jueves, 20 de diciembre de 2012

BENEDICTO XVI: EL ANUNCIO DEL ÁNGEL

En el último libro de Benedicto XVI, La infancia de Jesús, en el que cierra la trilogía sobre la persona de Jesúcristo, su obra y su misión, podemos disfrutar de una honda teología servida en un lenguaje sencillo y asequible. Benedicto XVI es reconocido mundialmente como una de las personas de más talla intelectual del momento actual y, en el mundo de la Teología, todos reconocen -cristianos o no- su talla teológica sobresaliente.

Como quiera que el libro citado -publicado en España por la editorial Planeta- comenta los temas de la infancia de Jesús y dado que estamos ahora finalizando el tiempo de Adviento y a punto de entrar en la Navidad, voy a colgar aquí pequeños extractos del Papa Teólogo, al objeto de que nos puedan servir de referencia en estos tiempos fuertes de Adviento y Navidad. Comenzaré hoy con el Anuncio del Angel a la Virgen María, advirtiendo que me he tomado la licencia de subrayar o sobresaltar algún término o concepto.
Román Encabo.

Escribe el Papa: "He tratado de interpretar, en diálogo con los exegetas del pasado y del presente, lo que Mateo y Lucas narran al comienzo de sus evangelios. ¿Es cierto lo que se ha dicho? ¿Tiene que ver conmigo? ¿De dónde sacan Mateo y Lucas la historia que relatan? Lucas alude a veces a que María misma fue una de sus fuentes. También de este modo, la aparición tardía especialmente de las tradiciones sobre María tiene su explicación en la discreción de la Madre y de los círculos cercanos a ella: los acontecimientos sagrados en el alba de su vida no podían convertirse en tradición pública mientras ella aún vivía.

Conviene considerar primero la narración del anuncio del nacimiento de Jesús a María. En el saludo del ángel llama la atención el que no se dirija a María el acostumbrado saludo judío, shalom –la paz esté contigo–, sino que use la fórmula griega chaire, que se puede traducir por ave, salve. Pero conviene comprender su verdadero significado: ¡Alégrate! Con este saludo del ángel, comienza en sentido propio el Nuevo Testamento. La misma palabra reaparece en la Noche Santa en labios del ángel, que dijo a los pastores: «Os anuncio una gran alegría». Vuelve a aparecer en Juan con ocasión del encuentro con el Resucitado: «Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor». En los discursos de despedida en Juan hay una teología de la alegría que ilumina, por decirlo así, la hondura de esta palabra: «Volveré y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría». La alegría aparece en estos textos como el don propio del Espíritu Santo, como el verdadero don del Redentor. Así pues, en el saludo del ángel, se oye el sonido de un acorde que seguirá resonando a través de todo el tiempo de la Iglesia".

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