Tenemos a la vista otras elecciones: Para el Parlamento Europeo. Serán el próximo 7 de junio “del año en curso”, como suele decirse. La propaganda electoral, en virtud de la Ley de la misma naturaleza, basada en la Ley de d'Hont, prima el sistema proporcional, teniendo en cuenta los anteriores resultados, con lo que resulta que los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, son los grandes beneficiarios de dicho sistema.
En primer lugar, decir que aburren. Hasta en la sopa nos meten la propaganda electoral. Y no es un símil, pues, en los buzones sí nos encontramos la mentada propaganda. Pones la radio o la tele y propaganda electoral. En vista de tal insistencia podríamos pensar que el objeto de tales elecciones debe ser muy importante para los futuros electores.
Sin embargo y en segundo lugar, pones un poco de atención y compruebas que no se habla nada del objeto de las elecciones: El Parlamento Europeo. Sólo mencionan un poquito la palabra Europa al final de sus exposiciones, como suelen hacer los curas al final de sus homilías con la Virgen María. Como coletilla; como cláusula de cierre.
Vi y escuché hace unos días en una cadena de televisión a los dos cabeza de lista de los referidos partidos mayoritarios. Un aburrimiento. Y lo peor, como he dicho, poca Europa. Tras escucharles, al igual que pasa si uno tiene la tentación de leer la propaganda electoral de los medios, uno tiene la sensación que los políticos parten de una premisa: Los electores son tontos y ni se enteran. Que las elecciones tratan de Europa, pues, nosotros les hablamos de la Guerra de Irak; que lo que se va a votar es al Parlamento Europeo, pues, nosotros les hablamos de los 4 millones de parados; que la cuestión electoral a debatir es si el Parlamento Europeo se convierte de hecho en un órgano clave en la construcción legislativa de Europa, pues, nosotros les hablamos del Yak-42, de la empresa subvencionada de la hija de Chávez…. Se habla de todo, menos de Europa, que debería ser el tema fundamental a debatir y en torno al cual deberían girar los demás puntos, por muy importantes que fueren.
Lo dicho: Da la sensación que creen que los ciudadanos electores somos unos tontitos, que cargamos con carros y carretas. Y debemos dar esa impresión, pues, por la cara que ponen los políticos, parece que así lo creen.
En primer lugar, decir que aburren. Hasta en la sopa nos meten la propaganda electoral. Y no es un símil, pues, en los buzones sí nos encontramos la mentada propaganda. Pones la radio o la tele y propaganda electoral. En vista de tal insistencia podríamos pensar que el objeto de tales elecciones debe ser muy importante para los futuros electores.
Sin embargo y en segundo lugar, pones un poco de atención y compruebas que no se habla nada del objeto de las elecciones: El Parlamento Europeo. Sólo mencionan un poquito la palabra Europa al final de sus exposiciones, como suelen hacer los curas al final de sus homilías con la Virgen María. Como coletilla; como cláusula de cierre.
Vi y escuché hace unos días en una cadena de televisión a los dos cabeza de lista de los referidos partidos mayoritarios. Un aburrimiento. Y lo peor, como he dicho, poca Europa. Tras escucharles, al igual que pasa si uno tiene la tentación de leer la propaganda electoral de los medios, uno tiene la sensación que los políticos parten de una premisa: Los electores son tontos y ni se enteran. Que las elecciones tratan de Europa, pues, nosotros les hablamos de la Guerra de Irak; que lo que se va a votar es al Parlamento Europeo, pues, nosotros les hablamos de los 4 millones de parados; que la cuestión electoral a debatir es si el Parlamento Europeo se convierte de hecho en un órgano clave en la construcción legislativa de Europa, pues, nosotros les hablamos del Yak-42, de la empresa subvencionada de la hija de Chávez…. Se habla de todo, menos de Europa, que debería ser el tema fundamental a debatir y en torno al cual deberían girar los demás puntos, por muy importantes que fueren.
Lo dicho: Da la sensación que creen que los ciudadanos electores somos unos tontitos, que cargamos con carros y carretas. Y debemos dar esa impresión, pues, por la cara que ponen los políticos, parece que así lo creen.
Europa sigue siendo, por desgracia, un camino por andar.
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