domingo, 11 de diciembre de 2011

REAL MADRID 1 - BARCELONA 3









Ayer se jugó el partido de futbol más esperado de esta primera parte de La Liga: Real Madrid vs Barcelona. Ganó el segundo por 1-3.



En vista del juego que hasta el momento venían desarrollando ambos equipos muchos periodistas objetivos y sobre todo el madridismo esperábamos que el partido se decantase favorable a los blancos o, a lo sumo, un empate. La esperanza tenía su base y apoyo argumental: El Madrid de esta tempora da estaba jugando, hasta ayer, muy bien. Tan bien o mejor que lo hacía el Barcelona. Mas, hete aquí que, cuando los del club de Chamartín se enfrentan a los blaugranas, tiene lugar algo inexplicable para el común de los futboleros: Se vienen abajo. Es como si en su juego se produjese un cortocircuito, pues, dejan de hacer lo que vienen haciendo habitualmente y parecen otros.

No viene mal aplicar aplicar en la vida y, por ende, también en el futbol aquel viejo principio de causalidad que aprendimos en filosofía: "Nihil est sine ratione suficiente", no hay nada sin razón suficiente; todo lo que acaece tiene una explicación. Pues, bien, de lo que se trata es de que en el Madrid se apliquen a la tarea. Dado el momento en que se ha producido y teniendo en cuenta lo hecho -bien- hasta ahora están a tiempo de indagar las causas y aplicar las medidas terapeúticas que sean necesarias.

Por mi parte, creo que hay 3 razones que explican lo sucedido anoche en el Bernabéu: 1) De carácter psicológico: Cuando se enfrentan al Barsa, los madridistas suben las escaleras que dan acceso al cesped del Bernabéu presas del pánico. Incluso aún regalándolos un gol -como fue el caso de ayer, por fallo de V. Valdés- no son capaces mantener su peculiar estilo de juego. Esta cuestión es algo que tienen que analizar entrenador y jugadores y resolverla cuanto antes. 2) El Real Madrid de Mouriño está a falto -ya lo estaba y lo dijimos el año pasado- de un jugador de medio campo que sea creador. Al no haberlo, en cuanto surge cualquier problema el equipo suele jugar al balón largo -ayer daba rabia ver cómo mi paisano Casillas (que por cierto salvó por 3 ó 4 manitas que el resultado fuese más abultado) cada vez que sacaba de puerta lo hacía en largo, entregando gratuitamente el balón a los azulgranas- y, al hacerlo, el equipo, en cuanto esquema de juego, se partía en dos partes irreconciliables dada la cantidad de metros entre una y otra, entre los delanteros y la defensa. Pienso que Mouriño es un poco defensor de este tipo de juego, mas debe pensar que con el Madrid eso es prácticamente inviable, sobre todo cuando se enfrenta al mejor equipo del mundo que es el Barsa de Pep Guardiola. 3) La tercera razón -la pongo la última pero no es la última en importancia- es de tipo personal y está ubicada en el equipo culé; y tiene un nombre: Iniesta. Este mozo albaceteño es todo un jugadorazo de futbol. Juega, hace jugar, dribla en uno contra uno o contra tres que le salen -como anoche- al paso, hace paredes, centra y remata. Lo hace todo y lo hace bien. Por si ésto es poco, junto a él aparece Xavi Hernández. Ambos configuran una línea medular que es justamente lo que le falta al Madrid. Y cuando más resalta este medio campo es justamente con el Real Madrid, ya que este equipo, por exigencias del guión y del poderío histórico y económico, está obligado a no replegarse atrás con dos líneas de murallas como han hecho los equipos -inferiores, por otra parte- que han ganado al Barsa en esta Liga. ¡Qué envidia ver a Iniesta en el bando contrario y qué delicia contemplar con qué mimo y con qué exquisitez trata al balón y al juego!

Amén de los tres factores indicados hay otro aspecto que debe ser considerado: CR7, Cristiano Ronaldo. Es un jugadorazo como la copa de un pino. Estará, posiblemente, entre los seis o siete jugadores mejores de la historia del deporte rey. Pero debe madurar. Psicológicamente y como jugador de futbol. Este es un deporte que se juega en equipo. Esto es una verdad tan rotunda y redonda como el balón mismo. Y este caballero portugués debe asumirlo psíquicamente y traducirlo en un juego más combinativo. ¿Cuántos goles no meterían Higuiain y Benzemá si él, en vez de tirar a puerta desde situaciones forzadas, amagase y les pasase el balón? Muchos. Él podría seguir metiendo goles y metería muchos, pero, lo que no puede pensar es que todos los balones tienen que ir a él y que él tiene bula para arrancar a toda velocidad, superar al defensa o defensas de su banda y cuando llega al pico del área y encontrarse con un tercero querer resolverlo él solo. Debe jugar con más recorrido por lo ancho de la delantera -como lo hace Mesi-, para resultar sorpresivo a las defensas y debe conjugar el tirar y el combinar. Y debe jugar disfrutando del futbol, pues, por la cara que pone da la impresión de que está enfadado con todo el mundo. Relajado y jugando es como ha de demostrar que quiere ser el mejor.

En fín, otra vez más que no hemos podido ganar al Barsa. ¡A la próxima!; al menos se intentará. Ahora a ganar el próximo partido con el Sevilla y se seguirá encabezando la tabla clasificatoria con 3 puntos de diferencia sobre el Barsa. La situación indicada es óptima para que el resbalón de la lluviosa tarde de ayer en el Bernabéu no produzca ampollas en el grupo, sino que, al contrario, sirva de revulsivo para, reflexionando sobre las causas de lo acaecido, pongan el remedio adecuado y pertinente en el próximo encuentro y sucesivos. ¡Queda mucha Liga aún!.

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