domingo, 3 de mayo de 2009

IV DOMINGO DE PASCUA: Lecturas



En este enlace podemos leer y pensar las lecturas de este IV Domingo del tiempo Pascual.

http://www.corazones.org/biblia_y_liturgia/textos_bib_liturgia/domingos_b/pascua_b/4dpb.htm

Jesús se presenta en el evangelio de Juan, que hoy proclamamos, como el Buen Pastor. El comentario hoy será traer a colación el desarrollo que sobre el tema “El Pastor” hace el actual Papa, Benedicto XVI, en su libro Jesús de Nazaret (La Esfera de los Libros. 2007).

“La imagen del pastor, con la cual Jesús explica su misión …cuenta con una larga historia precedente. En el antiguo Oriente, tanto en las inscripciones de los reyes sumerios como en el ámbito asirio y babilónico, el rey se considera como el pastor establecido por Dios; el “apacentar” es una imagen de su tarea de gobierno. La preocupación de los débiles es, a partir de esta imagen, uno de los cometidos del soberano justo. Así, se podría decir que, desde sus orígenes, la imagen de Cristo buen pastor es un evangelio de Cristo rey, que deja traslucir la realeza de Cristo.

Los precedentes inmediatos…en el Antiguo Testamento…en el que Dios mismo aparece como el pastor de Israel. Esta imagen ha marcado profundamente la piedad de Israel y, sobre todo en los tiempos de calamidad, se ha convertido en un mensaje de consuelo y confianza. Esta piedad confiada tiene tal vez su expresión más bella en el Salmo 23: El Señor es mi pastor. “Aunque camine por cañadas oscuras nada temo, porque tu vas conmigo” (v. 4). La imagen de Dios pastor se desarrolla más en los capítulos 34-37 de Ezequiel, cuya visión, recuperada con detalle en el presente, se retoma en las parábolas sobre los pastores de los sinópticos y en el sermón de Juan sobre el pastor, como profecía de la actuación de Jesús. Ante los pastores egoístas que Ezequiel encuentra en su tiempo y a los que recrimina, el profeta anuncia la promesa de que Dios mismo buscará a sus ovejas y cuidará de ellas. “Las sacaré de entre los pueblos, las congregaré de los países, las traeré a la tierra…Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré sestear…Buscaré las ovejas perdidas, haré volver a las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré” (34,13.15-16).

Ante las murmuraciones de los fariseos y de los escribas de que Jesús compartía mesa con los pecadores, el Señor relata la parábola de las noventa y nueve ovejas que están en el redil, mientras una anda descarriada, y a la que el pastor sale a buscar, para después llevarla a hombres todo contento y devolverla al redil. Con esta parábola Jesús dice… Yo sólo hago lo que Dios como verdadero pastor ha anunciado: buscaré alas ovejas perdidas, traeré al redil a las descarriadas.

…Mateo nos narra que Jesús, de camino hacia el monte de los Olivos después de la Última Cena, predice a sus discípulos que pronto ib a ocurrir lo que estaba anunciado en Zacarías 13,7: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño” (Mateo 26,31).

“El buen pastor da la vida por las ovejas" (10,11). …en el sermón sobre el pastor es central la entrega de la vida por las “ovejas”. La cruz es el punto central del sermón sobre el pastor y no como un acto de violencia que encuentra desprevenido a Jesús y se le inflinge desde fuera, sino como una entrega libre por parte de Él mismo: “Yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente” (10,17 s). Aquí se explica lo que ocurre en la institución de la Eucaristía: Jesús transforma el acto de violencia externa de la crucifixión en un acto de entrega voluntaria de sí mismo por los demás. Jesús no entrega algo, sino que se entrega a sí mismo. Así, Él da la vida .

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