lunes, 22 de febrero de 2010

CARTA DEL OBISPO DE AVILA A CHICA DE 16 AÑOS


Transcribo aquí la carta abierta que D. Jesús García Burillo, Obispo de Avila escribe a una joven, en relación con el tema de aborto.


Carta a una chica de 16 años
Hola, Clara:
Contesto a tu carta en la que me expones tu inquietud ante tantas informaciones que
estás recibiendo, especialmente sobre la “ley del aborto”. Los católicos nos oponemos a
ella, pues consideramos que es una reforma innecesaria e injusta. Te escribo esta carta
para que puedas conocer mejor las razones.
El argumento más repetido a favor de esta ley es el derecho de la madre a decidir
libremente sobre sí misma. Nunca se habla del nuevo ser que ha sido engendrado en su
seno ni del derecho a la vida que él tiene. ¿Puede alguien acabar con la existencia de un
ser humano? ¿Te imaginas a ti misma destruyendo a ese niño, anulando su pleno
derecho a la vida?
Los cristianos consideramos el aborto como un crimen porque estamos convencidos
de que la célula resultante de la unión de los gametos es una persona humana. Lo que
nos da derecho a la vida es el hecho mismo de existir, no el momento en que nos
encontramos de nuestro desarrollo. Pregúntate por qué un feto de noventa y nueve días
goza de la protección del Estado, mientras uno de noventa y ocho puede eliminarse
impunemente. ¿Qué cambio sustancial acontece en esas veinticuatro horas?
La Iglesia cree que la dignidad personal le viene al hombre por el hecho de ser
creado a imagen de Dios, de ser amado por Él «desde el vientre materno», como
afirman los profetas, y sobre todo, de poseer la misma naturaleza que asumió Cristo en
su encarnación. Al hacerse uno de nosotros, su divinidad santificó la condición humana.
Como todos nosotros, Jesús también estuvo en el seno de una madre.
Fuera del cristianismo no siempre hay unanimidad al definir el concepto de persona.
Lo científicamente indiscutible es que el embrión es un individuo de la especie humana
genéticamente distinto de la madre. Pues bien, ¿acaso piensas que existe algún ser
humano sin dignidad personal, que no tenga derecho a la vida? Siempre que en el
pasado se ha afirmado esto, se han perpetrado las peores masacres de la historia.
Algunos piensan que esta ley no supone un cambio sustantivo respecto de la hasta
ahora vigente. No es verdad. Sí hay una modificación importantísima: antes el aborto
era un delito, despenalizado en algunos supuestos; ahora es un derecho. De la noche a la
mañana una misma acción pasa de atentar contra el ordenamiento jurídico a ser una
garantía preservada por la ley. Además, ¿obligarán a las escuelas a incluir en sus planes
educativos el derecho al aborto al lado del derecho a la educación o a una vivienda
digna? Ya ves dónde está la diferencia esencial.
Otro aspecto negativo de esta ley es que, a pesar de lo que dicen, es absolutamente
machista: porque descarga al varón de toda responsabilidad, que ahora recae
exclusivamente sobre la mujer. ¿Tú lo crees justo? También es negativo que la ley
suponga que la sexualidad no tiene nada que ver con la afectividad. Sabes que los
cristianos pensamos que las relaciones sexuales no son un juego, sino la mejor
expresión de una afectividad consolidada y comprometida, abierta a la vida. De forma
única se dan estas condiciones en el ámbito del matrimonio.
Finalmente, aunque lo ideal es que una chica no conciba a un niño hasta no estar
casada, si esto sucede ¿dónde está escrito que ser madre joven es una desgracia
insuperable? Una mujer que tiene un niño no deseado es libre para orientar su vida y su
maternidad de muchas maneras. Sin embargo, una mujer que ha abortado es ya para
siempre prisionera de su decisión, pues nada de lo que haga podrá devolver la vida al
hijo que ha matado. El Estado, que facilita al máximo el aborto o la píldora abortiva,
aun sabiendo las consecuencias negativas que trae para la mujer, debería ayudar con
mayor empeño a las jóvenes embarazadas, como lo hacen muchas instituciones de la
Iglesia.
Los cristianos, siguiendo el Evangelio de Jesús y junto a otros hombres de buena
voluntad, defendemos a los más pobres y necesitados, a aquellos que no se pueden
defender. Por eso, de la misma manera que luchamos por la vida del niño explotado y
hambriento, del joven enganchado a la droga, del emigrante, del parado o del enfermo a
punto de morir, con igual firmeza denunciamos el aborto y apoyamos a una joven
embarazada.
Mi última consideración es que te apoyes en tu familia, en tus padres, que los
aprecies como un regalo de Dios y que les pidas consejo siempre. También que busques
una buena educación afectiva y sexual y estés prevenida ante quienes te ofrecen sexo sin
afecto o “sexo sí, hijos no”. Por último no confundas el amor con el placer. El placer,
separado del amor, tiende al egoísmo, pero unido al amor auténtico, que siempre es
generoso, puede realizarte plenamente como persona.
Todo lo que aquí te escribo necesitaría una profundización mayor. Soy consciente
de ello. Si te interesa, tu párroco, tu catequista o tu profesor de religión te ayudarán a
resolver cualquier pregunta o comentario que tengas. Si necesitas algo de mí, estoy a tu
disposición en mi correo electrónico: jesus@obav.es
Reza por mí, como yo lo hago por ti. Y recibe un cariñoso saludo de tu amigo,
Jesús, Obispo de Ávila.

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