viernes, 7 de junio de 2013

NICOLÁS CASTELLANOS, EL CONCILIO Y LA IGLESIA DE HOY (III)

La entrevista que aquí cuelgo, que es la tercera (III y fin) de varias entregas, ha sido publicada íntegramente por LIBERTADDIGITAL. COM, en su edición del 30-05-2013.




¿Qué reformas debieran ahora impulsarse bajo la inspiración del Papa Francisco?


Repaso y sugiero algunas de mayor calado.

-Retomar y aplicar el Concilio Vaticano II: el retorno a las fuentes, la eclesiología de comunión, mayor énfasis en la protagonismos de los laicos, que la mujer pueda intervenir a la hora de tomar decisiones en la Iglesia.

-Recuperar la preocupación de Juan XXIII y el Concilio Vaticano II de dialogar con el mundo, "coger al mundo en su carrera". Y en este diálogo con el mundo, hacer un discernimiento sobre los nuevos signos de los tiempos: la descentralización del poder, el ecumenismo, el diálogo interreligioso, la escasez de vocaciones sacerdotales, religiosas, de compromiso laical, servicio de la comunidad cristiana en el mundo moderno, ¿y de la parroquia, qué?

-Desde el Concilio Vaticano II tenemos pendiente responder a esta pregunta ¿Iglesia qué dices de Dios? La cuestión de Dios tiene que pasar a primer plano. Y la respuesta tiene que ser colegial desde toda la geografía eclesial.

- La Iglesia debe, en opinión de muchos, hacer una hermenéutica integral del kerigma cristiano, desde el logos de la modernidad.

- Desde el SUR estimo que un capítulo fundamental de la agenda pastoral y social del nuevo sucesor de Pedro tiene que ser la JUSTICIA EN EL MUNDO y el PROBLEMA PLANETARIO DE LA POBREZA, IGNOMINIA DE LA HUMANIDAD.

. Como Pastor, al obispo de Roma le puede la "Salus animarum", que empieza con la promoción integral, desde ahora y desde aquí, de TODO el hombre y de TODAS las mujeres y hombres y culmina en el cielo.

. Como pastor bueno y samaritano se pregunta todas las noches ¿Dónde van a dormir los pobres en esta excluyente civilización? Y no puede menos de reafirmar la opción preferencial por los pobres.

. Será crítico con la economía globalizada del mercado, con la violación de los derechos humanos y defensor del 75% de empobrecidos y excluidos. Todo esto exige ser audaz y valiente como María de Nazaret en el Magníficat.

. Debe pesar más su densidad de Pastor que la burocracia de la Curia imponiendo un poder centralizador. Se espera que sea el Obispo de Roma, en colegialidad con todos los Obispos del mundo, que también son sucesores de los apóstoles.

. Hoy, que se habla de la muerte de las utopías y el fin de la historia, es la gran oportunidad de presentar la oferta gratuita no impuesta de la utopía de Jesús, la mística del Evangelio, libro abierto a la vida, a la personalización y a la más exquisita humanización, alma de esta sociedad de tecnologías punta.

No puede faltar en su agenda promover un ecumenismo real desde las bases eclesiales y en la cúspide, en donde se dé un real diálogo de escucha, compartir y decidir juntos. El diálogo con las grandes religiones pueden servir de antídoto a algunos fundamentalismos reinantes.

Un papa libre, en fidelidad al Evangelio, en esta sociedad cambiante no puede acosar a los teólogos sino instaurar un diálogo y comunión dialéctica, entrañable, crítica y profética. Los jóvenes de hoy le piden que preste atención a los cambios radicales y permanentes de la sociedad para que no se desenganchen de la Iglesia.

En el inicio de de su itinerario apostólico tras las huellas de Pedro sería bueno recordar aquel axioma del gran teólogo y Cardenal, Y Congar: "La labor reformadora nace del amor a la Iglesia".

¿Para cuándo la investigación interdisciplinar en el campo de la bioética, de la familia, de la moral sexual? ¿Por qué sobre estos temas (igualdad de la mujer, lo masculino y lo femenino, homosexualidad, aborto, divorciados dentro de la Iglesia) la jerarquía impone un pensamiento uniforme al margen de la cultura y paradigmas actuales y se aleja de la ciencia?

El cambio cultural, introducido por la modernidad está reclamando una actualización, iniciada en el Concilio Vaticano II, tanto en la antropología, como en la teología, pastoral y praxis pastoral. Las referencias tanto a la Sagrada Escritura, como a las ciencias antropológicas son el gran motor de la renovación de la moral sexual.

En los temas de la sexualidad, de género, no podemos seguir anclados en el discurso medieval. Hoy existe una fuerte crisis de la moral sexual cristiana, que está pidiendo un replanteamiento serio y profundo del sentido de la sexualidad y de las normas sexuales. Se espera haya un momento de renovación. Sorprende que la voz oficial de la Iglesia se muestre "progresista" en moral social y en cambio, "conservadora" en cuestiones de bioética y moral sexual.

Se espera que el aire renovador del sucesor de Pedro, Francisco aborde estos temas relacionados con la sexualidad, el tema de los divorciados, presbíteros casados, que lo podían ser aquellos "viri probati", que durante años han acompañado a la comunidad en la fe, todo menos en celebrar la eucaristía y el sacramento de la reconciliación.

Creo, con Marciano Vidal, que "se puede explicitar en una apretada síntesis, ahora teológicamente, la cosmovisión cristiana de la sexualidad humana, con un conjunto de orientaciones, que constituirían los "puntos firmes" de la visión cristiana sobre la sexualidad".

Los responsables de la Iglesia no deben estar encerrados sobre si mismos, sino como los profetas pensar más allá de su propia institución; tienen que "atreverse a pensar", hablar con libertad, ser voz crítica en la Iglesia. Su fidelidad creativa no les impida hacer preguntas.

¿Cómo ves el resurgir emancipatorio de muchos países latinoamericanos?

Existen muchos signos de esperanzas y de preocupación. Resulta altamente significativo que los indígenas, las culturas originarias, se levanten y adquieran protagonismo esos pueblos y los movimientos sociales recuperen su lugar en la historia.

El objetivo hoy apunta hacia una América Latina y Caribeña unida, reconciliada e integrada; la casa común habitada por un complejo mestizaje y una pluralidad étnica y cultural. Se trata de un proceso lento, que exige mucho discernimiento entre todos, diálogo, escucha, sentarse juntos en la mesa, sin querer imponer tu visión política.Tienen que prevalecer lo que decía Aparecida: "Una y plural, América Latina es la casa común, la gran patria de hermanos". Somos la patria grande, pero no llegamos a serlo del todo hasta que la justicia social llegue a todos los pueblos.

La Iglesia goza de credibilidad en América Latina y el Caribe por tradición y, sobre todo, desde Medellín, ha sido morada de todos los pueblos, la casa de los pobres, sin discriminaciones ni exclusiones por motivos de sexo, raza, condición social o pertenencia nacional.

La Iglesia está presente en ese proceso de integración.Pese a muchas ambigüedades políticas, sociales, económicas, la iglesia sigue al pie del pueblo, de los excluidos y empobrecidos, proclamando la justicia social, las libertades, el estado de derecho y la opción por los pobres, hasta derramar su sangre por ellos.

En Bolivia la Iglesia es la institución junto con los Medios de Comunicación que goza de mayor credibilidad.





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