domingo, 19 de septiembre de 2010

UNA MALA NOTICIA: 5 PUEBLOS MÁS SIN ESCUELA EN AVILA












"Hontanares, Vita, Salvadiós, Constanzana y Blascosancho se quedan este curso sin colegio por la falta de alumnos. Los escasos niños que quedan en estos municipios tendrán que desplazarse a otras unidades dentro del CRA (Colegio Rural Agrupado). "Dentro de la política de mantener colegios rurales con cuatro niños, que tenemos algunos, el que no llega a esas cifras tiene que cerrar, lo cual es siempre una mala noticia", dice José Luis Rivas, Director Provincial de Educación.

Los pequeños, de este modo, tendrán que ser trasladados a otras unidades dentro del CRA, a través de las rutas de transporte escolar, para continuar escolarizados".
Hasta aquí la noticia de Aviladigital.com.

Claro que es una mala noticia. Sobre todo cuando la lee un abulense, como es mi caso. Nuestros pueblos castellanos en general y de los de Avila particularmente llevan varios años sufriendo una deshabitación sangrante. Durante algunos años y debido a los fondos de cohesión de la Unión Europea parecía que los pueblos iban a continuar "con vida" y se iba a sujetar en ellos la población. Pero esos fondos, esas subvenciones europeas eran un mero parche puntual. No iban a la raíz del problema: Diseñar una agricultura y una ganadería adecuadas a las normas globales de competitividad. Toda subvención tiene sus aspectos negativos: te dan, momentáneamente, el pez, pero no te enseñan a pescar o seguir pescando. Al final se acaba el dinero y la situación ha empeorado irreparablemente. Nuestros agricultores y ganaderos no son hoy competitivos en Europa y por eso nuestros pueblos se van despoblando galopantemente.

¿Culpa, de quién? De todos. En primer lugar, de nuestros gobernantes. Cuando han pensado en España como destino turístico de los europeos, los gobiernos de turno solamente han pensado en el facilón turismo de playa. De esta forma, además de destrozar nuestro litoral, no han sabido impulsar un turismo con altura, donde la cultura y el arte que impregnan todo el interior de España no han sido objeto de nuestro marketing turístico. También, en segundo lugar, de nuestros dirigentes y gentes de los pueblos. Se han conformado con el inmediato plato de lentejas, han tirado, miopemente, de refranes y han optado por "el más vale un pájaro en mano -la subvención- que ciento volando -el trabajo y la explotación racionalizados y competitivos".

Hace ya unos 15 años leí a un historiador británico que, paseándose por nuestra Castilla La Vieja (estaba haciendo el triángulo de la cultura, que diría nuestro recordado y entrañable profesor don Alfonso Querejazu: Avila-Fontiveros-Madrigal) decía que tenía la impresión de ir cruzando un cementerio. Los pueblos por los que pasaba estaban vacíos y las casas y edificios, otrora con vida y animados, ofrecían ahora un aspecto de desolación y ruina, sin personas que animasen sus calles y sus campos.

P.D. Dentro de poco las desoladas calles estarán pisadas y con gente: Llegan las elecciones y los politiquillos provinciales se acuerdan de que existen los pueblos y sus gentes y vendrán a pedirles el voto. ¡Qué pena!

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