domingo, 13 de diciembre de 2009

EN CATALUÑA:LA TRAMPA

Hoy se celebra una "Consulta", sobre la independencia de Cataluña, en 166 municipios de Cataluña. Puede llegar a participar 700.000 catalanes o residentes en Cataluña, mayores de 16 años.

Entrecomillo "Consulta", porque aunque per se no puede tener otro calificativo, sin embargo en el imaginario de los políticos catalanes se trata de un Referendum, para mostrar la opinión del pueblo catalán al respecto. No lo pueden denominar así, pero, lo utilizarán como arma ético-política contra la Constitución y contra la Unidad de España como Nación, por aquello de vox populi, vox Dei, pues, aunque aquí somos todos muy laicos, sin embargo, en nuestro subconsciente subyace un deicismo de campanario y un caciquismo de término municipal.

El referendum-consulta es absolutamente inconstitucional. El Artículo 2 de la Constitución vigente dice clara y explícitamente:


"La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".


Por tanto, este acto no debería haber sido permitido por el Estado español, es decir, por el Gobierno de España ni por el Gobierno de Cataluña.

Podrían haber hecho encuestas o sondeos, pero nunca consulta-referendum o un referendum-consulta, pues, tal acto choca frontalmente con nuestra Constitución.

El Título VIII, sobre la territorialidad del Estado español está muy incompleto. Se abrió este Título en base al derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que el mencionado artículo 2 reconocía. Y por ello el Artículo 143 del mencionado Título VIII dice:


"En el ejercicio del derecho a la autonomía reconocido en el artículo 2 de la Constitución, las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas con arreglo a lo previsto en este Título y en los respectivos Estatutos".


La "indisoluble unidad de la Nación española, Patria común e indivisible de todos los españoles", ¿quedaba salvaguardada con el reconocimiento y garantía del derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones? El autogobierno y la constitución de Comunidades Autónomas, ¿no se contradice con la Unidad de la Nación española?


Los constituyentes rizaron el rizo y dieron a luz estos dos artículos, pensando que resolvían así el problema de Cataluña y País Vasco. Pero ni lo resolvieron entonces, ni están haciendo nada por resolverlo ahora. Con motivo del Estatut, que está recurrido ante el Tribunal Constitucional por inconstitucionalidad manifiesta, varios políticos catalanes no se cansan de manifestar expresamente -y otros que callan, así lo piensan y esperan- que el Estatut no es más que un paso previo para la INDEPENDENCIA DE CATALUÑA. Acabemos: blanco y en botella.


Cualquier persona con un mínimo de conocimiento jurídico constitucional sabe que es incompatible ese Estatut con la Constitución. Su aprobación -y más si fuera ratificado por el Constitucional- es un torpedo en toda regla contra la esencia de la Constitución: la Unidad de la Nación española, fundamento de la Constitución, como nos dice su artículo 2. Los catalanes están creando -eso es lo que quieren- una situación de facto que comporta una modificación en toda regla de la Constitución, sin necesidad de acudir a los cauces legales que la misma Constitución establece para su propia modificación. Esta situación de hecho, ya existe, de una manera real, desde el momento en que el Estatut está vigente. Pero, sería irreversible si el Tribunal Constitucional lo avalase.


Constitucionalistas de gran prestigio, como Jorge de Esteban y otros, así lo están proclamando. Se dice que Manuel Aragón Reyes, a pesar de estar en el Tribunal Constitucional por el PSOE, sin embargo se opone y opina también que el Estatut es inconstitucional. Esperemos que la cordura y el respeto a la Norma Magna de la Constitución deje las cosas claras y en su sitio.


Personalmente, espero que el Profesor Aragón Reyes mantenga una postura con lo que, tan bien y con tanta claridad, nos explicó a los que tuvimos la suerte de ser sus alumnos de derecho constitucional. Entonces, aún se llamaba Derecho Político, pero él, adelantándose a lo que ya era inminente, nos dio sus cursos sobre el proyecto y anteproyecto de lo que luego sería la Consititución. Estoy convencido que Manuel Aragón Reyes votará, finalmente, conforme a su sana y bien formada conciencia constitucional y no nos defraudará a los alumnos que tan buen recuerdo y tan hondo agradecimiento tenemos hacia él como Profesor.

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