jueves, 28 de febrero de 2013

DESPEDIDA DEL PAPA: SUS ÚLTIMOS MOMENTOS COMO PONTÍFICE

Su última etapa: Retiro y oración por la Iglesia

Ciudad del Vaticano, 28 febrero 2013 (VIS).-Benedicto XVI ha salido por última vez del Vaticano como Sumo Pontífice esta tarde poco después de las 17,00. Unos minutos antes, en el Patio de San Dámaso, ante un piquete de honor de la Guardia Suiza, se ha despedido del cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado y de otros miembros de ese dicasterio. También estaban presentes el cardenal Agostino Vallini, Vicario del Santo Padre para la diócesis de Roma y el cardenal Angelo Comastri, Vicario para el Vaticano. A la ceremonia han asistido numerosas personas que prestan servicio en la Santa Sede, acompañados por sus familiares, que han acogido al Papa entre aplausos. Antes de dejar el Vaticano, Benedicto XVI ha lanzado su último tweet: “Gracias por vuestro amor y vuestro apoyo. Sentid siempre la alegría de poner a Cristo en el centro de vuestra vida”.


Poco después el Santo Padre, acompañado por su secretario, el arzobispo Georg Ganswein, Prefecto de la Casa Pontificia, se ha dirigido en automóvil al helipuerto donde ha saludado al cardenal Angelo Sodano decano del Colegio Cardenalicio y ha subido al helicóptero que lo transportaba a Castel Gandolfo. Al despegar el helicóptero, las campanas de la basílica de San Pedro y de las iglesias de Roma han empezado a repicar.
Sellando los apartamentos papales

El helicóptero del Papa ha sobrevolado la ciudad de Roma, pasando por el Coliseo y la basílica de San Juan de Letrán, aterrizando en el helipuerto de Castel Gandolfo poco después de las 17,23.

Esperaban al Santo Padre el cardenal Giuseppe Bertello y el arzobispo Giuseppe Sciacca, respectivamente Presidente y Secretario General de la Gobernación del Vaticano, el Director de las Villas Pontificias, Saverio Petrillo, el obispo de la diócesis de Albano Marcello Semeraro y otras autoridades civiles y religiosas de esa localidad. Desde allí en automóvil se ha trasladado al Palacio Apostólico, donde ha sido saludado por varios centenares de personas, mientras las campanas parroquiales de Castel Gandolfo sonaban.

Acto seguido Benedicto XVI se ha asomado al balcón del palacio apostólico y, a las personas que le daban las gracias por su pontificado ha respondido: “Gracias a vosotros. Queridos amigos, estoy muy contento de estar con vosotros, rodeado por la belleza de la creación y por vuestra simpatía que me hace sentir bien. Gracias por vuestra amistad, por vuestro afecto. Sabéis que para mí este día es distinto de los demás: no soy Pontífice Supremo de la Iglesia Católica; es decir, lo seré hasta las ocho de esta tarde, después ya no. Soy ,simplemente, un peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación en esta tierra. Pero quisiera todavía, con mi corazón, con mi alma, con mis oraciones, con mis reflexiones, con toda mi fuerza interior, trabajar por el bien común y el bien de la Iglesia y de la humanidad. Y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Vayamos adelante con el Señor, por el bien de la Iglesia y del mundo. Gracias, buenas noches a todos y ahora os imparto, de todo corazón, mi bendición”.

El pontificado de Benedicto XVI concluye a las 20,00 (hora de Roma). A esa hora comienza la Sede Vacante. La Guardia Suiza deja de ocuparse de la custodia de la persona del Pontífice y pasa a prestar servicio al Colegio de Cardenales. Durante este período la cuenta twitter: @Pontifex estará desactivada. Una vez elegido el nuevo Papa podrá, si así lo desea, utilizarla. El anillo del pescador y el sello pontificio de Benedicto XVI serán también anulados a partir de esa hora y los apartamentos pontificios en el Vaticano serán sellados por el cardenal Camarlengo.

DESPEDIDA DEL CARDENAL DECANO A SU SANTIDAD



Despedida con el Decano Cardenalicio Angelo Sodano
"Amado y venerado sucesor de Pedro: somos nosotros quienes debemos dar las gracias a usted por el ejemplo que nos ha dado en estos ocho años de pontificado. El 19 de abril de 2005 usted se introducía en una larga cadena de sucesores del apóstol Pedro y hoy, 28 de febrero de 2013, se dispone a dejarnos, en espera de que el timón de la barca de Pedro pase a otras manos. De tal forma continuará aquella sucesión apostólica que el Señor prometió a su santa Iglesia, hasta que se oiga en la tierra la voz del ángel del Apocalipsis que dirá: “Tempus non erit amplius... consummabitur mysterium Dei” (Ap 10, 6-7), “se ha terminado el tiempo... se ha cumplido el misterio de Dios”. Concluirá entonces la historia de la Iglesia, junto a la historia del mundo, con el advenimiento de cielos nuevos y tierra nueva.


Padre Santo: con profundo amor hemos procurado acompañarle en su camino, reviviendo la experiencia de los discípulos de Emaús, quienes, tras haber caminado con Jesús un buen trecho de camino, se dijeron el uno al otro: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?” (Lc 24, 32).

Sí, Padre Santo: sepa que ardía también nuestro corazón cuando caminábamos con usted en estos últimos años. Hoy deseamos expresarle una vez más todo nuestro agradecimiento.

Le repetimos a una voz una expresión típica de su querida tierra natal: Vergelt’s Gott, ¡que Dios le recompense!"



ESQUEMA CELEBRACIÓN LITÚRGICA ACCIÓN DE GRACIAS POR EL PAPA

ADORACIÓN AL SANTÍSIMO

EN ACCIÓN DE GRACIAS, POR EL PONTIFICADO

 DE BENEDICTO XVI

Y

PIDIENDO AYUDA EN LA ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA




1.- EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO:

. Canción: 1ª estrofa: “De rodillas, Señor…”

De rodillas, Señor, ante el Sagrario,

que guarda cuanto queda de amor y de unidad,

venimos con las flores de un deseo

para que nos las cambies en frutos de Verdad:

Cristo en todas las almas

y en el mundo, la Paz,

Cristo en todas las almas

y en el mundo la Paz.


2.- SALUDO A JESÚS SACRAMENTADO ( No muy extenso, exponiendo ante el Señor, sucintamente, el esquema del rato de oración/adoración y petición que vamos a hacer).


3.- ELECCIÓN/ADOPCIÓN DEL PADRE, EN CRISTO, A TRAVÉS DE LA IGLESIA (Basado en el texto del Cap. I, punto 3 de la Lumen Gentium):
Sabemos Jesús, que eres el Hijo Unigénito del Padre, quien nos ha elegido en Ti, antes de la creación del mundo, y nos predestinó a ser hijos adoptivos; en Ti, Jesús, se complació el Padre en restaurar todas las cosas. Y Tú, para cumplir la voluntad del Padre, inauguraste en la tierra el reino de los cielos, nos revelaste el misterio de Dios y con tu obediencia realizaste nuestra redención. “Y yo, si fuere levantado de la tierra, atraeré a todos a mí” (Jn 12,32). Venimos a adorarte aquí, Señor, porque nuestra fe nos dice dos cosas fundamentales: Una, que la obra de nuestra redención se efectúa cuantas veces se celebra en el altar el sacrificio de la Cruz, por medio del cual “Cristo, que es nuestra Pascua, ha sido inmolado”; y, dos, que al mismo tiempo, la unidad de los fieles, la Unidad de la Iglesia, que constituye un solo cuerpo en Ti, está representada y se realiza por el sacramento del pan eucarístico.

4.- SILENCIO:

5.- MISIÓN DE LA IGLESIA: ANUNCIAR E INSTAURAR EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA:

El amor infinito del Padre, al querer enraizarnos en Ti, para ser sus hijos adoptivos, nos lo has mostrado, Señor, hasta el extremo: “Nadie ama más que el que da su vida por sus amigos”: Nos has hecho tus amigos, nos has hecho tus hermanos. Nos has convertido en hijos adoptivos de Dios. Y esta realidad de vida y salvación, Señor, la prolongas en el tiempo, después de tu Resurrección, mediante tu Iglesia.

Mateo 28, 16-20:

Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron.

Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»


6.- SILENCIO:


7.- PEDRO, ROCA DE LA IGLESIA: Esta es la Iglesia única Señor, que en el Credo “confesamos como una, santa católica y apostólica y que después de tu resurrección has confiado a los Apóstoles. Pero, los Apóstoles no pueden sino mantener la Unidad entre ellos, como Tú Señor estás unido con el Padre. Y has querido que esta Unidad, asentada sobre la roca firme de tu Unidad Trinitaria, estuviese significada, a su vez, por Pedro, Roca de la Iglesia:

JUAN capítulo 21, 15-17:

Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: "Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?" Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Le dice Jesús: "Apacienta mis corderos."


Vuelve a decirle por segunda vez: "Simón de Juan, ¿me amas?" Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Le dice Jesús: "Apacienta mis ovejas."


Le dice por tercera vez: "Simón de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: "¿Me quieres?" y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero." Le dice Jesús: "Apacienta mis ovejas.


Esta es, Jesús, la sacratísima misión de Pedro y esta es, Señor, la misión del sucesor de Pedro, el obispo de Roma, el Papa:



MATEO capítulo 16, 15-19:

Díceles Jesús: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»


Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.»


Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.


Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»

8.- CANCIÓN: Un solo Señor (1ª estrofa):

¡Un solo Señor,


una sola fe,


un solo Bautismo,


un solo Dios y Padre!


Llamados a guardar la unidad del Espíritu


por el vínculo de la paz,


cantamos y proclamamos:


¡Un solo Señor….!


9.- ACCIÓN DE GRACIAS POR EL PONTIFICADO DE BENEDICTO XVI:

De un modo particular queremos, Señor, darte gracias hoy, por el Pontificado del Papa Benedicto XVI. Su pontificado ha sido, durante los años que ha estado al frente de la barca de tu Iglesia, muy fructífero. Ha sido para todos la Roca en que ha encontrado confirmación la fe de sus hermanos los obispos y en la que nos hemos apoyado todos los creyentes; nos ha mostrado de un modo sencillo y clarividente la verdad fundante de nuestras vidas: Que Dios es amor; nos ha mostrado que el hombre, nosotros, si nos dejamos guiar por nuestra razón podemos llegar a los umbrales de Dios, como Ser fundante y fundamental de nuestro ser; que nuestra Fe, apoyándose en esta racionalidad humana no sólo no se tiene que sentir acomplejada, sino, al contrario, que desde ella se implementa, desarrolla y se cumple nuestra honda aspiración de ser y de ser en plenitud. La Fe, nos ha confirmado el Papa, con su apoyo en la razón humana, nos abre las puertas para descubrir esa infinita dimensión del Amor de Dios, que quiere que todos los hombres nos salvemos y lleguemos a conocerle a El. Gracias, Señor, porque Benedicto XVI nos ha puesto de relieve que ser creyentes es ser hombres en plenitud y que solamente se llega a la plenitud humana cuando se navega confiado en la entrega, aceptación y amor a Dios.

10.- SILENCIO breve.

11: CANCIÓN:
Vaso nuevo:


Gracias quiero darte por amarme


gracias quiero darte yo a ti señor


hoy soy feliz porque te conocí


gracias por amarme a mi también


Yo quiero ser señor amado


como el barro en manos del alfarero


toma mi vida hazla de nuevo


yo quiero ser un vaso nuevo

12.- PETICIÓN FINAL: QUE EL SEÑOR ILUMINE AL COLEGIO CARDENALICIO EN LA ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA……..

13.- CANCIÓN: TANTUM ERGO.

14.- BENDICIÓN

15.- CANCION FINAL MIENTRAS SE RESERVA EL SANTÍSIMO: Estrofa del Oh, buen Jesús:



Oh buen Jesús Pastor fino y amante


mi corazón se abrasa en santo ardor;


si te olvidé hoy juro que constante


he de vivir tan solo de tu amor,


he de vivir tan solo de tu amor.











RESUMEN DE ESCRITOS APOSTÓLICOS DE BENEDICTO XVI

Hoy, día en que a las 20 horas comienza la Sede Vacante en la Silla de Pedro, en virtud e la renuncia de Benedicto XVI, hecha pública el pasado día 11 de febrero del presente año 2013, es un buen momento para, a modo de sencillo homenaje, dejar aquí constancia de un resumen de los múltiples  escritos papales de Benedicto XVI (encíclicas, cartas y exhortaciones apostólicas) durante su Pontificado. Tiempo habrá en otro momento de dejar constancia, también, de su amplia bibliografía, que la BAC va a compendiar en unas obras completas de doce o más volúmenes.


http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/index_sp.htm
En este link de la página del Vaticano se pueden ver todos los documentos
Angelus - Regina Coeli
Audiencias
BiografíaCartas
Cartas Apostólicas
Constituciones Apostólicas
Discursos
Encíclicas
Exhortaciones Apostólicas
Homilías
Mensajes
Motu Proprio
Oraciones


SU SANTIDAD EL PAPA BENEDICTO XVI


ENCÍCLICAS:

Caritas in veritate (29 de junio de 2009)

.  Spe salvi (30 de noviembre de 2007)

Deus caritas est (25 de diciembre de 2005)



CARTAS APOSTÓLICAS:


Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" sobre algunas modificaciones a las normas relativas a la elección del Romano Pontífice (22 de febrero de 2013)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" Ministrorum institutio con la que se modifica la Constitución apostólica Pastor bonus y se trasfiere la competencia sobre los seminarios de la Congregación para la educación católica a la Congregación para el clero (16 de enero de 2013)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" Fides per doctrinam con la que se modifica la Constitución apostólica Pastor bonus y se trasfiere la competencia sobre la catequesis desde la Congregación para el clero al Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización (16 de enero de 2013)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" Intima Ecclesiae natura sobre el servicio de la caridad (11 de noviembre de 2012)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" Latina Lingua, con la que se instituye la Academia Pontificia de Latinidad (10 de noviembre de 2012)

• Carta Apostólica para la proclamación de Hildegarda de Bingen como Doctora de la Iglesia (7 de octubre de 2012)

Carta Apostólica para la proclamación de Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia (7 de octubre de 2012)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" Porta fidei con la que se convoca el Año de la fe (11 de octubre de 2011)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" Quaerit semper (30 de agosto de 2011)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" sobre la prevención y la lucha contra las actividades ilegales en el campo financiero y monetario (30 de diciembre de 2010)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" Ubicumque et semper, con la cual se instituye el Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización (21 de septiembre de 2010)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" Omnium in mentem, con la cual se modifican algunas normas del Código de Derecho Canónico (26 de octubre de 2009)

• Carta Apostólica en forma de "Motu Proprio" con la que se aprueba el nuevo estatuto de la Oficina Laboral de la Sede Apostólica (ULSA) (7 de julio de 2009)

• Carta Apostólica en forma de “Motu Proprio” Ecclesiae unitatem (2 de julio de 2009)

• Carta Apostólica al Card. Joachim Meisner con ocasión del VII centenario de la muerte del beato Juan Duns Scoto (28 de octubre de 2008)

• Carta apostólica con la que el Sumo Pontífice inscribe en el catálogo de los beatos a los 498 siervos de Dios mártires en España (26 de octubre de 2007)

• Carta Apostólica “Motu Proprio data” Summorum Pontificum sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma de 1970 (7 de julio de 2007)

Carta Apostólica “Motu Proprio data” con la que el Santo Padre Benedicto XVI restablece la norma tradicional acerca de la mayoría requerida para la elección del Sumo Pontífice (11 de junio de 2007)

• Carta Apostólica con la que el Sumo Pontífice ha inscrito en el catálogo de los beatos a la Sierva de Dios sor Elías de San Clemente (14 de marzo de 2006)

• Carta Apostólica con la que el Sumo Pontífice ha inscrito en el catálogo de los beatos a 13 mártires mexicanos (15 de noviembre de 2005)

• Carta Apostólica con la que el Sumo Pontífice ha inscrito en el catálogo de los beatos a los siervos de Dios: Charles de Foucauld, Maria Pía Mastena, María Crucificada Curcio (13 de noviembre de 2005)

• Carta Apostólica Motu Proprio Totius orbis con nuevas disposiciones sobre las Basílicas de San Francisco y de Santa María de los Ángeles, en Asís (9 de noviembre de 2005)



EXHORTACIONES APOSTÓLICAS:


Ecclesia in Medio Oriente: Exhortación Apostólica Postsinodal sobre la Iglesia en Oriente Medio, comunión y testimonio (14 de septiembre de 2012)

Africae munus: Exhortación apostólica postsinodal sobre la Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz (19 de noviembre de 2011)

Verbum Domini: Exhortación apostólica postsinodal sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia (30 de septiembre de 2010)

Sacramentum Caritatis: Exhortación apostólica postsinodal sobre la Eucaristía fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia (22 de febrero de 2007)



DESINFORMACIÓN VATICANA POR PARTE ALGUNOS MASS-SYSTEM

Román Encabo
Transcribo, tomado de la web religionenlibertad.com, un artículo de Vittorio Messori aparecido en Corriere della Sera -traducido por Sara Martín-, en el que afronta la equivocación de muchos medios de comunicación, cuando abordan la realidad de la Iglesia, como una realidad mundana, aplicándole las categorías de la ciencia política, los baremos de "izquierdas" y "derechas", progresistas o conservadores que utilizamos -también, muchas veces, indebidamente- en el mundo sociopolítico actual. Es algo extenso, pero muy esclarecedor.


Vittorrio Messori
Traducción: Sara Martín
© Corriere della Sera
Sólo después del espectacular vuelo del helicóptero (escena de película, realmente, que abrirá los telediarios del mundo entero), sólo tras ese vuelo que el próximo día 28, cuando el cielo ya habrá anochecido sobre Roma, llevará a Benedicto XVI hacia la ocultación y el silencio, sabremos qué intenciones prevalecerán entre los 117 «Grandes Electores». Por tanto, sabremos cuál será el calendario del Cónclave, si una modificación in extremis del Papa saliente permitirá modificarlo.


Por un lado, los cardinales titulares de una diócesis (no los que residen en Roma al servicio de la Curia, por tanto) tienen prisa por celebrar el Cónclave para volver a sus respectivas sedes y acompañar a sus comunidades durante el Tiempo Pascual, el ciclo litúrgico más importante y complejo. Esto se suele olvidar, de lo cual es cómplice la transformación de la Navidad en una esplendorosa «Fiesta planetaria de papá Invierno»: la mayor fiesta cristiana, de la que derivan todas las demás es con mucho el aniversario de la Resurrección de Cristo, no el aniversario de su Nacimiento. De aquí la necesidad de la presencia en su sede del obispo, incluso si está revestido con la púrpura cardenalicia.

Por otro lado, muchos entre estos 117 cardenales se conocen sólo de pasada o, en algún caso, no se conocen en absoluto; por tanto, es oportuno darles el tiempo de probarse unos a otros, de intercambiar opiniones, confidencias, propósitos. Después, muchos querrán intentar saber qué sucede en una Curia agitada por metidas de pata, errores, cuando no escándalos. Acortar el periodo de sede vacante podría comprometer esta necesaria preparación. Sólo un cuerpo electoral compacto y bien avenido puede pensar en conseguir en un tiempo razonable esa mayoría de dos tercios de los votos que (modificando la reforma de Juan Pablo II) ha vuelto a ser necesaria para la elección del nuevo Papa. El grupo cardenalicio —único en el mundo y compuesto por hombres del mundo entero— necesita tiempo para encontrar un horizonte y discutir las decisiones que deben tomarse en la Capilla Sixtina, junto a la celebérrima estufa donde quemarán las papeletas. 



 

Capilla Sixtina
 Lo confieso: ya había escrito todo este artículo e iba a enviarlo al periódico cuando ha salido el importante comunicado de la Secretaría de Estado que denuncia cómo los medios de comunicación parecen haber tomado el lugar de las Potencias de tiempo atrás, tratando de alterar o, al menos, condicionar el Cónclave, y que recuerda cómo en estos medios de comunicación no existe ninguna conciencia del carácter espiritual del evento, habiendo sido filtrado todo por una jaula de interpretaciones del todo profanas. Es una comunicación que me ha alegrado, visto que confirma con autoridad lo que yo intentaba decir y que no me constriñe a realizar ningún retoque para suavizar lo que ya había escrito. Por tanto, continúo aquí con lo que estaba ya listo para publicarse, sin una actualización de última hora que no parece realmente necesaria.
Decía, por tanto, que hacen reír los opinadores y pretendidos expertos de todo el mundo que en estas semanas, con un aire de superioridad de quien todo lo sabe, diseñan coordenadas en sus medios de comunicación, denuncian acuerdos e indican estrategias más o menos ocultas entre los electores. El enfoque de artículos y apariciones televisivas similares es pedante y seductor. Parece que quien escribe o habla guiña el ojo para dar a entender que es necesario ser listo y que es él, que conoce lo que ocurre en la trastienda oculta, el que revelará lo que sucede realmente detrás: ¡toda una cuestión de poder y de dinero en lugar de religión! Muchos de estos presuntos análisis son vaniloquios que hacen reír: según un inextirpable vicio, se aplican categorías impropias para interpretar una realidad totalmente diversa. Es la deformación obsesiva, podríamos decir maníaca, de quien pretende interpretar la realidad religiosa utilizando también las habituales categorías políticas, las aburridas y gastadas (y, en este caso, totalmente engañosas) distinciones entre derecha—izquierda, conservadores—progresistas, tradicionalistas—modernistas, dialogantes—integristas.

El resultado es la total incomprensión de la vida eclesial, y la idiocia deformante presentada como un brillante y agudo examen. «Todo ente», advierte santo Tomás de Aquino haciendose eco de Aristóteles «debe ser interpretado y entendido de acuerdo con entidades de su misma naturaleza». ¿Qué se puede comprender de las intenciones profundas de hombres de fe, en el vértice de la Iglesia de Cristo, conscientes de que deberán aparecer delante de Él para ser juzgados? ¿Qué se puede comprender? ¿Quién querría interpretar a estos ancianos sacerdotes —a menudo con biografías heroicas, perseguidos a causa de su fe— como si fueran personajes de una cámara de diputados del mundo o como miembros del consejo de administración de una multinacional cualquiera? Si utilizamos términos fuertes para estos artífices de la desinformación que han echado raíces —hoy como siempre— en todo el media-system mundial, es para adecuarnos al estilo cortante utilizado una vez también por el manso y mesurado Benedicto XVI, quien —en el último encuentro con el clero de su diócesis, Roma— nos ha regalado un texto extraordinario, quizá también porque no había tenido el tiempo y las fuerzas para escribirlo (como ha precisado a estos sacerdotes) y, por tanto, ha hablado improvisadamente. El tema era, de todos modos, bien claro y definido: el Concilio Vaticano II, donde el jóven teólogo, el profesor Joseph Ratzinger, sesión tras sesión, se distinguió como perito hasta tal punto que, años después, Pablo VII lo sacó de la universidad y le estableció como cabeza de la comunidad católia alemana más importante: Mónaco de Baviera. Hablando con evidente nostalgia de aquella espléndida experiencia conciliar, Benedicto XVI ha evocado el fervor, la esperanza, el compromiso, la lealtad, el valor y al mismo tiempo la necesaria prudencia de la mayor audiencia convocada por la Iglesia en toda su historia. Todos, en efecto, eran conscientes de haber sido llamados a renovar el rostro de la Iglesia de Cristo para un relanzamiento de la evangelización: non nova sed nove, no cosas nuevas, sino cosas ofrecidas de una manera nueva, parecía ser el lema de todos. Un gran trabajo, pero también una alegre fiesta, a la luz de la fe, y sólo de la fe.

Si «en lugar de la esperada primavera viene un imprevisto y rígido invierno» (palabras de un desanimado Pablo VI tras las ruinas de los años Setenta), gran parte de la responsabilidad recae en el hecho de que, junto al Concilio de la Iglesia, se unió y se superpuso el Concilio de los Medios de Comunicación. Así lo denunció Benedicto XVI, que ha recordado que al pueblo, incluido el católico, no le han llegado los documentos auténticos, sino sus interpretaciones tendenciosas realizadas por periodistas, opinadores, escritores, cuando no especialistas y expertos clericales partidarios de «facciones». Pero es injusto jugar al victimismo habitual, como si la deformación del Concilio hubiera sido obra de algún complot externo: en realidad (el mismo Ratzinger lo ha recordado a menudo) buena parte del desastre, diría que el más pernicioso, ha sido llevado a cabo por hombres de Iglesia. Al mundo entero y al propio Pueblo de Dios no le llegó el impulso religioso de los Padres, el fervor por el apostolado, su mirada hacia el Evangelio de siempre y de hoy; más bien al contrario, le llegó la lectura «política» oscura, angosta y sectaria. Aquellas complejas y sabias catedrales teológicas en miniatura que eran y son los documentos auténticos del Vaticano II fueron constreñidas en una camisa de fuerza de un presunto desencuentro sin exclusión de culpas entre progresistas y conservadores, entre la oscura reacción en la oscuridad y el luminoso sol del porvenir invocado por los izquierdistas, por aquel entonces con túnica, pero pronto en traje esquimal.

En su discurso cálido y paterno al clero romano, el Papa Ratzinger no ha dudado en utilizar palabras de dura condena («fue una calamidad, ha creado muchas miserias») hacia las intrusiones de los medios de comunicación, guiados por aquellos que pretendían dividir todo entre «derecha» e «izquierda», quienes querían reducir todo a una cuestión de lobby, de personas que se enfrentaban entre sí para defender o para conquistar el poder. Es más, Benedicto XVI ha narrado por primera vez en público una anécdota altamente significativa. Él, como neo-profesor de teología,seguía el pensamiento de Joseph Frings, cardenal arzobispo de Colonia, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, hombre de gran fidelidad a Roma y al mismo tiempo uno de los líderes más influyentes entre aquellos que querían una renovación profunda de la Iglesia. Por tanto, un purpurado «de izquierda», según el esquematismo de los ideólogos. (Por cierto, se le debe a él el clamoroso giro inicial del Vaticano II, con la provisión de los textos ya preparados por el Santo Oficio y que los Padres habrían tenido que votar —más que discutir— a mano alzada, posiblemente por unanimidad). Pues bien, con el Concilio ya en marcha y con la «revolución» ya consumada respecto a los proyectos de la Curia, se le pidió a Frings una conferencia sobre las perspectivas de esta gran audiencia que en ese momento se aventuraba en mar abierto, sin una ruta señalada por la nomenclatura vaticana. ¿Y dónde se le invitó a hablar? Nada menos que en Génova, feudo inatacable del grande (sea cual sea el juicio) cardenal Giuseppe Siri, reconocido líder de aquellos cuyo esquematismo —el mismo del que antes hablábamos— define como «de derechas». El cardenal de Colonia —afectado por una enfermedad en la vista que lo llevaría a la ceguera— encargó a su experto, Ratzinger, escribir el esquema de la conferencia que después él mismo habría revisado. Por tanto, el presunto «progresista» Frings entró en la guarida del león del presunto «reaccionario» Siri: leyó la conferencia, a la que el cardenal de Génova no sólo no replicó, sino que apreció tanto que pasó el texto, con grandes elogios, a su gran amigo el papa Roncalli. Éste último era el primero entre aquellos que el «partido alemán» —del que el cardenal de Colonia era un líder— había desafiado, obligándole a tirar todo el material preparado por la Curia y aprobado con convencimiento. Así que cuando a Frings le llegó una convocatoria del Papa, pensó que sería una reprimenda o al menos una advertencia, una invitación a un mayor respeto por la línea unanimista prevista y auspiciada por Roncalli, que quería un Concilio breve, celebrado con entusiasmo y sin demasiadas discusiones. Por el contrario, Frings se encontró con el Papa, que fue hacia él con el texto redactado por Ratzinger en la mano, leído por Frings y enviado a Roma por Siri. Juan XIII le abrazó y le dijo: «Usted, queridísima Eminencia, ha dicho cosas que yo mismo habría querido decir, pero no lograba encontrar las palabras adecuadas». Anécdota ejemplar, decía: en ella, de hecho, se ve clara la fraternidad que existía, el amor común por la Iglesia, la preocupación por la ortodoxia de la fe entre quienes (teniendo en cuenta la lectura de los doctrinarios) formaban parte de dos facciones irreconciliables, en lucha una por la reacción, y la otra por el progreso.

Es una manipulación que —¡atención!— actuó tanto en aquellos que durante todo el trabajo conciliar —y, sobre todo, en la interpretación que dió sobre ello la Iglesia docente— vieron un flaqueo ante el odiado capitalismo; como en aquellos que sospechaban que en todo había un caballo de Troya del igualmente odiado comunismo para algunos, masonería para otros. Nosotros, por el contrario, como ha recordado el testimonio directo de Ratzinger, «nos movíamos sólo en el interior de la fe, intentábamos interpretar los signos de Dios para nuestro tiempo, lo que nos interesaba era profundizar en la relación entre razón y creer, entre Evangelio y mundo, pero en continuidad con todo el pasado de la Iglesia».

Naturalmente, ahora se repiten los mismos análisis, tan engañosos como presuntuosos, primero ante la renuncia al pontificado y después a la espera del Cónclave. Y leeremos y escucharemos todavía muchos otros similares en los comentarios tras la elección del nuevo Papa. En realidad, quien vive dentro la Iglesia —y no por una pertenencia sociológica aburrida, sino por el don vivo y gratuito de la fe— constata la miseria y la impotencia de los esquemas que querrían reducir a perspectivas trivialmente humanas la compleja y rica experiencia religiosa. El creyente sabe que las llamadas formaciones de conclavistas, aunque existen, no se explican —al menos no más que en algunos casos marginales— con las categorías válidas para la dialéctica política. Es cierto que también el aspecto político es importante en la parte humana de la Iglesia y sus hombres se equivocarían si no lo tuvieran en cuenta. El error es intentar medir con ese metro «otra» realidad como la Iglesia.

El número 351 del Código Canónico dice: «Para ser promovidos a cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia». El hecho es que, gracias a Dios, parece que sucede precisamente así desde hace al menos dos siglos. Se trata obviamente de hombres con limitaciones y carencias pero que, en cualquier caso, han donado a Dios toda su vida y que, cada vez que depositan una papeleta en la urna de la Sixtina, invocan de modo solemne a la Trinidad para que puedan ser testigos de cómo su voto es emitido sólo según la conciencia, después de orar largamente y únicamente para el bien de la Iglesia. La mayoría son de edad avanzada, hombres conscientes de que no queda lejos el redde rationem (dar cuentas, N. de la T.) en el más allá, hombres que saben bien que (palabra del Evangelio) «mucho se le pedirá a quien mucho se le ha dado». Sobre todo si ese «mucho» ha sido dado para ser instrumentos de una Iglesia que no es suya, sino de Cristo, que les pedirá cuentas de ello según la justicia. ¿Qué puede comprender de esta perspectiva una persona que no participa de ella y que quizá presume de esta distancia, haciéndola pasar como una garantía de objetividad?






miércoles, 27 de febrero de 2013

OTRA FINAL DE COPA DEL REY PARA EL REAL MADRID

AYER se jugó el partido de vuelta de las semifinales de Copa del Rey entre el Barcelona y el Real Madrid. Resultado: Barcelona, 1, Real Madrid, 3. Resultado final de la eliminatoria 4-2 a favor del Real Madrid. Luego, el R. Madrid se convierte en el primer semifinalista de la Copa del Rey 2013, a la espera de saber quien será esta noche su contrincante: Si el vecino del Manzanares, el Atlético de Madrid, o los de Nervión, el Sevilla.


Comentemos el partido de anoche en el Camp Nou:


Messi enjaulado

Diseño táctico de Mouriño: De archidiez, i. e. meritissimus. Diseñó el dibujo táctico más apropiado para enfrentarse a un Barsa, dadas las características de éste. Todo un éxito. Por otra parte, hay que decir, inmediatamente, que los jugadores pusieron en práctica, al pie de la letra, la partitura táctica de Mouriño. Magnífico director, de una maravillosa orquesta. Hubo un control absoluto del tempo del partido por parte de los jugadores blancos. Partiendo de una defensa adelantada, muy adelantada, formaron un rectángulo cuya línea trasera la formaban 4 hombres, en perfecta alineación; estaban parapetados tras otros 3, ó si era necesario 4 mediocampistas, donde Xabi y Kedhira eran los capitanes con mando en plaza, bien secundados, como adelantados, por Di María, por la derecha y Ozil, por la izquierda. Cuando el Barsa atacaba Di María se integraba en la línea defensiva, lo que convertía la portería del Madrid en un deseo inalcanzable. En caso, esporádico, de que llegasen, allí se encontrarían con un Diego López que, en un par de ocasiones, demostró su gran valía. Y en la delantera dos colosos, Higuain y Ronaldo. Si el Barsa tenía la pelota, la presión comenzaba, durísima, en estos dos delanteros, lo que hacía que al sobrepasarles se encontrarían con la primera muralla de contención formada por los nombrados Di María y Ozil y, tras de ellos o en sus flancos -según lo exigiesen las circunstancias- Kedhira y Xabi Alonso. Con este dispositivo, Messi quedaba enjaulado, sin dar en toda la noche señales de vida.
Con este dibujo, Jordi Alba apenas tuvo incidencia mortal para el Madrid, ya que bastante tenía cada vez que miraba hacia adelante y se encontraba con el flaco Di María. No estuvo el argentino muy agudo en el pase, pero, clavó a Jordi Alba, que cuando llegaba a los terrenos de Arbeola ya iba madurito y fácil para el lateral madrileño. Algo parecido le sucedió a Diego Alves, que si superaba a Ozil se topaba con el correoso Coentrao (a quien -en caso de necesidad, apoyaba Ramos-), quien, si bien es verdad que no es un crack, es un defensa muy incómodo, por su rapidez y genio. Y, finalmente, con la clave del sistema esos grandísimos centrales que son Sergio Ramos y Varane. Éste, con poco más de 19 años, se marcó -otra vez- un partido de ensueño. No necesitó ni una sola falta y, además, marcó un gol de cabeza, propio de los grandes 9 del futbol mundial. Superó en el salto en medio cuerpo a todos los defensas del Barcelona que le querían obstaculizar el remate.


Pero, la figura del partido fue, sin duda, Cristiano Ronaldo.
Los que criticaban -varios- que se escondía en los grandes acontecimientos, anoche tuvieron que agachar las orejas. Fue un fenómeno, un superdotado, un atleta impresionante, un jugador completo. Metió el primer gol de penalty, que -como ya he dicho- cometió Piqué sobre él. Metió el segundo, tras seguir la velocísima jugada en contraataque de Di María,
 quien tras dejar sentado al maduro Puyol y tirar a puerta, su tiro rebotó en la pierna de Pinto y cayó en el pecho de CR7, quien, acariciando la pelota la dejó caer y enganchó un durísimo remate cuyo final contempló Pinto en el fondo de la red. Ronaldo es un grandísimo futbolista, a la altura de los 5 ó 6 mejores de la historia, pero, además, es, quizás, entre todos éstos, el más fuerte, el atleta más completo como deportista. Inconmensurable.
El Barcelona, como viene siendo habitual en él, muy previsible. Abusando de su juego horizontal, sin prisa por arcercase a la portería del Madrid, como si el resultado que trajo de Madrid fuera muy favorable para ellos. No lo era al inicio, pero, es que a los 12 minutos, escasos, el Real Madrid logró el primer gol en una contra vertical y rapidísima donde CR7 ganó la partida a un lento y pesado Piqué, quien no tuvo otra ocurrencia que trabar al portugués.
Penalty y gol. Con ese resultado, digo, el Barsa siguió al mismo ritmo, lo cual se convirtió para él en su propio lenitivo. Suspenso para Roura, su entrenador.

A mí -tras lo visto anoche y dicho aquí -sucintamente- me gustaría que Mouriño continuase en el Madrid. Mas, dicho ésto, el estado puntual de euforia -del que participo y me veo embargado- no nos debe impedir ver la realidad: Continuar o no depende de él. Si Mou es capaz, como lo ha sido Ronaldo, de rectificar un poco su conducta, de refrenar su carácter, de mostrar unos modales más acordes con la buena educación generalmente establecida en este mundo del futbol, entonces y sólo entonces, se habrá encontrado el mejor entrenador para el mejor equipo del mundo. Fácil: No puede enfrentarse -por sistema- a los pesos pesados (ojo, españoles y sólo españoles) del vestuario; no puede enfrentarse sistémicamente contra el mundo mediático, por más sectarios que sean -que lo son- muchos de los que componen ese sector.

SOLUCIÓN: 1)Reunirse con el vestuario; 2) pedirse mutuamente perdón, sin ahondar en detalles, por el comportamiento anterior; 3) conjurarse en ganar la Copa y la Champion's; 4) comunicar (entrenador y capitanes) esta decisión, y el renovado ambiente que se crearía, al Presidente y lanzarse, sin mirar atrás, por las dos competiciones, previo anuncio por parte del Presidente, de que todos van a continuar en el mismo barco en la próxima temporada, salvo -lógicamente- los arreglos que haya que hacer puntualmente en el equipo, buscando, siempre, la mejora de éste.

¡Hala Madrid!

martes, 26 de febrero de 2013

MOTU PROPIO: LOS CARDENALES PUEDEN ANTICIPAR EL CÓNCLAVE



MOTU PROPRIO: EL PAPA DEJA A LOS CARDENALES LA FACULTAD DE ANTICIPAR EL CONCLAVE


Ciudad del Vaticano, 25 febrero 2013 (VIS).-Publicamos a continuación una traducción no oficial, de la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio del Santo Padre Benedicto XVI sobre algunas modíficaciones relativas a la elección del Romano Pontífice fechada el 22 de febrero

“Con la Carta apostólica “De aliquibus mutationibus in normis de electione Romani Pontefici”, dada como Motu Proprio en Roma el 11 de junio de 2007 en el tercer año de mi pontificado, he establecido algunas normas que, abrogando las prescritas en el número 75 de la Constitución apostólica “Universi Dominici gregis” promulgadas el 22 de febrero de 1996 por mi predecesor el beato Juan Pablo II, restablecían la norma sancionada por la tradición, según la cual para la elección válida del Romano Pontífice se requiere siempre la mayoría de dos tercios de los votos de los cardenales presentes.

Considerada la importancia de asegurar el mejor funcionamiento de cuanto atañe, si bien con relieve diverso, a la elección del Romano Pontífice, en particular una interpretación y actuación mas cierta de algunas disposiciones, establezco y prescribo que algunas normas de la Constitución apostólica “Universi Dominici gregis” y cuanto yo mismo dispuse en la Carta apostólica más arriba mencionada se sustituyan con las normas que siguen:

35. Ningún Cardenal elector podrá ser excluido de la elección, activa o pasiva, por ningún motivo o pretexto, quedando en pie lo establecido en los números 40 y 75 de esta Constitución.

37.Establezco, además, que desde el momento en que la Sede Apostólica esté legítimamente vacante los Cardenales electores presentes esperen durante quince días completos a los ausentes; dejo además al Colegio de los Cardenales la facultad de anticipar el comienzo del Cónclave si consta la presencia de todos los cardenales electores, como la facultad de retrasar, si hubiera motivos graves, el comienzo de la elección algunos días.. Pero pasados al máximo veinte días desde el inicio de la Sede vacante, todos los Cardenales electores presentes están obligados a proceder a la elección.

43. Desde el momento en que se ha dispuesto el comienzo del proceso de la elección hasta el anuncio público de que se ha realizado la elección del Sumo Pontífice o, de todos modos, hasta cuando así lo ordene el nuevo Pontífice, los locales de la Domus Sanctae Marthae, como también y de modo especial la Capilla Sixtina y las zonas destinadas a las celebraciones litúrgicas, deben estar cerrados a las personas no autorizadas, bajo la autoridad del Cardenal Camarlengo y con la colaboración externa del Vice Camarlengo y del Sustituto de la Secretaría de Estado, según lo establecido en los números siguientes.

Todo el territorio de la Ciudad del Vaticano y también la actividad ordinaria de las Oficinas que tienen su sede dentro de su ámbito deben regularse, en dicho período, de modo que se asegure la reserva y el libre desarrollo de todas las actividades en relación con la elección del Sumo Pontífice. De modo particular se deberá cuidar, también con la ayuda de los Prelados Clérigos de Cámara, que nadie se acerque a los Cardenales electores durante el traslado desde la Domus Sanctae Marthae al Palacio Apostólico Vaticano.

46.,Párrafo 1.-Para satisfacer las necesidades personales y de la oficina relacionadas con el desarrollo de la elección, deberán estar disponibles y, por tanto, alojados convenientemente dentro de los límites a los que se refiere el n. 43 de la presente Constitución, el Secretario del Colegio Cardenalicio, que actúa de Secretario de la asamblea electiva; el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias con ocho Ceremonieros y dos religiosos adscritos a la Sacristía Pontificia; un eclesiástico elegido por el Cardenal Decano, o por el Cardenal que haga sus veces, para que lo asista en su cargo.

47. Todas las personas señaladas en el num. 46 y en el num. .55, párrafo 2 de la presente Constitución que por cualquier motivo o en cualquier momento fueran informadas por quien sea sobre algo directa o indirectamente relativo a los actos propios de la elección y, de modo particular, de lo referente a los escrutinios realizados en la elección misma, están obligadas a estricto secreto con cualquier persona ajena al Colegio de los Cardenales electores; por ello, antes del comienzo del proceso de la elección, deberán prestar juramento según las modalidades y la fórmula indicada en el número siguiente.

48. Las personas señaladas en el num.46 y en el num. 55, párrafo 2 de la presente Constitución, debidamente advertidas sobre el significado y sobre el alcance del juramento que han de prestar antes del comienzo del proceso de la elección, deberán pronunciar y subscribir a su debido tiempo, ante el Cardenal Camarlengo u otro Cardenal delegado por éste, en presencia de dos Protonotarios apostólicos de Número Participantes, el juramento según la fórmula siguiente:

Yo N. N. prometo y juro observar el secreto absoluto con quien no forme parte del Colegio de los Cardenales electores, y esto perpetuamente, a menos que no reciba especiales facultades dadas expresamente por el nuevo Pontífice elegido o por sus Sucesores, acerca de todo lo que atañe directa o indirectamente a las votaciones y a los escrutinios para la elección del Sumo Pontífice.

Prometo igualmente y juro que me abstendré de hacer uso de cualquier instrumento de grabación, audición o visión de cuanto, durante el período de la elección, se desarrolla dentro del ámbito de la Ciudad del Vaticano, y particularmente de lo que directa o indirectamente de algún modo tiene que ver con las operaciones relacionadas con la elección misma.

Declaro emitir este juramento consciente de que una infracción del mismo comportaría para mí la pena de la excomunión “latae sententiae” reservada a la Sede Apostólica.

Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano.

49. Celebradas las exequias del difunto Pontífice, según los ritos prescritos, y preparado lo necesario para el desarrollo regular de la elección, el día establecido, según lo previsto en el n. 37 de la presente Constitución, no más allá del vigésimo- los Cardenales electores se reunirán en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, o donde la oportunidad y las necesidades de tiempo y de lugar aconsejen, para participar en una solemne celebración eucarística con la Misa votiva “Pro eligendo Papa” (19) Esto deberá realizarse a ser posible en una hora adecuada de la mañana, de modo que en la tarde pueda tener lugar lo prescrito en los números siguientes de la presente Constitución.

50. Desde la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, donde se habrán reunido en una hora conveniente de la tarde, los Cardenales electores en hábito coral irán en solemne procesión, invocando con el canto del Veni Creator la asistencia del Espíritu Santo, a la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico, lugar y sede del desarrollo de la elección. Participan en la procesión el Vice Camarlengo, el Auditor General de la Cámara Apostólica y dos miembros de cada uno de los Colegios de Protonotarios Apostólicos de Número Participantes, de los Prelados Auditores de la Rota Romana y de los Prelados Clérigos de Cámara.

51. Párrafo 2.- Por tanto, el Colegio Cardenalicio, que actúa bajo la autoridad y la responsabilidad del Camarlengo, ayudado por la Congregación particular de la que se habla en el num.. 7 de la presente Constitución cuidará de que, dentro de dicha Capilla y de los locales adyacentes, todo esté previamente dispuesto, incluso con la ayuda desde el exterior del Vice Camarlengo y del Sustituto de la Secretaría de Estado, de modo que se preserve la normal elección y el carácter reservado de la misma.

55.-Párrafo 3.- Si se cometiese y descubriese una infracción a esta norma, sepan los autores que estarán sujetos a la pena de excomunión “latae sententiae” reservada a la Sede Apostólica.

62. Abolidos los modos de elección llamados per acclamationem seu inspirationem y per compromissum, la forma de elección del Romano Pontífice será de ahora en adelante únicamente per scrutinium.

Establezco, por lo tanto, que para la elección válida del Romano Pontífice se requieren los dos tercios de los votos, calculados sobre la totalidad de los electores presentes y votantes

64. El procedimiento del escrutinio se desarrolla en tres fases, la primera de las cuales, que se puede llamar pre-escrutinio, comprende: 1) la preparación y distribución de las papeletas por parte de los Ceremonieros, llamados al Aula junto con el Secretario del Colegio de Cardenales y con el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias- quienes entregan por lo menos dos o tres a cada Cardenal elector; 2) la extracción por sorteo, entre todos los Cardenales electores, de tres Escrutadores, de tres encargados de recoger los votos de los enfermos, llamados Infirmarii, y de tres Revisores; este sorteo es realizado públicamente por el último Cardenal Diácono, el cual extrae seguidamente los nueve nombres de quienes deberán desarrollar tales funciones; 3) si en la extracción de los Escrutadores, de los Infirmarii y de los Revisores, salieran los nombres de Cardenales electores que, por enfermedad u otro motivo, están impedidos de llevar a cabo estas funciones, en su lugar se extraerán los nombres de otros no impedidos. Los tres primeros extraídos actuarán de Escrutadores, los tres segundos de Infirmarii y los otros tres de Revisores.

70. Párrafo 2.- Los Escrutadores hacen la suma de todos los votos que cada uno ha obtenido, y si ninguno ha alcanzado al menos los dos tercios de los votos en aquella votación, el Papa no ha sido elegido; en cambio, si resulta que alguno ha obtenido al menos los dos tercios, se tiene por canónicamente válida la elección del Romano Pontífice.

75. Si se realizaran en vano los escrutinios que se indican en los números 72, 73 y 74 de la indicada Constitución, téngase un día dedicado a la oración, la reflexión y el diálogo; en las siguientes votaciones, observado el orden establecido en el número 74 de dicha Constitución, solamente tendrán voz pasiva los dos nombres que en el escrutinio precedente hayan obtenido la mayoría de los sufragios, sin apartarse de la norma de que también en estas votaciones para la validez de la elección se requiere la mayoría cualificada de al menos dos tercios de los sufragios de los Cardenales presentes y votantes. En estas votaciones los dos nombres que tienen voz pasiva carecen de voz activa.

87. Realizada la elección canónicamente, el último de los Cardenales Diáconos llama al aula de la elección al Secretario del Colegio de los Cardenales, al Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y a dos Ceremonieros; después, el Cardenal Decano, o el primero de los Cardenales por orden y antigüedad, en nombre de todo el Colegio de los electores, pide el consentimiento del elegido con las siguientes palabras: ¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice? Y, una vez recibido el consentimiento, le pregunta: ¿Cómo quieres ser llamado? Entonces el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, actuando como notario y teniendo como testigos a dos Ceremonieros, levanta acta de la aceptación del nuevo Pontífice y del nombre que ha tomado”.

Este documento entrará en vigor inmediatamente después de su publicación en “L'Osservatore Romano”.

Esto decido y establezco, no obstante cualquier disposición contraria.

Dado en Roma, al lado de San Pedro, el día 22 de febrero, en el año 2013, octavo de mi pontificado.

jueves, 21 de febrero de 2013

22 DE FEBRERO: FIESTA DE LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO

Hoy, 22 de febrero celebramos los católicos la fiesta de la Cátedra de San Pedro. El Príncipe de los Apóstoles predicó a Jesucristo primero en Antioquía y, posteriormente, en Roma. Por eso, antes se celebraba esta fiesta en dos fechas distintas: El 18 de enero, para celebrar la Cátedra de Pedro en Roma, y el 22 de febrero, para celebrar la Fiesta de la Cáatedra de San Pedro en Antioquía.
Al reformarse, recientemente, el calendario, se han unificado estas dos conmemoraciones en el día de hoy, 22 de febrero. La duplicidad de fechas puede tener su origen en la Galia, donde se adelantó al 18 de enero para evitar que la fiesta cayese en tiempo de Cuaresma. Pero la actual fecha, 22 de febrero, tiene una añeja tradición, pues, viene atestiguada por la "Depositio Martyrum", del siglo IV.
Reseño hoy esta fiesta, por su sentido y significado actual, dado el momento importantísimo que estamos viviendo, tras haber anunciado el Papa Benedicto XVI que el próximo día 28 del año en curso renunciará a la Cátedra de Pedro, por su falta de fuerzas, meas ingravescente aetate non iam aptas esse ad Munus Petrinum,  para el desempeño del "munus petrinum".
Imagen: El Trono de Pedro, de Gian Lorenzo Bernini, 1657-66, en la iglesia de San Pedro, en Roma.

Acerca de esta obra dice SS Benedicto XVI en la catequesis del 22 de febrero del 2006:

"Queridos hermanos y hermanas, en el ábside de la basílica de San Pedro, como sabéis, se encuentra el monumento a la Cátedra del Apóstol, obra madura de Bernini, realizada en forma de gran trono de bronce, sostenido por las estatuas de cuatro doctores de la Iglesia, dos de Occidente, san Agustín y san Ambrosio, y dos de Oriente, san Juan Crisóstomo y san Atanasio. Os invito a deteneros ante esta obra tan sugestiva, que hoy se puede admirar decorada con muchas velas, para orar en particular por el ministerio que Dios me ha encomendado.

Elevando la mirada hacia la vidriera de alabastro que se encuentra exactamente sobre la Cátedra, invocad al Espíritu Santo para que sostenga siempre con su luz y su fuerza mi servicio diario a toda la Iglesia. Por esto, como por vuestra devota atención, os doy las gracias de corazón".



SEDE VACANTE Y ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA (II)


¿CUÁNDO COMENZARÁ EL CÓNCLAVE?

Sabemos, por decirlo Benedicto XVI al anunciarnos su renuncia, que la Sede Vacante comenzaría el próximo día 28 de febrero a las 20:00 horas. Ahora la pregunta es cuándo se pronunciará la célebre frase "omnes extra" y los cardenales se encerrarán bajo llave -cum clave- en la Capilla Sixtina.
La Constitución Apostolica Universi Dominici Gregi promulgada por Juan Pablo II en 1996, que regula el procedimiento para la elección del nuevo Papa, reza así:

37. Establezco, además, que desde el momento en que la Sede Apostólica esté legítimamente vacante los Cardenales electores presentes esperen durante quince días completos a los ausentes; dejo además al Colegio de los Cardenales la facultad de retrasar, si hubiera motivos graves, el comienzo de la elección algunos días. Pero pasados al máximo veinte días desde el inicio de la Sede vacante, todos los Cardenales electores presentes están obligados a proceder a la elección.

Por tanto, en principio, pues, el plazo para proceder a la elección será no menor de 15 días ni mayor de 20, desde el inicio de la Sede vacante. No obstante, desde el pasado 11 de febrero, en que anunció la renuncia, ha corrido el rumor de que podría adelantarse la fecha de apertura. Este adelanto solamente podría tener lugar modificando, previamente, el número 37 citado de la Universi Dominici Gregi. Y como este documento es una Constitución Apostólica, sería el Papa quien, única y exclusivamente, podría promulgar tal modificación.

El portavoz vaticano, P. Lombardi, no ha excluido esta posibilidad, aunque no ha ratificado el rumor. Al tratarse de un caso inédito desde hace 600 años, no nos extrañaría que, dado que la renuncia ha sido anunciada con mucha antelación y los Cardenales electores, provenientes de todas las partes del mundo, han tenido y tienen tiempo suficiente para venir y reunirse en el Vaticano, no sería extraño, digo, que el Papa  redujese el período de tiempo que debe haber desde el inicio de la Sede vacante hasta la apertura del Cónclave. La circunstancia quizá lo requiera, pues, esta Sede vacante es original, sui generis, dado que el Papa anterior no está muerto, sino que, habiendo renunciado, vivirá retirado. A pesar de que el mismo Papa ha dicho que a partir de su renuncia "vivirá retirado para el mundo", a nadie se le escapa que el interregno para dar comienzo al cónclave debería ser no excesivamente largo, pues, no adivinamos que su prolongación pueda tener ninguna ventaja (con un Papa "mérito" -se que no es muy apropiada la denominación- en la sombra) y una Iglesia dirigida por los Cardenales. Lo mejor sería que el Cónclave empezase a primeros de marzo, pues, el objetivo y el espíritu de la Universi Dominici Gregi, explicitado en su número 37, quedaría así salvaguardado y cumplido y su modificación, ad hoc, redundaría 
beneficiosamente.
Una posible modificación, pues, que podría ser aplicando el período a los casos concretos de anuncios de renuncia -cara al futuro- o bien con aplicación particular para el caso presente que la renuncia de Benedicto XVI ha planteado. Saldremos pronto de dudas.



SEDE VACANTE Y ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA (I)


SEDE VACANTE Y ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA



SEDE VACANTE:

El próximo día 28 de febrero, a las 20:00 horas, tendrá efecto la renuncia de Benedicto XVI a la sede petrina y la Iglesia entrará una situación que el Código de Derecho Canónico denomina "Sede Vacante".
Dada la situación de sede vacante, bien por muerte o por renuncia -como es el caso actual- del papa en ejercicio, dicha situación y la elección del nuevo Pontífice están sujetas a lo establecido en la Constitución Apostólica UNIVERSI DOMINICI GREGIS, promulgada por el Papa Juan Pablo II, en Roma, el día 22 de febrero, fiesta de la Cátedra de San Pedro Apóstol del año 1996, decimoctavo de su Pontificado. Texto completo en el siguiente link: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_constitutions/documents/hf_jp-ii_apc_22021996_universi-dominici-gregis_sp.html

Lo primero que hay que aclarar es que en situación de sede vacante, el gobierno ordinario de la Iglesia queda confiado al Colegio de los Cardenales, pero dicho Colegio no toma aquella potestad o jurisdicción que le era propia a la misión del Papa , sino que está limitada al despacho de los asuntos ordinarios e inaplazables, entre lo que se encuentra, obviamente, la preparación del Cónclave para la elección del nuevo Pontífice. Así, el CAPÍTULO I, números 2 y 1 de la C.A. Universi Dominici Gregis (C.A.U.D.G) establecen:

2. Mientras está vacante la Sede Apostólica, el gobierno de la Iglesia queda confiado al Colegio de los Cardenales solamente para el despacho de los asuntos ordinarios o de los inaplazables (cf.n.6), y para la preparación de todo lo necesario para la elección del nuevo Pontífice.

1. Mientras está vacante la Sede Apostólica, el Colegio de los Cardenales no tiene ninguna potestad o jurisdicción sobre las cuestiones que corresponden al Sumo Pontífice en vida o en el ejercicio de las funciones de su misión; todas estas cuestiones deben quedar reservadas exclusivamente al futuro Pontífice.

Si surgiese algún asunto o problema que, a juicio del Colegio de los Cardenales, debe ser afrontado, tratado y resuelto, se estará a lo dispuesto en el n. 6:

6. Del mismo modo, cuando se presente un problema que, a juicio de la mayor parte de los Cardenales reunidos, no puede ser aplazado posteriormente, el Colegio de los Cardenales debe disponer según el parecer de la mayoría.

Si a juicio de esa mayoría del Colegio de Cardenales hubiese que emitir, en caso de necesidad urgente, algún Decreto, éste deberá ser validado por la confirmación posterior del nuevo Pontífice, que resulte elegido:

23. Durante la Sede vacante, todo el poder civil del Sumo Pontífice, concerniente al gobierno de la Ciudad del Vaticano, corresponde al Colegio de los Cardenales, el cual sin embargo no podrá emanar decretos sino en el caso de urgente necesidad y sólo durante la vacante de la Santa Sede. Dichos decretos serán válidos en el futuro solamente si los confirma el nuevo Pontífice.


ELECCIÓN DEL ROMANO PONTÍFICE:

En la segunda parte de la C.A.U.D.G. se aborda la elección del Romano Pontífice. Dicha elección compete, exclusivamente, a los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, menores de 80 años. Así se dispone en la Segunda Parte, Capítulo I, el n. 33 de la C.A.U.D.G :

33. El derecho de elegir al Romano Pontífice corresponde únicamente a los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, con excepción de aquellos que, antes del día de la muerte del Sumo Pontífice o del día en el cual la Sede Apostólica quede vacante, hayan cumplido 80 años de edad. El número máximo de Cardenales electores no debe superar los ciento veinte. Queda absolutamente excluido el derecho de elección activa por parte de cualquier otra dignidad eclesiástica o la intervención del poder civil de cualquier orden o grado.

LUGAR DE LA ELECCIÓN:

En el Capítulo II, de dicha Segunda Parte, y en el n. 41 se estipula que el Cónclave, para la elección del Papa, tendrá lugar dentro de la Ciudad del Vaticano, explicitando los lugares y modos donde y cómo se llevará a cabo, siendo la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico Vaticano el habitáculo (n. 51) donde se desarrollará el Cónclave.

41. El Cónclave para la elección del Sumo Pontífice se desarrollará dentro del territorio de la Ciudad del Vaticano, en lugares y edificios determinados, cerrados a los extraños…

51….. con la presente Constitución establezco y dispongo que todo el proceso de la elección del Sumo Pontífice, según lo prescrito en los números siguientes, se desarrolle exclusivamente en la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico Vaticano, que sigue siendo lugar absolutamente reservado hasta el final de la elección, de tal modo que se asegure el total secreto de lo que allí se haga o diga de cualquier modo relativo, directa o indirectamente, a la elección del Sumo Pontífice.

Una vez encerrados (cum clave: con llave, cónclave) en la Capilla Sixtina los Cardenales electores, según el orden de precedencia, prestarán juramento (n.52) con la fórmula siguiente:

Y yo, N. Cardenal N. prometo, me obligo y juro, y poniendo la mano sobre los Evangelios, añadirá: Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano

En otro post, continuaré con el proceso o desarrollo de la elección. Quizá, el momento oportuno de plasmarlo en este blog sea cuando se constituya el Cónclave ut talis. Entre tanto, como católico e hijo de la Iglesia debo, junto con mis hermanos, orar fervientemente al Padre para que asista en estos sus últimos días de Pontificado al actual Sucesor de Pedro, Benedicto XVI y para que los Cardenales electores acojan en oración y en humilde actitud las mociones espirituales que les indique el Espíritu Santo, para que acierten en la elección del nuevo Vicario de Cristo, para mayor gloria de Dios y bien de la Iglesia.






miércoles, 20 de febrero de 2013

PALABRAS DE BENEDICTO XVI ANGELUS 17-02-2013

Siempre hemos de acoger las palabras del Papa, de cualquier Papa, como foco de luz que ilumina nuestra andadura. Pero en estos postreros -e históricos- días del pontificado de Benedicto XVI queremos recoger sus palabras sin perdernos ni una coma, pues, se nos antojan como las palabras testamentarias que, como última voluntad, nos deja el ser querido que se nos va. Benedicto XVI pidió que se orase por él, dado que esta noche comienza junto con la Curia los tradicionales ejercicios espirituales cuaresmales. Y eligió el idioma español para pronunciar una frase que jamás se había escuchado de labios de un Papa en dos mil años de historia de la Iglesia: "Os suplico que roguéis por el próximo Papa".


Transcribo aquí, literalmente, su alocución antes del Ángelus del pasado domingo. Román Encabo.

Texto completo de la intervención del Papa antes del Angelus del domingo día 17 de febrero de 2013.



Queridos hermanos y hermanas:

El miércoles pasado, con el tradicional Rito de las Cenizas, hemos entrado en la Cuaresma, tiempo de conversión y de penitencia en preparación a la Pascua. La Iglesia, que es madre y maestra, llama a todos sus miembros a renovarse en el espíritu, a re-orientarse decididamente hacia Dios, renegando el orgullo y el egoísmo para vivir en el amor. En este Año de la fe, la Cuaresma es un tiempo favorable para redescubrir la fe en Dios como criterio-base de nuestra vida y de la vida de la Iglesia. Esto implica siempre una lucha, un combate espiritual, porque el espíritu del mal, naturalmente, se opone a nuestra santificación, y trata de hacernos desviar del camino de Dios. Por esta razón, en el primer domingo de Cuaresma se proclama cada año el Evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto.

En efecto, Jesús, después de haber recibido “investidura” como Mesías – “Ungido” de Espíritu Santo – en el bautismo en el Jordán, fue conducido por el mismo Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. En el momento en que inicia su ministerio público, Jesús debió desenmascarar y rechazar las falsas imágenes de Mesías que el tentador le proponía. Pero estas tentaciones también son falsas imágenes de hombre, que en todo tiempo insidian la conciencia, disfrazándose como propuestas convincentes y eficaces, e incluso buenas. Los evangelistas Mateo y Lucas presentan tres tentaciones de Jesús, que se diversifican parcialmente sólo por el orden. Su núcleo central consiste siempre en instrumentalizar a Dios para los propios fines, dando más importancia al éxito o a los bienes materiales. El tentador es falso: no induce directamente hacia el mal, sino hacia un falso bien, haciendo creer que las realidades verdaderas son el poder y lo que satisface las necesidades primarias. De este modo, Dios se vuelve secundario, se reduce a un medio, en definitiva se hace irreal, no cuenta más, desvanece. En último análisis, en las tentaciones está en juego la fe, porque Dios está en juego. En los momentos decisivos de la vida, pero si vemos bien, en todo momento, nos encontramos frente a una encrucijada: ¿Queremos seguir al yo o a Dios? ¿Al interés individual o al verdadero Bien, lo que realmente es bien?

Como nos enseñan los Padres de la Iglesia, las tentaciones forman parte del “descenso” de Jesús a nuestra condición humana, al abismo del pecado y de sus consecuencias. Un “descenso” que Jesús recorrió hasta el final, hasta la muerte de cruz y hasta el infierno de la extrema lejanía de Dios. De este modo, Él es la mano que Dios ha tendido al hombre, a la oveja perdida, para salvarla. Como enseña San Agustín, Jesús ha tomado de nosotros las tentaciones, para darnos su victoria. Por tanto, no tengamos miedo de afrontar, también nosotros, el combate contra el espíritu del mal: lo importante es que lo hagamos con Él, con Cristo, el Vencedor. Y para estar con Él dirijámonos a la Madre, María: invoquémosla con confianza filial en la hora de la prueba, y ella nos hará sentir la poderosa presencia de su Hijo divino, para rechazar las tentaciones con la Palabra de Cristo, y de este modo volver a poner a Dios en el centro de nuestra vida.