miércoles, 30 de junio de 2010




"...horizonte de aire fresco en la Iglesia de nuestros días.... Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización». Escribe D. Antonio Cañizares en La Razón digital de hoy.

Bienvenido el mencionado Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización. Ahora bien: el mensaje de Cristo es el que es. Y solamente entendería lo de "nueva evangelización" si a la hora de exponer el perenne y único mensaje de Cristo, se tuviesen en cuenta ciertas categorías o conceptos, a saber y sin ánimo exhaustivo: valoración del papel de la mujer en la Iglesia; redefinición del celibato -norma histórica- como exigencia inesquivable para la ordenación sacerdotal (celibato opcional, según las circunstancias personales y/o ambientales); liturgia: partiendo de las líneas trazadas por el Vaticano II diseñar unas líneas de actuación litúrgica y sacramental más dinámicas y atrayentes (los cristianos practicantes se aburren mazo en las celebraciones); estilo de vida de los sacerdotes, más cercano y comprensivo con sus hermanos coetáneos y la problemática existencial actual (no llevar una vida de monjes; éstos existen ya en los monasterios o cenobios); repensar las grandes directrices de la moral cristiana a la luz del mensaje original y de la persona de Cristo....

Sinceramente, en la Iglesia tenemos que pensar una cosa muy sencillita: No podemos seguir actuando, viviendo y celebrando como hace 100 años, como si el Vaticano II no hubiera existido, como si los tiempos y las personas no hubieran cambiado. Todo lo estamos basando en las Comunidades de Kiko Arguello, en el Opus y en Comunión y Liberación, pero, creo, personalmente, que no serán esos grupos -aunque importantes dentro del todo y a los que respeto- los que con su estilo dinamicen y acerquen la Iglesia y su mensaje a los hombres y mujeres de hoy o atraigan -de nuevo- a los jóvenes a un comportamiento cristiano más visible y más comprometido. De esos grupos saldrán "grupitos". Vale. Si echamos mano del concepto bíblico-teológico de "resto" y nos conformamos, pues, bien. Pero, no hay que olvidar el mensaje central, fundante y fundamental, de la Iglesia: "Id y predicad el Evangelio a todos los pueblos...". Repensemos en profundidad las parábolas evangélicas: la oveja perdida del rebaño de cien; acogimiento al hijo pródigo; alegría por el pecador que se convierte; alegría por el dracma encontrado....




Volvamos a la raíz, Cristo y su Evangelio, y a las fuentes del cristianismo para, desde allí, exponer a Cristo y su mensaje al hombre de hoy, con un lenguaje y unos signos no sólo comprensibles sino atrayentes.

MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL TURISMO




MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL TURISMO

CIUDAD DEL VATICANO, 30 JUN 2010 (VIS).- Se ha publicado hoy el Mensaje del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes con motivo de la Jornada Mundial del Turismo, que se celebrará el próximo 27 de diciembre, y cuyo tema este año es: "Turismo y Diversidad Biológica".




"La biodiversidad, o diversidad biológica, hace referencia a la gran riqueza de seres que viven en la Tierra, así como al delicado equilibrio de interdependencia e interacción que existe entre ellos y con el medio físico que los acoge y condiciona.

Ante ellos se ciernen tres graves peligros, que requieren una solución urgente: el cambio climático, la desertificación y la pérdida de la biodiversidad. Esta última se está desarrollando en los últimos años a un ritmo sin precedentes. Estudios recientes indican que, a nivel mundial, están amenazados o en peligro de extinción el 22% de los mamíferos, el 31% de los anfibios, el 13.6% de las aves o el 27% de los arrecifes

Hay numerosos sectores de la actividad humana que contribuyen en gran manera a estos cambios, y uno de ellos es, sin duda alguna, el turismo, el cual se sitúa entre los que han experimentado un mayor y rápido crecimiento. Al respecto, podemos recordar las cifras que nos ofrece la Organización Mundial del Turismo (OMT). Si las llegadas internacionales de turistas fueron de 534 millones en el año 1995, y de 682 millones en el 2000, las previsiones que aparecían en su informe "Tourism 2020 Vision" son de 1.006 millones para el año 2010, y que llegarían a 1.561 millones en el año 2020, con un crecimiento medio anual de 4.1%. (...)Todo ello nos muestra el fuerte crecimiento de este sector económico, lo que comporta unos importantes efectos en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, con el consiguiente peligro de que se transforme en un serio impacto medioambiental, especialmente por el consumo desmesurado de recursos limitados (como el agua potable y el territorio) y por la gran generación de contaminación y residuos, superando las cantidades que serían asumibles por una determinada zona.

La situación se ve agravada por el hecho de que la demanda turística se dirige cada vez más hacia los destinos de naturaleza, atraída por sus innumerables bellezas, lo que supone un impacto importante en las poblaciones visitadas, en su economía, en el medio ambiente y en su patrimonio cultural.

Por todo ello, debemos afirmar que el turismo no puede eximirse de su responsabilidad en la defensa de la biodiversidad, sino que, por el contrario, debe asumir un rol activo en la misma.

El desarrollo de este sector económico ha de ir acompañado ineludiblemente de los principios de sostenibilidad y respeto a la diversidad biológica.

La Iglesia quiere sumar su voz, desde el espacio que le es propio, partiendo de la convicción de que ella misma "tiene una responsabilidad respecto a la creación y la debe hacer valer en público. (...) El Magisterio reitera insistentemente la responsabilidad del ser humano en la preservación de un ambiente íntegro y sano para todos, desde el convencimiento que "la tutela del medio ambiente constituye un desafío para la entera humanidad: se trata del deber, común y universal, de respetar un bien colectivo".

Hay un elemento que hace todavía más exigente si cabe este esfuerzo. En su búsqueda de Dios, el ser humano descubre algunas vías para acercarse al Misterio, que tiene como punto de partida la creación. (...) Por este motivo, el turismo, acercándonos a la creación en toda su variedad y riqueza, puede ser ocasión para promover o acrecentar la experiencia religiosa.

Los esfuerzos por proteger y promover la diversidad biológica en su relación con el turismo pasan, en primer lugar, por desarrollar estrategias participativas y compartidas, en las que se comprometan los diversos sectores implicados. La mayoría de los gobiernos, instituciones internacionales, asociaciones profesionales del sector turístico y organizaciones no gubernamentales defienden, con una visión a largo plazo, la necesidad de un turismo sostenible como única forma posible para que su desarrollo sea al tiempo económicamente rentable, proteja los recursos naturales y culturales, y sirva de ayuda real en la lucha contra la pobreza.

Las autoridades públicas deben ofrecer una legislación clara, que proteja y potencie la
biodiversidad, reforzando los beneficios y reduciendo los costes del turismo, al tiempo que debe velar por el cumplimiento de las normas. (...) Los esfuerzos gubernamentales deberán ser mayores en aquellos lugares más vulnerables y donde la degradación haya sido mayor. Quizá en algunos de ellos, el turismo debería ser restringido o, incluso, evitado.

Por su parte, se le pide al sector empresarial del turismo "que conciba, desarrolle y lleve a cabo sus actividades reduciendo al mínimo su impacto negativo, e incluso contribuyendo de manera efectiva a la conservación de ecosistemas sensibles y del medio ambiente en general, beneficiando directamente a las comunidades locales e indígenas".

Finalmente, los turistas deben ser conscientes de que su presencia en un lugar no siempre es positiva. Con este fin, han de ser informados sobre los beneficios reales que comporta la conservación de la biodiversidad, y ser educados en modos de turismo sostenible. (...) En ningún caso, ni el territorio ni el patrimonio histórico-cultural de los destinos deben salir perjudicados en favor del turista, adaptándose a sus gustos o deseos. Un esfuerzo importante, que de modo especial debe realizar la pastoral del turismo, es la educación en la contemplación, que facilite a los turistas descubrir la huella de Dios en la gran riqueza de la biodiversidad".
CON-SM VIS 20100630 (940)

sábado, 26 de junio de 2010

Reentrada






Llevo un largo período sin aparecer por este blog y no ha sido por falta de ganas sino de tiempo; no por falta de temas o acontecimientos sino por haber estado ocupado en aquellos que vienen siendo el sustento personal y familiar: primum vivere, deinde philosophare, que dijo el clásico.

En este lapso, el asunto más lacerante es la situación económica. La inexistente -hace un año y medio- crisis, que sostenían algunos, ya está entre nosotros con toda su crudeza. Hoy no solamente ya nadie la niega -ni siquiera los que llamaban antipatriotas a los que apuntaban su existencia desde hace dos años-, sino que todos estamos tocados, de una manera o de otra, por la malvenida crisis.

El gobierno se ha visto obligado -tal, cual suena: que se lo pregunten a Merkel, Obama o al presidente francés- a tomar un rumbo económico y social totalmente diferente al que iba no sólo en su programa electoral, sino en su ideario de partido. Hay que reducir el déficit público, rebajar la deuda, reorientar las relaciones laborales, apoyando más la sostenibilidad de la empresa que los derechos laborales de los trabajadores, etc. Y falta, aún por hincar el diente a dos campos fundamentales: La reforma financiera y el saneamiento de las pensiones.

Desde mi limitado punto de vista, observo que sí, se están tomando medidas, pero pienso que unas veces no son las adecuadas y otras, casi siempre, no son suficientes. Y se están tomando, que éso es lo peor, unilateralmente, por parte del gobierno, sin haber logrado llegar a ningún tipo de pacto con ninguna de las fuerzas del arco parlamentario. Y al decir "sin haber logrado", que no se entienda que lo ha intentado y no lo ha logrado. No. No habido ningún intento serio ni por parte del gobierno ni por parte de los demás grupos parlamentarios.

Muchísimas voces cualificadas del mundo de la economía, política, sociología han clamado por un nuevo y gran pacto, al estilo de los recordados Pactos de la Monclóa. Pero nadie ha tenido la visión de estado suficiente, la generosidad política necesaria para firmar ese necesario pacto. Una pena, que los ciudadanos de a pie anotamos en el debe de toda la clase política. Por esto y por muchas deficiencias más se comprueba que la clase política es vista por los españoles como uno de los problemas o causas generadoras de la crisis, más que como la posible solución a ésta.

El gobierno no ha hecho bien los deberes y la oposición tampoco. Ha faltado generosidad y visión política de largo alcance a unos y otros. Y en esas siguen. En España tenemos que replantearnos, de una vez por todas, la esencia y el papel de los partidos políticos. Deben responder a lo que de ellos dice nuestro texto constitucional en su Título Preliminar. Por el contrario, dan la sensación de que su única función es ganar elecciones, no ser cauce para la participación política y la construcción de la Nación.

En la crisis, como digo, se van retratando unos y otros, todos aquellos que componen el escenario político, económico y social. Y no quiero terminar estas líneas sin dejar constancia de que los grupos sociales dirigentes, los sindicatos y la patronal, son los estamentos sociopolíticos cuyo retrato ha quedado peor parado. Uno tiene la sensación de que no sirven para nada. Empieza a cundir la idea, entre la ciudadanía, de que el mecanismo de sostén de unos y otros no debería ser los presupuestos del Estado; que deberían desaparecer las subvenciones hacia esos mal llamados "agentes sociales", pues, dada su inoperatividad y su inepcia, son una rémora más a la hora de reducir el déficit público. ¿Por qué no se sustentan de las cuotas de sus afiliados? ¿Por qué no se les "abandona" a la crucecita, a la "X", en una casilla de la declaración de la renta, como se hace con la Iglesia Católica y otros entes sociales? Estas y algunas más son las preguntas que ya se oyen entre los paganos de la crisis: los curritos.

Dejo, para otro día, la medida estrella del gobierno para reducir el déficit público: rebajar el sueldo a los funcionarios públicos y congelar las pensiones. Adelanto que la medida no es sino un canto de sirena, pensando que el paisanaje se va a calmar echándoles la carnaza de la rebaja funcionarial. Pura pantomima que, además, no incide, apenas, en el objetivo de reducción del déficit. Pero, ya digo: hablaremos más despacio.

De momento, sigamos sorteando la crisis, ayudando económicamente a los miembros de la familia a los que el paro les vaya arreando; atendiendo y cuidando a los mayores en casa sin ayuda alguna de las instituciones responsables; acudiendo a la tan maltratada Iglesia para que a través de sus comedores y roperos de Cáritas podamos ir minimizando los mordiscos de esta crisis, hoy ya admitida por todos, que ha devenido pura y dura recesión económica.

La economía hoy se ha globalizado, pero, sigue siendo un juguete muy frágil que corre peligro no en las manos de los trabajadores, sino por la desafinada batuta de nuestros dirigentes.