jueves, 13 de junio de 2013

3 MESES DEL PONTIFICADO DEL PAPA FRANCISCO: ESPERANZA Y EXPECTACIÓN

Hoy se cumplen 3 meses del pontificado, prometedor y radiante, del Papa Francisco. El nuevo Papa ha aportado un nuevo estilo, que ha ventilado no solamente las añejas estancias del palacio Vaticano, sino a toda la Iglesia, suponiendo, -para todos, creyentes y no creyentes- una brisa de aire fresco cargada de expectativas. Somos muchos los que estamos expectantes y deseosos de leer las homilías que diariamente pronuncia en sus Misas de la Casa de Santa Marta.

Hoy, en Periodistadigital.com  (sección Religión Digital) hay un artículo cuyo titular dice: "El Papa prepara una "reforma radical" del Banco Vaticano", con este subtítulo: "Tras el verano, el Papa afrontará los cambios en la estructura de la Curia".

Reformar la Curia y reformar el IOR son reformas necesarias, pero, meramente instrumentales o institucionales. Necesarias, reitero. Hecho eso, debe empezar la gran tarea que tiene pendiente la Iglesia y que abarca varias y diversas facetas, entre las cuales y sin ánimo de ser exhaustivos, podemos indicar las siguientes:

. relanzamiento de la figura conciliar de la Iglesia como Pueblo de Dios (con todo lo que eso comporta: horizontalización de la vida de la Iglesia y de las Comunidades locales, parroquiales y de grupos varios);
. definir clara y explícitamente el papel de la mujer en la Iglesia, tanto en el "servicio" ("gobierno") como en el área sacramental;
. plantear una Pastoral de la Familia, actualizada a las circunstancias actuales, teniendo en cuenta las situaciones de divorciados de cara a la comunión eclesial plena;
clarificar el carisma del celibato, distinguiendo entre los monjes, frailes o presbíteros seculares, y permitiendo la vuelta al ejercicio pastoral de los sacerdotes secularizados que voluntariamente lo deseen, así como potenciar el papel de los diáconos/isas permanentes y casados/as;
. revalorización del trabajo de los estudiosos y teólogos, dejándoles un amplio campo de investigación dentro de la Unidad, amplia y plural, en el amor;
que la pobreza –en las personas y en las instituciones-, el servicio, la mansedumbre y la misericordia sean el estilo de la Iglesia de este siglo XXI, lejos de apologéticas obsoletas y de luchas intestinas entre los diferentes grupos, movimientos u órdenes religiosas;




. estudio, profundización y replanteamiento del quehacer pastoral y parroquial en las catequesis propias de los sacramentos de la iniciación cristiana;
. replantearse el papel de la Iglesia en el campo de la educación, sirviendo prioritaria y primordialmente al hombre y a su formación integral más que al beneficio empresarial de sus colegios y universidades;
. desarrollar y profundizar en el espíritu de la Sacrosanctum Concilium para que nuestras celebraciones litúrgicas sean vivas y atractivas;
. continuar y acelerar el movimiento ecuménico, para que el escándolo de la separación de los cristianos se termine lo antes posible.
Resumiendo: desarrollar e implementar los textos conciliares, de tal forma que, de una vez por todas, pongamos en práctica el Concilio Vaticano II.

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