miércoles, 13 de marzo de 2013

HABEMUS PAPAM: FRANCISCO I

HABEMUS PAPAM:  SANTO PADRE FRANCISCO I

Francisco I: "Recemos siempre los unos por los otros. Por todo el mundo. Porque sea una gran hermandad"

JORGE MARIO BERGOGLIO, Cardenal de Buenos Aires, ha sido elegido el 266 Sucesor de Pedro. Obispo de Roma y encargado por Cristo "para confirmar en la fe a sus hermanos".

A las 19:05 minutos, del día 13 de marzo de 2013 el Colegio Cardenalicio ha elegido nuevo Papa: Francisco I.

La primera impresión, tras ver la "fumata bianca" ha sido de emoción. La Iglesia de Cristo seguía con un nuevo Pastor, visualizaba de un modo personal -con la elección papal- las palabras de Cristo: "Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos". Fe, emocionada, porque aquellas palabras del Maestro de Nazareth continuaban teniendo un eco presencial en la historia: "Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".

La figura del nuevo Papa me provoca unas sensaciones que quiero aquí, a vuela pluma y a los pocos minutos de haber sucedido su elección, dejar constancia. Haré una pequeña reseña sobre el nombre del papa electo, sus primeros gestos, sus primeras palabras. Todo esto, está cargado, sin duda y si sabemos leer entre líneas, de un gran significado.

En primer lugar el nombre elegido como sucesor del pescador de Galilea: FRANCISCO. Es la primera vez que se elige este nombre, a pesar de que en la historia de la Iglesia es uno de los nombres más venerados por los cristianos. Dos son los prohombres de la Iglesia que, con ese nombre, han trascendido todos los continentes y culturas con su mensaje de amor y de fe: Francisco de Asís y Francisco Javier.
FRANCISCO DE ASIS. El pobre entre los pobres, el hermano de los pobres, el "poverello". El que fue capaz de desprenderse de todos los oropeles que revestían su figura y su situación familiar y ofrecerse enteramente a Dios y a sus hermanos. La pobreza es el distintivo de Francisco de Asís y de sus hermanos los franciscanos.
FRANCISCO JAVIER. El segundo cristiano que con ese nombre ha calado profundamente en los creyentes de todos los continentes es Francisco Javier. Nuestro compatriota y misionero jesuita también dejó todo, para, siguiendo la espiritualidad de Ignacio de Loyola, llevar la esperanza y la fe cristianas a los pueblos más remotos y a las gentes más sencillas. Pues, bien. El nuevo Papa, este hombre argentino, de origen italiano, nacido en una familia humilde económica y socialmente y que hoy ha sido elegido por la Iglesia como su timonel, ha elegido, también, el nombre de FRANCISCO. Yo veo en ello, toda una declaración de intenciones: Quiere una Iglesia humilde, desprovista de mundanidad, que ponga a Cristo, desnudo en la cruz, como centro de su ser y de su hacer.

En segundo lugar, los gestos y la actitud. Ha aparecido por primera vez ante el mundo, revestido con  una sencilla sotana blanca. Sin ningún adorno papal, de reminiscencias imperiales o mundanas. Toda una gran lección: la sencillez. Sabíamos ya con anterioridad la anécdota que se cuenta: Cuando alguien le preguntaba -en Buenos Aires- que cómo tenían que llamarle, si Eminencia o Cardenal o... él contestaba llamadme, simplemente, lo que soy: El padre Bergoglio.


En tercer lugar sus palabras. Yo intuyo, por sus palabras y su comportamiento, que estamos ante un Papa muy sencillo, calado hasta la médula por la fe en Jesús y en su Iglesia. Lo primero que ha hecho, no ha sido aparecer con gestos grandilocuentes, muy al uso de un hombre que sabe la difusión que hoy en día tienen los gestos a través de los medios de comunicación. No; lo primero que ha hecho ha sido, 1º) tener un recuerdo agradecido hacia su antecesor, Benedicto XVI, por quien nos ha pedido que, unidos a él, nos pusiéramos con fe a rezar. Ha sido, ciertamente, un gesto insólito: No sólo los fieles que llenaban la Plaza de san Pedro, sino todos los creyentes que, esparcidos por el mundo entero, seguíamos ese momento histórico de su primera aparición, nos hemos puesto en actitud orante, sabiéndonos indigentes y necesitados de la ayuda del Padre, pidiendo por el "obispo emérito de Roma", Benedicto XVI;  2º) Acto seguido y antes de impartir la bendición urbi et orbi, nuevamente, nos ha hecho orar junto a él, pidiendo al Padre que le bendijese en la gran tarea que acababan de poner sobre sus hombros.
Tras unos segundos de silencio, cargados de
fe y amor -no sólo por los que abarrotaban la Plaza de San Pedro, sino por los millones de fieles y hombres de buena voluntad que seguíamos la transmisión a través de televisión-, en los que hemos pedido sinceramente que el Espíritu le ayudase en su nueva misión, nos ha impartido su primera bendición papal.

Todo lo comentado, nos está diciendo -al menos así lo creo yo- que estamos ante un hombre de fe,  ante un gran pastor, ante un magnífico obispo, ante el gran párroco de esta comunidad que llamamos Iglesia Universal. Nos da dicho, con sus gestos y palabras, que lo primero es Dios, en quien vivimos, nos movemos y somos, y que en esa unión vital con el Dios, Padre bueno, tenemos que ser agradecidos -oración por su antecesor-, tenemos que implorar su misericordiosa ayuda y tenemos que llevar este mensaje a todos los hombres, hijos de Dios.
Me dicen, al escribir ésto, que Francisco I acaba de poner su primer saludo en twiter. Se corrobora mi primera impresión: Este hombre es un gran pastor, es un buen obispo y sucesor de Pedro.

Me alegro, también, porque con su elección se ha roto la hegemonía que Europa venía ejerciendo al haber sido europeos o de oriente próximo la casi total mayoría de los papas, en veintiun siglos de Iglesia. Hoy los cristianos, y los católicos concretamente, no estamos en Europa, como contingente mayoritario. La vieja europa está dando viejos cristianos y pobres y escasas comunidades de cristianos. Hoy es Latinoamérica el continente donde está el porcentaje mayoritario de esos 1.200 millones de católicos, que configuramos la Iglesia Católica. Allí se convive, asimismo, con unos grupos de hermanos protestantes muy vivos y dinámicos, apoyados por el gran poder económico norteamericano. Allí, en América Latina, se está jugando la Iglesia mucho de su futuro. Los Cardenales han tenido una gran intuición profética y pastoral y, teniendo en cuenta todo ésto, han elegido un Papa de aquella procedencia. Esto es una bendición.

En Buenos Aires, como en cualquier otra parte de Latinoamérica hay mucha pobreza. El nuevo Francisco sabrá descubrir que la misión de la Iglesia está hoy, primordialmente, en hacer ver al mundo, principalmente a los hermanos americanos, que la Iglesia no es sino la continuación de Cristo, que los cristianos somos ese grupo de gentes sencilla que queremos compartir el pan único, Cristo, con todos los hermanos, particularmente con los más necesitados. Que la Iglesia tiene que seguir siendo, como Cristo quiso, la Iglesia de los pobres: "Lo que hagáis a uno de estos mis hermanos más pequeños, en mi nombre, a mí me lo hacéis". Y nos prometió el premio si en nuestra andadura sabíamos descubrir su rostro en los más menesterosos y humildes: "Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed y me dísteis de beber; estuve enfermo y me visitásteis, en la cárcel y me fuísteis a ver".

GRACIAS, SEÑOR, PORQUE CONTINÚAS, EN MEDIO DE LAS OLAS TUMULTUOSAS DE LA VIDA, ESTÁNDO JUNTO A NOSOTROS, APOYANDO A TU PEQUEÑA BARQUICHUELA, LA IGLESIA, PARA QUE NO NAUFRAGUE Y REME MAR ADENTRO, CON FE Y SIN MIEDO.

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