viernes, 26 de noviembre de 2010

EL CATOLICISMO: RESPUESTA, HOY


El Catolicismo, respuesta hoy


El problema de la crisis antropológica actual –afirmó en una mesa redonda del Congreso el escritor y filósofo Fabrice Hadjadj– es que, hoy, «ni siquiera creemos en nuestra posteridad» colectiva.


Ante esta pérdida, la Humanidad ha reaccionado mediante tres falsas salidas: el posthumanismo tecnológico, que aspira al «completo dominio de la vida»; el posthumanismo ecológico, que postula que el hombre es un accidente que puede ser «reabsorbido por la naturaleza»; y el posthumanismo teocrático –fundamentalismo–, que postula que «todo lo humano es bajo y debe desaparecer».

El señor Hadjadj reconoció que, frente a estos tres errores, «sólo he encontrado un punto de equilibrio en el catolicismo: ». Éste responde al error ecológico con la Creación; al error fundamentalista con la Encarnación, y al error tecnológico con el misterio de la Cruz y la Santísima Trinidad, que nos enseñan que «el hombre está hecho para la comunión». Y añadió: «Todo materialismo ateo está dirigido al fracaso, porque el hombre está destinado a superarse por la gracia, y si no se supera ahí, lo hará en cosas que lo destruyan».

Sin embargo, Dios ha inscrito el camino de vuelta en el corazón de cada hombre. «En una conferencia pronunciada en 1996» –explicó Julián Carrón–, el entonces cardenal Joseph Ratzinger se mostró convencido de que la fe tiene futuro, «porque corresponde a la naturaleza del hombre. En el hombre vive un anhelo y una nostalgia inextinguibles de lo infinito». Y diría más tarde: «Y esto debería ser lo decisivo para nosotros». Un ejemplo: «Ningún poder de este mundo puede impedir la belleza de las montañas, ni que, cuando uno ve unas montañas, resurja en él el deseo de belleza que tiene dentro». Lo mismo le sucede al hombre ante un cristiano de verdad. «Por eso es inútil que intenten borrarnos del mapa, porque mientras exista uno solo, volverá a empezar todo de nuevo». Basta «oler el perfume de Cristo» para quedar irremediablemente prendado…

Ricardo Benjumea

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