en vigor y de la salvaguardia de la dignidad de cada persona. Es necesaria una acción urgente para contrarrestar estos factores, que han tenido consecuencias tan trágicas para la vida de las víctimas y sus familias y han obscurecido tanto la luz del Evangelio, como no lo habían hecho siglos de persecución.

5. En varias ocasiones, desde mi elección a la Sede de Pedro, me he encontrado con víctimas de abusos sexuales y estoy dispuesto a seguir haciéndolo en futuro. He hablado con ellos, he escuchado sus historias, he constatado su sufrimiento, he rezado con ellos y por ellos. Anteriormente en mi pontificado, preocupado por abordar esta cuestión, pedí a los obispos de Irlanda, durante la visita ad limina de 2006 que "establecieran la verdad de lo ocurrido en el pasado y tomasen todas las medidas necesarias para evitar que sucediera de nuevo, para asegurar que los principios de justicia sean plenamente respetados y, sobre todo, para curar a las víctimas y a todos los afectados por estos crímenes atroces " (Discurso a los obispos de Irlanda, el 28 de octubre de 2006).

Con esta carta, quiero exhortaros a todos vosotros, como pueblo de Dios en Irlanda, a reflexionar sobre las heridas infligidas al cuerpo de Cristo, los remedios necesarios y a veces dolorosos, para vendarlas y curarlas , y la necesidad de la unidad, la caridad y la ayuda mutua en el largo proceso de recuperación y renovación eclesial. Me dirijo ahora a vosotros con palabras que me salen del corazón, y quiero hablar a cada uno de vosotros y a todos vosotros como hermanos y hermanas en el Señor.

6. A las víctimas de abusos y a sus familias

Habéis sufrido inmensamente y me apesadumbra tanto. Sé que nada puede borrar el mal que habéis soportado. Vuestra confianza ha sido traicionada y violada vuestra dignidad. Muchos de vosotros han experimentado que cuando tuvieron el valor suficiente para hablar de lo que les había pasado, nadie quería escucharlos. Aquellos que sufrieron abusos en los internados deben haber sentido que no había manera de escapar de su dolor. Es comprensible que os sea difícil perdonar o reconciliaros con la Iglesia. En su nombre, expreso abiertamente la vergüenza y el remordimiento que sentimos todos. Al mismo tiempo, os pido que no perdáis la esperanza. En la comunión con la Iglesia es donde nos encontramos con la persona de Jesucristo, que fue Él mismo una víctima de la injusticia y el pecado. Como vosotros aún lleva las heridas de su sufrimiento injusto. Él entiende la profundidad de vuestro dolor y la persistencia de su efecto en vuestras vidas y vuestras relaciones con los demás, incluyendo vuestra relación con la Iglesia.

Sé que a algunos de vosotros les resulta difícil incluso entrar en una iglesia después de lo que ha sucedido. Sin embargo, las heridas de Cristo, transformadas por su sufrimiento redentor, son los instrumentos que han roto el poder del mal y nos hacen renacer a la vida y la esperanza. Creo firmemente en el poder curativo de su amor sacrificial - incluso en las situaciones más oscuras y desesperadas - que libera y trae la promesa de un nuevo comienzo.

Al dirigirme a vosotros como un pastor, preocupado por el bienestar de todos los hijos de Dios, os pido humildemente que reflexionéis sobre lo que he dicho. Ruego que, acercándoos a Cristo y participando en la vida de su Iglesia - una Iglesia purificada por la penitencia y renovada en la caridad pastoral - podáis descubrir de nuevo el amor infinito de Cristo por cada uno de vosotros. Estoy seguro de que de esta manera seréis capaces de encontrar reconciliación, profunda curación interior y paz.

7. A los sacerdotes y religiosos que han abusado de niños

Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros semejantes. Aquellos de vosotros que son sacerdotes han violado la santidad del sacramento del Orden, en el que Cristo mismo se hace presente en nosotros y en nuestras acciones. Junto con el inmenso daño causado a las víctimas, un daño enorme se ha hecho a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa.

Os exhorto a examinar vuestra conciencia, a asumir la responsabilidad de los pecados que habéis cometido y a expresar con humildad vuestro pesar. El arrepentimiento sincero abre la puerta al perdón de Dios y a la gracia de la verdadera enmienda.

Debéis tratar de expiar personalmente vuestras acciones ofreciendo oraciones y penitencias por aquellos que habéis ofendido. El sacrificio redentor de Cristo tiene el poder de perdonar incluso el más grave de los pecados y extraer el bien incluso del más terrible de los males. Al mismo tiempo, la justicia de Dios nos llama a dar cuenta de nuestras acciones sin ocultar nada. Admitid abiertamente vuestra culpa, someteos a las exigencias de la justicia, pero no desesperéis de la misericordia de Dios.

8. A los padres

Os habéis sentido profundamente indignados y conmocionados al conocer los hechos terribles que sucedían en lo que debía haber sido el entorno más seguro para todos. En el mundo de hoy no es fácil construir un hogar y educar a los hijos. Se merecen crecer con seguridad, cariño y amor, con un fuerte sentido de su identidad y su valor. Tienen derecho a ser educados en los auténticos valores morales enraizados en la dignidad de la persona humana, a inspirarse en la verdad de nuestra fe católica y a aprender los patrones de comportamiento y acción que lleven a la sana autoestima y la felicidad duradera. Esta tarea noble pero exigente está confiada en primer lugar a vosotros, padres. Os invito a desempeñar vuestro papel para garantizar a los niños los mejores cuidados posibles, tanto en el hogar como en la sociedad en general, mientras la Iglesia, por su parte, sigue aplicando las medidas adoptadas en los últimos años para proteger a los jóvenes en los ambientes parroquiales y escolares. Os aseguro que estoy cerca de vosotros y os ofrezco el apoyo de mis oraciones mientras cumplís vuestras grandes responsabilidades

9. A los niños y jóvenes de Irlanda

Quiero dirigiros una palabra especial de aliento. Vuestra experiencia de la Iglesia es muy diferente de la de vuestros padres y abuelos. El mundo ha cambiado desde que ellos tenían vuestra edad. Sin embargo, todas las personas, en cada generación están llamadas a recorrer el mismo camino durante la vida, cualesquiera que sean las circunstancias. Todos estamos escandalizados por los pecados y errores de algunos miembros de la Iglesia, en particular de los que fueron elegidos especialmente para guiar y servir a los jóvenes. Pero es en la Iglesia donde encontraréis a Jesucristo que es el mismo ayer, hoy y siempre (cf. Hb 13, 8). Él os ama y se entregó por vosotros en la cruz. ¡Buscad una relación personal con Él dentro de la comunión de su Iglesia, porque él nunca traicionará vuestra confianza! Sólo Él puede satisfacer vuestros anhelos más profundos y dar pleno sentido a vuestras vidas, orientándolas al servicio de los demás. Mantened vuestra mirada fija en Jesús y su bondad y proteged la llama de la fe en vuestros corazones. Espero en vosotros para que, junto con vuestros hermanos católicos en Irlanda, seáis fieles discípulos de nuestro Señor y aportéis el entusiasmo y el idealismo tan necesarios para la reconstrucción y la renovación de nuestra amada Iglesia.

10. A los sacerdotes y religiosos de Irlanda

Todos nosotros estamos sufriendo las consecuencias de los pecados de nuestros hermanos que han traicionado una obligación sagrada o no han afrontado de forma justa y responsable las denuncias de abusos. A la luz del escándalo y la indignación que estos hechos han causado, no sólo entre los fieles laicos, sino también entre vosotros y vuestras comunidades religiosas, muchos os sentís desanimados e incluso abandonados. Soy también consciente de que a los ojos de algunos aparecéis tachados de culpables por asociación, y de que os consideran como si fuerais de alguna forma responsable de los delitos de los demás. En este tiempo de sufrimiento, quiero dar acto de vuestra dedicación cómo sacerdotes y religiosos y de vuestro apostolado, y os invito a reafirmar vuestra fe en Cristo, vuestro amor por su Iglesia y vuestra confianza en las promesas evangélicas de la redención, el perdón y la renovación interior. De esta manera, podréis demostrar a todos que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (cf. Rm 5, 20).

Sé que muchos estáis decepcionados, desconcertados y encolerizados por la manera en que algunos de vuestros superiores abordaron esas cuestiones. Sin embargo, es esencial que cooperéis estrechamente con los que ostentan la autoridad y colaboréis en garantizar que las medidas adoptadas para responder a la crisis sean verdaderamente evangélicas, justas y eficaces. Por encima de todo, os pido que seáis cada vez más claramente hombres y mujeres de oración, que siguen con valentía el camino de la conversión, la purificación y la reconciliación. De esta manera, la Iglesia en Irlanda cobrará nueva vida y vitalidad gracias a vuestro testimonio del poder redentor de Dios que se hace visible en vuestras vidas.

11. A mis hermanos, los obispos

No se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores han fracasado, a veces lamentablemente, a la hora de aplicar las normas, codificadas desde hace largo tiempo, del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños. Se han cometido graves errores en la respuesta a las acusaciones. Reconozco que era muy difícil comprender la magnitud y la complejidad del problema, obtener información fiable y tomar decisiones adecuadas en función de los pareceres contradictorios de los expertos. No obstante, hay que reconocer que se cometieron graves errores de juicio y hubo fallos de dirección. Todo esto ha socavado gravemente vuestra credibilidad y eficacia. Aprecio los esfuerzos llevados a cabo para remediar los errores del pasado y para garantizar que no vuelvan a ocurrir. Además de aplicar plenamente las normas del derecho canónico concernientes a los casos de abusos de niños, seguid cooperando con las autoridades civiles en el ámbito de su competencia. Está claro que los superiores religiosos deben hacer lo mismo. También ellos participaron en las recientes reuniones en Roma con el propósito de establecer un enfoque claro y coherente de estas cuestiones. Es imperativo que las normas de la Iglesia en Irlanda para la salvaguardia de los niños sean constantemente revisadas y actualizadas y que se apliquen plena e imparcialmente, en conformidad con el derecho canónico.

Sólo una acción decisiva llevada a cabo con total honestidad y transparencia restablecerá el respeto y el afecto del pueblo irlandés por la Iglesia a la que hemos consagrado nuestras vidas. Hay que empezar, en primer lugar, por vuestro examen de conciencia personal, la purificación interna y la renovación espiritual. El pueblo de Irlanda, con razón, espera que seáis hombres de Dios, que seáis santos, que viváis con sencillez, y busquéis día tras día la conversión personal. Para ellos, en palabras de San Agustín, sois un obispo, y sin embargo, con ellos estáis llamados a ser un discípulo de Cristo (cf. Sermón 340, 1). Os exhorto a renovar vuestro sentido de responsabilidad ante Dios, para crecer en solidaridad con vuestro pueblo y profundizar vuestra atención pastoral con todos los miembros de vuestro rebaño. En particular, preocupaos por la vida espiritual y moral de cada uno de vuestros sacerdotes. Servidles de ejemplo con vuestra propia vida, estad cerca de ellos, escuchad sus preocupaciones, ofrecedles aliento en este momento de dificultad y alimentad la llama de su amor por Cristo y su compromiso al servicio de sus hermanos y hermanas.

Asimismo, hay que alentar a los laicos a que desempeñen el papel que les corresponde en la vida de la Iglesia. Aseguraos de su formación para que puedan, articulada y convincentemente, dar razón del Evangelio en medio de la sociedad moderna (cf. 1 Pet 3, 15), y cooperen más plenamente en la vida y misión de la Iglesia. Esto, a su vez, os ayudará a volver a ser guías y testigos creíbles de la verdad redentora de Cristo.

12. A todos los fieles de Irlanda

La experiencia de un joven en la Iglesia debería siempre fructificar en su encuentro personal y vivificador con Jesucristo, dentro de una comunidad que lo ama y lo sustenta. En este entorno, habría que animar a los jóvenes a alcanzar su plena estatura humana y espiritual, a aspirar a los altos ideales de santidad, caridad y verdad y a inspirarse en la riqueza de una gran tradición religiosa y cultural. En nuestra sociedad cada vez más secularizada en la que incluso los cristianos a menudo encuentran difícil hablar de la dimensión trascendente de nuestra existencia, tenemos que encontrar nuevas modos para transmitir a los jóvenes la belleza y la riqueza de la amistad con Jesucristo en la comunión de su Iglesia. Para resolver la crisis actual, las medidas que contrarresten adecuadamente los delitos individuales son esenciales pero no suficientes: hace falta una nueva visión que inspire a la generación actual y a las futuras generaciones a atesorar el don de nuestra fe común. Siguiendo el camino indicado por el Evangelio, observando los mandamientos y conformando vuestras vidas cada vez más a la figura de Jesucristo, experimentaréis con seguridad la renovación profunda que necesita con urgencia nuestra época . Invito a todos a perseverar en este camino.

13. Queridos hermanos y hermanas en Cristo, profundamente preocupado por todos vosotros en este momento de dolor, en que la fragilidad de la condición humana se revela tan claramente, os he querido ofrecer palabras de aliento y apoyo. Espero que las aceptéis como un signo de mi cercanía espiritual y de mi confianza en vuestra capacidad para afrontar los retos del momento actual, recurriendo, como fuente de renovada inspiración y fortaleza a las nobles tradiciones de Irlanda de fidelidad al Evangelio, perseverancia en la fe y determinación en la búsqueda de la santidad. En solidaridad con todos vosotros, ruego con insistencia para que, con la gracia de Dios, las heridas inflingidas a tantas personas y familias puedan curarse y para que la Iglesia en Irlanda experimente una época de renacimiento y renovación espiritual

14. Quisiera proponer, además, algunas medidas concretas para abordar la situación.

Al final de mi reunión con los obispos de Irlanda, les pedí que la Cuaresma de este año se considerase un tiempo de oración para la efusión de la misericordia de Dios y de los dones de santidad y fortaleza del Espíritu Santo sobre la Iglesia en vuestro país. Ahora os invito a todos a ofrecer durante un año, desde ahora hasta la Pascua de 2011, la penitencia de los viernes para este fin. Os pido que ofrezcáis el ayuno, las oraciones, la lectura de la Sagrada Escritura y las obras de misericordia por la gracia de la curación y la renovación de la Iglesia en Irlanda. Os animo a redescubrir el sacramento de la Reconciliación y a utilizar con más frecuencia el poder transformador de su gracia.

Hay que prestar también especial atención a la adoración eucarística, y en cada diócesis debe haber iglesias o capillas específicamente dedicadas a ello. Pido a las parroquias, seminarios, casas religiosas y monasterios que organicen períodos de adoración eucarística, para que todos tengan la oportunidad de participar. Mediante la oración ferviente ante la presencia real del Señor, podéis cumplir la reparación por los pecados de abusos que han causado tanto daño y al mismo tiempo, implorar la gracia de una fuerza renovada y un sentido más profundo de misión por parte de todos los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles.

Estoy seguro de que este programa conducirá a un renacimiento de la Iglesia en Irlanda en la plenitud de la verdad de Dios, porque la verdad nos hace libres (cf. Jn 8, 32).
Además, después de haber rezado y consultado sobre el tema, tengo la intención de convocar una Visita Apostólica en algunas diócesis de Irlanda, así como en los seminarios y congregaciones religiosas. La visita tiene por objeto ayudar a la Iglesia local en su camino de renovación y se establecerá en cooperación con las oficinas competentes de la Curia Romana y de la Conferencia Episcopal Irlandesa. Los detalles serán anunciados en su debido momento.
También propongo que se convoque una misión a nivel nacional para todos los obispos, sacerdotes y religiosos. Espero que gracias a los conocimientos de predicadores expertos y organizadores de retiros en Irlanda, y en otros lugares , mediante la revisión de los documentos conciliares, los ritos litúrgicos de la ordenación y profesión, y las recientes enseñanzas pontificias, lleguéis a una valoración más profunda de vuestras vocaciones respectivas, a fin de redescubrir las raíces de vuestra fe en Jesucristo y de beber a fondo en las fuentes de agua viva que os ofrece a través de su Iglesia.

En este año dedicado a los sacerdotes, os propongo de forma especial la figura de San Juan María Vianney, que tenía una rica comprensión del misterio del sacerdocio. "El sacerdote -escribió- tiene la llave de los tesoros de los cielos: es el que abre la puerta, es el mayordomo del buen Dios, el administrador de sus bienes." El cura de Ars entendió perfectamente la gran bendición que supone para una comunidad un sacerdote bueno y santo: "Un buen pastor, un pastor conforme al corazón de Dios es el tesoro más grande que Dios puede dar a una parroquia y uno de los más preciosos dones de la misericordia divina ".Que por la intercesión de San Juan María Vianney se revitalice el sacerdocio en Irlanda y toda la Iglesia en Irlanda crezca en la estima del gran don del ministerio sacerdotal.
Aprovecho esta oportunidad para dar las gracias anticipadamente a todos aquellos que ya están dedicados a la tarea de organizar la Visita Apostólica y la Misión, así como a los muchos hombres y mujeres en toda Irlanda que ya están trabajando para proteger a los niños en los ambientes eclesiales. Desde el momento en que se comenzó a entender plenamente la gravedad y la magnitud del problema de los abusos sexuales de niños en instituciones católicas, la Iglesia ha llevado a cabo una cantidad inmensa de trabajo en muchas partes del mundo para hacerle frente y ponerle remedio. Si bien no se debe escatimar ningún esfuerzo para mejorar y actualizar los procedimientos existentes, me anima el hecho de que las prácticas vigentes de tutela, adoptadas por las iglesias locales, se consideran en algunas partes del mundo, un modelo para otras instituciones.
Quiero concluir esta carta con una Oración especial por la Iglesia en Irlanda, que os dejo con la atención que un padre presta a sus hijos y el afecto de un cristiano como vosotros, escandalizado y herido por lo que ha ocurrido en nuestra querida Iglesia. Cuando recéis esta oración en vuestras familias, parroquias y comunidades, la Santísima Virgen María os proteja y guíe a cada uno de vosotros a una unión más estrecha con su Hijo, crucificado y resucitado. Con gran afecto y confianza inquebrantable en las promesas de Dios, os imparto a todos mi bendición apostólica como prenda de fortaleza y paz en el Señor.
Desde el Vaticano, 19 de marzo de 2010, Solemnidad de San José.

ORACIÓN POR LA IGLESIA EN IRLANDA
Dios de nuestros padres,
renuévanos en la fe que es nuestra vida y salvación,
en la esperanza que promete el perdón y la renovación interior,
en la caridad que purifica y abre nuestros corazones
en tu amor , y a través de ti en el amor de todos nuestros hermanos y hermanas.

Señor Jesucristo,
Que la Iglesia en Irlanda renueve su compromiso milenario
en la formación de nuestros jóvenes en el camino de la verdad, la bondad, la santidad y el servicio generoso a la sociedad.
Espíritu Santo, consolador, defensor y guía,
inspira una nueva primavera de santidad y entrega apostólica
para la Iglesia en Irlanda.
Que nuestro dolor y nuestras lágrimas,
nuestro sincero esfuerzo para enderezar los errores del pasado
y nuestro firme propósito de enmienda,
produzcan una cosecha abundante de gracia
para la profundización de la fe
en nuestras familias, parroquias, escuelas y asociaciones,
para el progreso espiritual de la sociedad irlandesa,
y el crecimiento de la caridad, la justicia, la alegría y la paz en toda la familia humana.A ti, Trinidad,
con plena confianza en la protección de María,
Reina de Irlanda, Madre nuestra,
y de San Patricio, Santa Brígida y todos los santos,
nos confiamos nosotros mismos, nuestros hijos,
y confiamos las necesidades de la Iglesia en Irlanda.
.../CARTA PASTORAL/IRLANDA VIS 100320 (4800)

viernes, 19 de marzo de 2010

19 DE MARZO: DÍA DE SAN JOSÉ





Enséñanos, José:


cómo se es "no protagonista";
cómo se avanza, sin pisotear;
cómo se colabora, sin imponerse;
cómo se ama, sin reclamar.



Dinos, José:


cómo se vive, siendo "número dos",
cómo se hacen cosas fenomenales,
desde un segundo puesto".



Explícanos, José:


cómo se es grande, sin exhibirse;
cómo se lucha sin aplauso;
cómo se avanza, sin publicidad;
cómo se persevera y se muere,
sin esperar un homenaje"




















Cc


lkkjkggkk

miércoles, 17 de marzo de 2010

MENSAJE PARA XXV JORNADA MUNDIAL DE JUVENTUD




MENSAJE PARA LA XXV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

CIUDAD DEL VATICANO, 16 MAR 2010 (VIS).-Se acaba de publicar el mensaje del Santo Padre con ocasión de la XXV Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará el 28 de marzo, Domingo de Ramos, en todas las diócesis. El tema de este año es: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?" (Mc 10,17).

Siguen extractos del texto en español:

"La presente XXV Jornada representa una etapa hacia el próximo Encuentro Mundial de los jóvenes, que tendrá lugar en agosto de 2011 en Madrid, donde espero que seáis muchos los que viváis este acontecimiento de gracia.

"Para prepararnos a esta celebración, quisiera proponeros algunas reflexiones sobre el tema de este año: " "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?", tomado del episodio evangélico del encuentro de Jesús con el joven rico, un tema ya afrontado en 1985 por el Papa Juan Pablo II en una bellísima carta dirigida por primera vez a los jóvenes.

1. Jesús se encuentra con un joven

"Este relato expresa de manera eficaz la gran atención de Jesús hacia los jóvenes; (...) su deseo de encontraros personalmente y de abrir un diálogo con cada uno de vosotros".

2. Jesús le miró y le amó

"En el relato evangélico, san Marcos subraya cómo "Jesús, fijando en él su mirada, le amó" (Mc 10,21). En la mirada del Señor está el corazón de este especialísimo encuentro y de toda la experiencia cristiana. De hecho el cristianismo no es en primer lugar una moral, sino experiencia de Jesucristo, que nos ama personalmente, jóvenes o viejos, pobres o ricos; nos ama también cuando le damos la espalda".

"La conciencia de que (...) Cristo ama a cada uno y siempre (...) nos permite superar todas las pruebas: el descubrimiento de nuestros pecados, el sufrimiento, el desánimo. En este amor se encuentra la fuente de toda la vida cristiana y la razón fundamental de la evangelización: ¡si verdaderamente hemos encontrado a Jesús no podemos sino dar testimonio de El a todos aquellos que aún no han cruzado su mirada con El!".

3. El descubrimiento del proyecto de vida

"El joven rico pregunta a Jesús: "¿Qué tengo que hacer?" La etapa de la vida en la que estáis inmersos es tiempo de descubrimiento: de los dones que Dios os ha otorgado y de vuestras responsabilidades. Es, también, tiempo de decisiones fundamentales para construir vuestro proyecto de vida. Es el momento, por tanto, de interrogaros sobre el sentido auténtico de la existencia y de preguntaros: "¿Estoy satisfecho con mi vida? ¿Hay algo que me falta?".

"¡No tengáis miedo de afrontar estas preguntas! (...) Esperan respuestas no superficiales, sino capaces de satisfacer vuestras auténticas esperanzas de vida y de felicidad. Para descubrir el proyecto de vida que puede haceros plenamente felices, escuchad a Dios, que tiene su diseño de amor sobre cada uno de vosotros".

4. ¡Ven y sígueme!

"La vocación cristiana brota de una propuesta de amor del Señor y solo puede realizarse gracias a una respuesta de amor. (...) Siguiendo el ejemplo de tantos discípulos de Cristo, acoged con gozo también vosotros, queridos amigos, la invitación al seguimiento, para vivir intensamente y con fruto en este mundo".

"La tristeza del joven rico del Evangelio es la que nace en el corazón de cada uno cuando no se tiene el valor de seguir a Cristo, de cumplir la decisión justa. ¡Pero nunca es demasiado tarde para responderle!".

"En este Año Sacerdotal, quisiera exhortar a los jóvenes y a los chicos a estar atentos a si el Señor os invita a un don más grande, en el camino del sacerdocio ministerial, y a estar dispuestos a acoger con generosidad y entusiasmo este signo de especial predilección, emprendiendo con un sacerdote, con el director espiritual, el necesario camino de discernimiento. ¡No tengáis miedo queridos jóvenes y queridas jóvenes, si el Señor os llama a la vida religiosa, monástica, misionera o de especial consagración: Él sabe donar alegría profunda a quien responde con valor!".

"Invito, además, a cuantos sienten la vocación al matrimonio a acogerla con fe, empeñándose en poner bases sólidas para vivir un amor grande, fiel y abierto al don de la vida, que es riqueza y gracia para la sociedad y para la Iglesia".

5. Orientados hacia la vida eterna

"Interrogarse sobre el futuro definitivo que nos espera a cada uno de nosotros da sentido pleno a la existencia, ya que orienta el proyecto de vida hacia horizontes que no son limitados y pasajeros, sino amplios y profundos, que llevan a amar el mundo, tan amado por el mismo Dios, a dedicarnos a su desarrollo, pero siempre con la libertad y la alegría que nacen de la fe y de esperanza. Son horizontes que ayudan a no considerar absolutas las realidades terrenas, sabiendo que Dios nos prepara una perspectiva más grande. (...) Queridos jóvenes, os exhorto a no olvidar esta perspectiva en vuestro proyecto de vida: estamos llamados a la eternidad".

6. Los mandamientos, camino del amor auténtico

"(...) También a vosotros, Jesús os pregunta si conocéis los mandamientos, si os preocupáis por formar vuestra conciencia siguiendo la ley divina y si los ponéis en práctica. Ciertamente, se trata de preguntas contracorriente respecto a la mentalidad actual, que propone una libertad desligada de valores, de reglas, de normas objetivas e invita a rechazar todo límite a los deseos del momento".

"Dios nos da los mandamientos porque quiere educarnos en la verdadera libertad, porque quiere construir con nosotros un Reino de amor, de justicia y de paz. Escucharlos y ponerlos en práctica no significa alienarse, sino encontrar el camino de la libertad y del amor auténticos, porque los mandamientos no limitan la felicidad, sino que indican cómo encontrarla".

7. Os necesitamos

"Los que hoy viven la condición juvenil tienen que afrontar muchos problemas derivados del desempleo, de la falta de referencias ideales seguras y de perspectivas concretas para el futuro. (...) A pesar de las dificultades: ¡no os dejéis desanimar y no renunciéis a vuestros sueños! Cultivad en cambio en el corazón grandes deseos de fraternidad, de justicia y de paz. El futuro está en las manos de quienes saben buscar y encontrar razones sólidas de vida y de esperanza".

"(...) En mi reciente encíclica sobre el desarrollo humano integral, "Caritas in veritate" citaba algunos de los grandes retos actuales, que son urgentes y esenciales para la vida en este mundo: el uso de los recursos de la tierra y el respeto de la ecología, la justa división de los bienes y el control de los mecanismos financieros, la solidaridad con los países pobres en el ámbito de la familia humana, la lucha contra el hambre en el mundo, la promoción de la dignidad del trabajo, el servicio a la cultura de la vida, la construcción de la paz entre los pueblos, el dialogo interreligioso, la buena utilización de los medios de comunicación social".

"Son retos a los que estáis llamados a responder para construir un mundo más justo y fraterno. Son desafíos que requieren un proyecto de vida exigente y apasionante, al servicio del cual depositar toda vuestra riqueza según el proyecto que Dios tiene para cada uno de vosotros".

"En este Año Sacerdotal, os invito a conocer la vida de los santos, en particular la de los santos sacerdotes. Veréis que Dios los guió y que encontraron su camino día a día, precisamente en la fe, en la esperanza y en el amor. Cristo os llama a cada uno de vosotros a comprometeros con Él y a asumir vuestras responsabilidades para construir la civilización del amor."
MESS/JORNADA MUNDIAL JUVENTUD/... VIS 100316 (1270)

domingo, 14 de marzo de 2010

IV DOMINGO DE CUARESMA: "Me levantaré...volveré junto a mi Padre"













Página web con las lecturas de este Domingo de Cuaresma y comentario al respecto.


Esta parábola podríamos llamarla, con Benedicto XVI, la parábola de los dos hermanos -el hijo pródigo y el hijo que se queda en casa- y del padre bueno.


Es una de las parábolas más rica en su contenido y en su significado. Por eso, los estudiosos de la teología se han fijado unos en un aspecto y otros en otro, pues, bien podríamos decir: a) que se trata de la parábola del hijo pródigo, que tras gastar sus bienes y su vida de un modo disoluto, finalmente, recapacita y, arrepentido, decide volver junto a su Padre, junto al que tenía "todo"; b) o que se trata, también, del hijo que se queda en la casa paterna, y no contento con la seguridad y felicidad de dicha permanencia, piensa que eso le da unos derechos especiales, respecto del otro hermano, que un día decidió salir; c) por último, son muchos los que opinan que se trata de la parábola del Padre bueno. El Padre que trata maravillosamente a sus hijos, pero, que respeta la libertad de éstos, si alguno decide salir de la casa e ir a buscar otras felicidades por otros derroteros. Pese a ello, diariamente sale a la espera de la vuelta del hijo pródigo, ansioso por darle el abrazo paterno y reconciliatorio y volver a disfrutar de la bondad de la familia.


Todos son aspectos parciales de esta maravillosa parábola. Sucintamente, yo me fijo hoy en cómo se equivoca el hijo que piensa que usando su libertad, indiscriminadamente, encontrará la plena felicidad. Y resulta que el que era hijo, enteramente libre en la casa paterna, deviene esclavo de su propio egoísmo.


Nos dice el Papa, en su libro Jesús de Nazaret y en relación con el pasaje evangélico que aquí comentamos, que "el hombre que entiende la libertad como puro arbitrio, el simple hacer lo que quiere e ir donde se le antoja, vive en la mentira, pues, por su propia naturaleza forma parte de una reciprocidad, su libertad es una libertad que debe compartir con los otros".
Román Encabo

viernes, 5 de marzo de 2010

MARGARITA MAYORAL: DIRECTORA DE COPE EN AVILA


En aviladigital.com (05/03/2010) aparece la noticia de que Margarita Mayoral, hija del ínclito periodista abulense José Luis Mayoral Fernández, nieta de D. José Mayoral -Decano de los fotógrafos - y sobrina de Antonio Mayoral Fernández -gran sucesor del padre en la fotografía- ha sido nombrada Directora de la Cadena Cope en Avila.

Por afinidad y aprecio con la nueva Directora, cuelgo aquí a modo de felicitación la noticia del digital abulense.
Román Encabo


"La periodista abulense Margarita Mayoral ya es la nueva directora de la emisora de la Cadena Cope en Ávila, sustituyendo a Javier Visiers.
La toma de posesión ha tenido lugar el jueves al mediodía, en las instalaciones de la emisora, con la asistencia del obispo de Ávila, Jesús García Burillo; del presidente de honor de la cadena, Bernardo Herráez; del presidente del Consejo de Administración, Alfonso Coronel de Palma; del director general, Rafael Pérez del Puerto, y del director regional en Castilla y León, Luis Jaramillo.
Trayectoria profesionalMayoral, casada y con dos hijos, nació en Ávila el 29 de julio de 1964, en una familia de periodistas y reporteros gráficos. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, sus primeros pasos profesionales fueron precisamente en su ciudad natal, en concreto, en ‘El Diario de Ávila’ y en la antigua Antena 3 de Radio –ahora Cadena Ser Ávila-.
La mayor parte de su vida profesional ha estado ligada a la Cope, primero en sus emisoras de Valencia e Ibiza y luego en los estudios centrales de Madrid. En esta cadena ha trabajado en todos los departamentos y programas informativos, empezando como redactora y reportera y después como subdirectora de los dos grandes espacios informativos, ‘La Mañana’ y ‘La Linterna’.
Margarita Mayoral ha sido durante un año jefa del Departamento de Investigación de los Servicios Informativos y, en los dos últimos años, ha hecho el seguimiento informativo del PP dentro de la sección de política.
Sustituye en el cargo a Javier Visiers, quien, desde el mes de febrero, es el director regional de las emisoras de la Cadena Cope en Asturias".